1965 y 1984, enseñanzas de los dos abril
Por Euri Cabral
En este mes se cumplen 60 años de la Revolución de abril y de la segunda intervención militar de los Estados Unidos a nuestra nación. Asimismo, se cumplen 41 de años de la llamada Poblada de 1984, un levantamiento popular ocurrido como respuesta a las duras consecuencias de la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), durante el gobierno del presidente Salvador Jorge Blanco.
La Revolución de abril es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimentos políticos de mayor importancia en nuestra nación durante el siglo XX. Se inició como una respuesta político-militar al golpe de Estado contra el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, que fue perpetrado en septiembre de 1963. La intención inicial era derrocar el gobierno de facto de Donald Reid Cabral, y restaurar al presidente Bosch en el poder. Luego se convirtió en una guerra civil entre los sectores militares y civiles que defendían, uno, el retorno a la constitucionalidad y de Bosch, y el otro, la continuidad del gobierno golpista e ilegal.
En principio, los militares constitucionalistas estaban dominando la escena. El día 27 de abril el embajador de Estados Unidos los llamó a una reunión, donde les conminó a rendirse. El Coronel Caamaño, que estaba presente, le dijo que él no se rendía, que él tenía dignidad y se dirigió al puente Duarte, tomó el control de las tropas constitucionalistas e hizo retroceder a las tropas militares del gobierno de facto. Al día siguiente, 28 de abril de 1965, cuando los sectores partidarios de Bosch estaban derrotando a los golpistas, se produjo la segunda intervención militar de Estados Unidos, y ante ese violación de las soberanía nacional, el proceso tomó un nuevo giro y se convirtió en una guerra patria.

A sesenta años de la Revolución de abril de 1965 son muchas las enseñanzas que pueden extraerse. La primera es entender el grave error que representa romper el orden institucional y las graves consecuencias que trae consigo. Abril de 1965 provocó miles de muertos y atrasó el curso de la historia dominicana. La segunda enseñanza es que ese momento histórico confirmó el valor, el coraje y la unidad del pueblo dominicano para exigir sus derechos, para defender el orden constitucional y para enfrentar , “con bravura de leyenda”, una segunda intervención militar del más poderoso ejército del mundo.
Una importante tercera enseñanza es que confirmó que los seres humanos pueden cambiar y asumir la defensa de lo correcto, sin importar cuál haya sido su pasado. Es el caso del Coronel Francisco Alberto Caamaño. Antes de 1965, Caamaño era comandante de los tenebrosos “cascos blancos”, un sector de la policía que enfrentaba y reprimía las protestas populares. Con el baño de pueblo que recibió en abril, Caamaño se transformó, asumió el sentido de la historia, fue el líder militar del proceso, se le nombró Presidente Constitucional de la República y asumió la digna condición de Héroe Nacional. Y una cuarta enseñanza, es que mostró la incapacidad de las fuerzas progresistas y de izquierda, para entender lo que fue la revolución de abril y cómo abordar sus consecuencias. Posterior a la guerra de abril, los sectores progresistas no pudieron, o no supieron, desarrollar una estrategia eficaz para readecuarse a las nuevas circunstancias y convertirse en una opción de poder.

El caso de la Poblada de abril de 1984, es también para reflexionar y extraer enseñanzas. Ese hecho fue una amplia manifestación del pueblo dominicano, que se desarrolló los días 23, 24 y 25 de abril, donde la población, el lunes después de Semana Santa, se lanzó a las calles a protestar en contra de los aumentos a los productos de primera necesidad, que había provocado la firma con el FMI realizada por el gobierno del presidente Jorge Blanco.
Ante esas protestas, el gobierno respondió con una violencia extrema. Los militares y policías que salieron a reprimir la población provocaron más de 150 muertos y miles de heridos. Ese hecho manchó para siempre la conducta democrática del PRD y sus dirigentes de ese momento, quienes, paradójicamente, habían jugado un papel patriótico en abril de 1965.
La enseñanza principal de la Poblada de abril de 1984, es que los gobiernos deben tener mucho cuidado al tomar medidas que afecten a la población y que los gobernantes nunca deben dejar atrás sus principios democráticos, sin importar la situación que se les presente. Actuar de manera incorrecta puede costar el poder. Esa mala actuación del PRD y Jorge Blanco en abril de 1984, fue la ruta que le abrió las puertas al retorno del doctor Balaguer en las elecciones de mayo de 1986 y su permanencia durante 10 años más. Partiendo de eso, los dos abril deben ser referencia para que nuestros líderes políticos sepan actuar con sentido de la historia.

Euri Cabral
Economista y Comunicador