Delirios monárquicos en la isla
Miguel Reyes Sánchez
En la Isla de Santo Domingo hemos tenido algunas experiencias monárquicas, en especial en el territorio haitiano, pero también ciertos asomos de pretensiones reales de este lado
En esta isla todo es posible. La megalomanía de algunos gobernantes se ha hecho manifiesto en sus maneras de conducir el Estado, llegando algunos a creerse eternos.
En la isla hemos tenido emperadores, un rey y atisbos de aspiraciones monárquicas en este lado de la isla.
La primera experiencia monárquica fue la de Jean Jacques Dessalines, quien el 1 de enero de 1804 declaró la independencia de la República de Haití y no bien habían pasado unos meses se proclamó su emperador el 22 de septiembre de 1804, con el nombre de Jacobo I.
La coronación se realizó el 8 de octubre de 1804, con la rigurosidad protocolar de las ceremonias de este tipo, meses antes de la de Napoleón en Francia, la cual se efectuó el 2 de diciembre de 1804. haciéndose coronar por el Papa en la Catedral de Notre Dame
La segunda experiencia fue aún más interesante, cuando Henri Christophe, un esclavo que fue liberado y participó activamente en la lucha independentista haitiana, de buenas a primeras se autoproclamó rey de Haití con el nombre de Enrique I, el 28 de marzo de 1811, cambiando el nombre de la República del Norte por Reino de Haití
Creó su propia moneda con su efigie coronada de olivo al estilo César, llamó la capital de su reino Cabo Enrique y mandó a erigir seis castillos, ocho palacios y la Ciudadela Laferrière.
Enrique I no tardó en crear toda una corte de nobles para la que nombró a cuatro príncipes, ocho duques, 14 caballeros, 22 condes, 37 barones y se autonombró Soberano Gran Maestre (y fundador) de la Real y Militar Orden de San Enrique.
El rey Enrique vivía en el palacio con su esposa, la reina María Luisa de Haití, y sus tres hijos, el príncipe Víctor Enrique y las princesas Atenea y Amatista Christophe.
El tercero con delirios imperiales fue Faustino Soulouque quien en 1849 se proclamó como emperador de Haití y se hizo llamar Faustino I.
Faustino I tuvo una lujosa corte y creó una nobleza haitiana. En diciembre de 1849 contrajo nupcias con Adélina Léveque y tuvo una hija, la Princesa Oliva. El 18 de abril de 1852 junto a Adelina, fue coronado con gran pompa por el vicario de Port-au-Prince
Desde luego, los dominicanos que somos más de las dos terceras partes de la isla, no podíamos quedarnos atrás con las parafernalias imperiales, al momento de la anexión a España, la reina Isabel I de España concedió el 28 de marzo de 1862 el título de marqués de las Carreras a Pedro Santana.
Los dictadores Ulises Hereaux y Rafael Leónidas Trujillo utilizaban ostentosos atuendos propios de monarquías europeas, en este calore tropical, incluso el uso del bicornio fue un sombrero que utilizaron ambos en muchas ocasiones.
Cuando se realizó la coronación de la fenecida Isabel II, en marzo de 1953, en la delegación dominicana, investida del rango de embajadora, se designó a la niña de 14 años Angelita Trujillo, la hija menor de Trujillo.
Dos años después, casi calcando la ceremonia inglesa, el 20 de diciembre de 1955 se hizo la coronación de Angelita Trujillo como Angelita I, reina de la feria de la paz y confraternidad del mundo libre. Cosas veredes mi querido Sancho.
Publicado originalmente en Listín Diario