90 millas: homenaje a quienes desafían el mar en busca de libertad
El miedo, la angustia y la agonía; pero también la valentía, los anhelos y la esperanza de quienes se embarcan en una peligrosa travesía marítima en busca de libertad, son los temas de la exposición 90 millas, que presentará la fotógrafa dominicana Mari Carmen Orizondo en la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
La muestra, compuesta por 22 fotografías en color, será inaugurada este martes 13 de febrero, a las siete de la noche, en el Centro de la Imagen, en la calle Arzobispo Meriño No. 464, esquina Vicente Celestino Duarte. Permanecerá abierta al público hasta el próximo sábado 30 de marzo.
Orizondo rinde homenaje “a la valentía de aquellas personas que no se conforman, que no aceptan vivir sin libertad”, por lo que desafían ese brazo de mar entre el norte de la isla de Cuba y Cayo Hueso, en la punta más meridional de los Cayos de Florida, en Estados Unidos.
“Esas 90 millas de mar han sido, durante muchos años, una autopista hacia la libertad; pero también el cementerio de miles de personas”, reflexiona la artista, quien refiere que el título de la exposición fue sugerido por su curador, el crítico de arte Carlos Acero Ruiz.
Con sus fotografías, Orizondo llama la atención sobre el coraje de las personas que, frente a la pérdida de libertad, la posibilidad de años de cárcel y la conculcación de todos sus derechos y esperanzas, deciden atravesar la inmensidad y la bravura del estrecho de Florida.
“El peligro de escapar siempre es sufriente”, afirma, “pero la incertidumbre aumenta esta terrible desgracia: la esperanza de llegar al destino se convierte en angustia cuando nos enfrentamos a las circunstancias incontrolables del futuro. La duda sobre lo que nos espera al cruzar esas 90 millas es la peor de todas las aflicciones posibles, hasta que la realidad de llegar demuestre lo contrario”.
La fotógrafa dominicana aborda también el desarraigo que crece con los años en los refugiados en suelo extranjero, quienes atesoran los escasos objetos personales que los acompañaron durante el viaje, anclas físicas a la vida que dejaban atrás.
La exposición 90 millas consta de 17 obras en formato de 16 por 24 pulgadas impresas en papel Hemp; así como de cinco fotografías de 72 por 24 pulgadas, reproducidas en papel de arroz. En varias vitrinas serán expuestos una caja de cartón y las pertenencias de una de las personas que han realizado la peligrosa travesía.
Acero Ruiz considera la muestra como una original puesta en escena que utiliza la hibridación de medios, alternando imágenes que se complementan con vestimentas y objetos personales utilizados durante el riesgoso viaje.
Añade que el mar, en grandes formatos verticales, funciona como pausas y silencios necesarios en el conjunto y que Orizondo se guía de sus instintos para construirlos, conjugando la poética del fragmento, el enfoque selectivo y lo evanescente, en un juego sensual de texturas, entre luces y sombras, a partir de prendas.
El curador y crítico de arte sostiene que la artista utiliza una narrativa distinta, al recurrir a la metáfora y a la economía de medios para lograr un clímax expresivo: “Es partidaria de una copia pura, sin mayores artificios”, que se traduce “en una factura inmaculada en sus imágenes”.
La artista
Mari Carmen Orizondo es bióloga y educadora con estudios de licenciatura y postgrado en Barry University, de Miami, Florida. Ha realizado estudios de fotografía y artes visuales en Santo Domingo, Altos de Chavón, Miami y Ciudad de México.
Como fotógrafa, resultó ganadora de la 29 Bienal de Artes Visuales de Santo Domingo, con su portafolio “Un Mar sin Ribera”, presentándose también en la 28 y la 30 Bienal de Artes Visuales. Igualmente, ha expuesto en Photoimagen 2014, 2016, 2018, 2020 y 2022.
Con su portafolio “Relatos”, participó en la exposición “Of the Americas”, en la galería Zoellner de la Universidad de Lehigh, en Pensilvania, el cual es parte de la colección para la enseñanza en dicho centro educativo.
Sus portafolios “Traverse” y “Magic of el Monte” fueron expuestos en Art Media Gallery, en la ciudad de Miami. Asimismo, con sus portafolios “Huele a Mar” y “Amor en Puntadas”, participó en el Salón Bienal de Santo Domingo.
La artista utiliza las imágenes como recurso discursivo y dialogante: “La fotografía me permite construir una narrativa poética para conectar historias personales con el ayer, el hoy y el mañana. Tiene la capacidad de captar ese momento, esa expresión, ese sentimiento. Esa es la magia que me cautiva del arte fotográfico”.
“Me interesa”, concluye, “la experiencia humana en la que los acontecimientos personales se ven envueltos en riesgos, duelos, deseos, expectativas, olvidos, recuerdos y muchos otros sentimientos asociados al anhelo de libertad”.