3I/ATLAS: qué sabemos de este visitante interestelar y por qué no representa peligro para la Tierra
Miami, FL. 15 nov. – (Agencias) – El cometa conocido como 3I/ATLAS —también designado C/2025 N1 (ATLAS)— ha captado la atención de astrónomos y agencias espaciales por su origen fuera del sistema solar y su trayectoria poco común. A continuación, repasamos lo que se conoce hasta ahora sobre su ruta, lo que dicen agencias como NASA, el riesgo (o más bien la falta de él) para la Tierra, y qué alternativas se barajan para su seguimiento.
Origen y trayectoria
3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 mediante el sistema de vigilancia ATLAS (Asteroid Terrestrial‑impact Last Alert System) en Chile.
La designación “3I” indica que es el tercer objeto interestelar confirmado que atraviesa el sistema solar (después de ʻOumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019).
Su órbita es hiperbólica, lo que implica que no está ligado al Sol para regresar periódicamente; más bien, pasó por nuestro vecindario y se alejará de nuevo al espacio interestelar.
Según los datos más recientes, 3I/ATLAS alcanzó su perihelio (la aproximación más cercana al Sol) el 29 de octubre de 2025, a una distancia de aproximadamente 1.4 UA (alrededor de 210 millones de km) del Sol.
En cuanto a su punto más cercano a la Tierra, los cálculos sitúan ese acercamiento en torno a 1.8 UA (≈ 270 millones de km) el 19 de diciembre de 2025, de modo que realmente estará muy lejos de nuestro planeta.
¿Peligro de impacto?

Las agencias dejan claro que no representa ningún peligro para la Tierra. El propio sitio de la NASA sobre cometas indica que “poses no threat to Earth” en lo que respecta a este objeto.
La distancia de 1.8 UA para el acercamiento más próximo es suficiente para descartarlo como amenaza. Además, aunque será observado con telescopios, no se espera que se convierta en un objeto visible a simple vista ni que tenga efectos sobre nuestro planeta.
¿Cuándo se aproxima y cuánto tiempo estará visible?
El cometa estuvo ganando atención mientras se acercaba al Sol y fue objeto de observaciones durante 2025. Sin embargo, por su distancia y su brillo limitado, no alcanzó el tipo de visibilidad espectacular que algunos cometas ofrecen. Por ejemplo, según Wikipedia, su magnitud aparente se estimaba en torno a 9.8 y se encontraba en una ubicación menos favorable para simple observación visual.
Por tanto, aunque técnicamente se “aproxima” en el contexto de su trayecto interestelar, para los observadores terrestres el evento no implica una fecha de impacto ni una amenaza de gran cercanía.
Las alternativas de seguimiento de la NASA

La NASA, junto a otros centros de investigación, está enfocada en monitorizar este tipo de objetos por su valor científico más que por su potencial de daño. En particular, los cometas interestelares ofrecen pistas sobre otros sistemas estelares y la materia que circula entre las estrellas.
Por ejemplo, el análisis de 3I/ATLAS ha apuntado a una composición rica en CO2 y estructuras que podrían haber sido procesadas por rayos cósmicos galácticos, lo que abre un nuevo campo de estudio para la evolución de cuerpos interestelares.
Aunque misiones específicas para interceptar 3I/ATLAS no están previstas —por su trayectoria rápida y su pasada cercana al Sol—, los datos recopilados mediante telescopios terrestres y espaciales constituyen ya un gran logro para la defensa planetaria y la ciencia.
La NASA y sus socios usan esta oportunidad para afinar los sistemas de seguimiento, mejorar modelos de órbita de objetos no gravitacionales, y prepararse para objetos futuros que sí puedan suponer amenaza real.
El cometa 3I/ATLAS es un visitante raro y distante, que atraviesa el sistema solar sin intención de quedarse ni de representar un riesgo para nosotros. Su valor reside en la investigación astronómica, en comprender cuerpos que vienen de fuera de nuestra estrella. Mientras tanto, podemos disfrutar del avance de la ciencia sin temor a amenazas inmediatas.

