Mi lectura sobre la marcha patriótica

Por JOSÉ LINO MARTÍNEZ REYES 

De entrada quiero expresar que me gustó la iniciativa de congregar miles de dominicanos en torno a la consigna de defensa de nuestra soberanía. Y por demás está expresar que de cuerpo y alma apoyo cualquier congregación, medida o salida que se le pueda buscar como solución al gran conflicto fronterizo, el cual nunca como ahora, como lucha histórica, se había tornado tan evidente la fusión silenciosamente trazada, cuestión que ni con la invasión de Boyer 1822-1844 se logró.

Y me perdonan los manifestantes que al tiempo de apoyarlos y valorar su iniciativa, a través de lo que se aprecia en fotos y videos, su marcha, semióticamente -ciencia que estudia los símbolos- nos muestra palpablemente cómo anda la garra del dominicano para defender su territorio, cuestión que me atrevo a decir que si quedan garras deberán estar cortadas y posiblemente pintadas cosmetológicamente y bien cuidadas. Quiero que este postulado no se nos mal interprete. Por lo tanto, debo expresar que no es casual ni culpa de los organizadores, más bien pudiera ser el reflejo de un estado de confort del tejido social, político y del propio gobierno, que quizás no sepamos, que hemos sido vacunados o por lo menos capturados, por los efectos de lo que nos habla Noam Chomsky cuando acuña el concepto ¨armas silenciosas para guerras tranquilas¨, la cual encierra un sublime recurso de manipulación dirigida por organismos y grupos de intereses económicos, orientados a que los conglomerados vayan poco a poco botando presión sobre puntos sensitivos que representan y constituyen banderas de luchas, que son los llamados nudos de nucleación social por los cuales los pueblos se revelan en contra de amenazas a dichos códigos y valores, en este caso, el patriótico, y por lo tanto, la desculturización y las mutaciones en la pérdida de apego a la patria, de paso se ha ido llevando el sentido patriótico y, vuelvo y digo, la marcha fue un espejo de dos caras. Una que nos revela, si no, un reducto de patriotismo -porque hay un gran porcentaje de dominicanos que le dieron banda a eso- y el otro retrata la falta de sinergia y entusiasmo que por lo general se desbordan en las manifestaciones y mucho más, en los casos de la grave problemática como es la lucha por la amenaza de la patria.

Yo, por lo menos, aunque digo que es loable, sin embargo soy de opinión que el efecto de resocialización sociocultural del dominicano es tan grave que podría dar luz a pensar que se ha ido aposentando la resignación y, por efecto, ya a la gran mayoría, por lo menos del segmento juvenil y esa masa de trabajadores sin credos, nada le importa que al país venga quien venga, cójalo quien lo coja, y peor, les importa un bledo, siempre que ellos tengan los suyo. Y es menester plantear que al Estado se le ha ido de las manos el control social, ya nada es nada, la cultura está absolutamente aberrada, no hay códigos, mucho menos patriotismo, etc, y digo, que aunque hubiese querido que fuese más contundente, paso a entender que para todo el desinterés patriótico en que vivimos, no pudo ser más contundente. Y lo explico, es que los patriotas han sido dormidos en el confort de la manipulación colectiva y social, han sido absorbidos discretamente por esas armas silenciosas que dice Noam Chomsky. Ahora, y debo decirlo, esa marcha, ojala que no nos sirva para enseñarle fotos a las futuras generaciones, ¡miren, a eso era que le llamaban patria dominicana.

Por lo tanto, cabe decir, dicha marcha también pudiera ser una buena radiografía de que la consigna de salvar la patria ha sido asumida por  un  nuevo esquema de la realidad de que ella -la patria-, es un pedazo de tierra con gente que ya no tiene que ver con el orgullo nacional- ojo pela´o con eso-, y volviendo a la marcha, dicha manifestación pudo haber servido para marcar un posible comienzo de reacción social y de advertir que la situación se le salió de la mano al Estado Dominicano. Y lo mucho, hasta Dios lo ve-como dice el dicho-

También puede encerrar que es una primera manifestación de tantas que harían falta- y no basta rezar cabe repetir-. En consecuencia, nunca, pero nunca, en lo que he visto en la historia política dominicana, había sido testigo de una manifestación por la patria propiamente dicho, esta marcha, a pesar de su palidez y  confortabilidad,  con algunas pasarelas de buenas presencia de buenos sombreros, Chacavana, Jeans, baja pasión, fotos acotejadas para el lente, y hasta con procura de quedar grabado para la historia, ojala, con todo lo planteado, desde mi óptica, esta marcha pueda significar la primera expresión, de tantas pendientes, de elevar la voz de alarma con miras a frenar la haitianizacion de la República Dominicana, y de forma concluyente, estuvo súper bien. Pero pudo haber sido más concurrida, y aunque no hicimos una medición técnica exacta de los concurrentes, pero, una foto habla más que mil palabras-según lo dicho-, ella-la fotografía-, ilustra una congregación de asistentes estimado, en unos 40 o 50 mil concurrentes, cuestión que, a juzgar por la causa, debió volcarse el pueblo hacia su apoyo.

De forma concluyente, a pesar de todo, me preocupa el bajo entusiasmo de los manifestantes, ya que la tipología de una marcha de esta naturaleza, implica sudor, pasión, vítores, consignas y sobretodo, advertencia, contundencia, la cual a mi juicio, estos elementos propios de una manifestación patriótica, para mí, estuvieron ausentes.

De todo lo dicho debo manifestar que admito que eso me preocupa, cuestión que sostengo por medio a mi aritmética política, lo cual se desprende del siguiente cálculo, digamos que de unos 8 millones de dominicanos que oscila el padrón de votantes en el país, ¨distribuidos en unos 27 partidos que conforman el sistema de partidos, según mis cálculos, concurrió un 0.005%, es decir una cantidad que no alcanza para que un solo de todos los partidos mantenga el umbral de su personería electoral. Cosa que nos permite desde la óptica de la Sociología de las masas, precisar algunas posibles lecturas, entre las que listamos las siguientes:

1) La pasión patriótica de pueblo dominicano está de capa caída. O faltó liderazgo que levantara esa pasión. O podría eso connotar que al pueblo le importa un bledo que se funda, que se hunda, la isla.

2) Se colige que los partidos políticos tienen que reorientar su accionar para proteger la patria.

3) Que el sentimiento Duartiano ya solo es una quimera o una figura de discursos políticos, y solo se queda en fachada.

4) Se podría inferir que el Instituto Duartiano, como entidad promotora de la marcha, no goza de capacidad de convocatoria, inferencia que tiene su soporte en el hecho de que dicha institución, a lo largo de su historia, ha asumido un rol de intelectuales que sólo se ha encargado de celebrar la independencia como simple efemérides. Y quiero decir, por lo que me adelanto a pedir perdón si herimos sensibilidades, a juzgar por la simetría de la foto, luce que estamos ante una imagen donde estuvo ausente el sudor, el olor a pueblo, mismo que se quedó en la gatera, posiblemente, disfrutando su indiferencia y en posibles colmadones, en ese sentido, y es inferencia, poco nos importa la patria. Y eso connota que no hubo expresión de una masa enardecida. O sea, repito, faltó consigna, vítores, pasión  y conexión que despertara la modorra patriótica. Quizás, faltaría el gripo de  la carga al machete de Luperón.

¡Hacia la marcha por la patria!

Publicado originalmente en Acento

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