53 años después del fatídico final de Los Palmeros: ejemplos de valor en la lucha revolucionaria

Por Manuel Jiménez V

Las décadas de los años sesenta y setenta marcaron un período de intensas luchas revolucionarias en América Latina, donde miles de jóvenes, movidos por ideales de cambio, sacrificaron sus vidas enfrentándose a regímenes represivos y negadores de las libertades públicas. En República Dominicana, el contexto no fue diferente, siendo escenario de episodios heroicos y trágicos como el protagonizado por Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Cerón Polanco, conocidos como Los Palmeros.

Hoy, 53 años después de su caída en combate el 12 de enero de 1972, recordamos el sacrificio de estos jóvenes que enfrentaron con gallardía a un contingente militar de más de 2,500 hombres en el kilómetro 14 de la autopista Las Américas.

El auge de las ideologías revolucionarias en este período fue impulsado por la Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Mientras la URSS promovía cambios revolucionarios, EE. UU. apoyaba a regímenes dictatoriales en la región. El triunfo de la Revolución Cubana en 1959, liderada por Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara, inspiró a movimientos guerrilleros en toda América Latina, incluido el Caribe.

En República Dominicana, las luchas revolucionarias comenzaron con el desembarco de Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1959, seguido por la guerrilla liderada por Manuel Aurelio Tavárez Justo en 1963 y la Revolución de Abril de 1965. Estos episodios, marcados por la represión y el sacrificio, culminaron en el periodo de los 12 años de Joaquín Balaguer, caracterizado por un fuerte control militar y persecución a los disidentes.

Los Palmeros formaban parte del movimiento revolucionario inspirado por Francisco Alberto Caamaño Deñó. Amaury Germán Aristy, el líder, apenas tenía 20 años cuando fue elegido vicepresidente de la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en 1967. Al momento de su muerte, contaba con solo 24 años. Sus compañeros, Virgilio Perdomo Pérez (28 años), Bienvenido Leal Prandy (32 años) y Ulises Cerón Polanco (33 años), también murieron en la flor de su juventud, enfrentándose al régimen en una batalla desigual.

El enfrentamiento tuvo lugar en una casa ubicada en el kilómetro 14 ½ de la autopista Las Américas, donde Los Palmeros resistieron durante horas un ataque masivo que incluyó armas de alto calibre, helicópteros y tanques. A pesar de la superioridad numérica y bélica del enemigo, los jóvenes lucharon con valentía, dejando un saldo de bajas militares antes de ser abatidos.

“Fue una batalla desigual, pero llena de heroísmo”, recuerda Elsa Peña Nadal, viuda del dirigente revolucionario Homero Hernández, quien siguió con angustia los últimos momentos de estos jóvenes.

La historia de Los Palmeros sigue siendo un ejemplo de valor y sacrificio en la lucha por la libertad y la justicia. Su memoria es honrada cada año en el monumento erigido en su honor en el kilómetro 14 de la autopista Las Américas. Este espacio simboliza no solo su lucha, sino también el anhelo de un pueblo por un futuro más justo e igualitario.

Hoy, 53 años después, recordamos a estos jóvenes como figuras emblemáticas de una generación que soñó con un cambio y no dudó en dar su vida por sus ideales.

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