Son muchos los Rochi y “demente” en RD
Soraya Castillo
El alboroto que ha causado en los medios de comunicación la situación legal que envuelve actualmente al cantante de música urbana Aderly Ramírez Oviedo, más conocido como Rochi RD, deja de lado aspectos importantes que hoy quiero retomar sobre ese penoso asunto.
Y digo penoso, porque en el mismo hay un lado humano y social que pasa totalmente desapercibido ante la inmediatez que enmarca la cotidianidad de los medios masivos de comunicación hoy día.
Nos enteramos que la niña, de quien se dice fue violada por Rochi RD, tiene su padre en la cárcel desde que ella nació, y que el único contacto con su progenitor es cuando lo visita en prisión.
Es decir, la menor creció sin el amparo y orientación de la figura paterna, tan fundamental y determinante en el desarrollo integral de las personas. Pero esto fue muy poco resaltado en los medios, porque la algarabía se concentra en saber la parte morbosa del hecho imputable a Rochi RD.
En el otro extremo, pero en este mismo contexto, está la jovencita Steicy Peña, conocida en el mundo artístico como La Demente 1212. Esta muchacha, es bastante joven y se le acusa de ser la que supuestamente le gestionaba y llevaba otras adolescentes para el disfrute sexual de RochiRD.
Estamos, pues, ante un drama que, aunque solo algunos casos logran trascender, es el pan nuestro de cada día en los barrios marginados de toda la geografía nacional.
Debemos mirar este tema como una coyuntura especial para ir más allá del espectáculo mediático del que estamos siendo testigos. La desigualdad social, la falta de oportunidades, la desintegración familiar, la poca y deficiente inversión en educación y la exclusión socioeconómica de un segmento significativo de la población dominicana, siguen siendo responsables de este desbarajuste que se expresa de múltiples formas, especialmente en nuestra juventud.
Lo que vemos con Rochi RD y la Demente es solo la expresión de un problema mucho más agudo, que crece con el paso de los días y que solo abordamos cuando los casos trascienden al ámbito público. Lamentable, pero esa es nuestra penosa y preocupante realidad. No podemos quedarnos de brazos cruzados. En muchos casos, son estos personajes los que se convierten en referente para los jóvenes y hasta llegan a idealizarlos y a imitar conductas.
Acompañemos a nuestros hijos en su proceso de desarrollo dedicando tiempo, orientación oportuna, valores, estabilidad, afecto y amor, antes de sea demasiado tarde y lo único que nos quede sea ir a llorar, como el pueblo judío ante la destrucción de su espacio sagrado, al muro de las lamentaciones.