«Stooping» o recoger muebles de la calle, la nueva moda en Nueva York (Video)

Nueva York, 25 sep (EFE).- Un escritorio en el sur de Manhattan, una mesa de billar, un ahumador eléctrico para carne en Brooklyn y hasta una moto de agua en El Bronx: los objetos que la gente deja en las calles de Nueva York son de lo más diverso, y su recolección y reciclaje tiene ahora un nombre: «stooping», que viene de «stoop» (agacharse).

A una pareja de neoyorquinos que prefiere mantenerse en el anonimato se le ocurrió crear una cuenta de Instagram llamada Stooping NYC que tuvo un éxito inesperado: medio millón de seguidores, una treintena de cuentas imitadoras y un verbo que ha pasado a significar otra cosa: recuperar objetos de la calle.

Su mensaje es simple: «¡La basura de una persona es el tesoro de otra! ¿tienes o ves algo para lo que valga la pena agacharse? ¡Envíanos una foto y ubicación por mensaje privado!», se lee en la biografía de esta cuenta.

«Somos el rey y la reina anónimos de stooping», bromea a Efe uno de los creadores y explica que prefieren quedarse en la sombra para que sea la comunidad del «stoopint» la que tenga el «protagonismo».

NUEVA YORK, CIUDAD EN TRÁNSITO

El éxito de esta iniciativa que postea, tanto en su muro como en sus historias, muebles, plantas y hasta mascotas que han sido abandonadas en las aceras, es porque Nueva York se trata de una «ciudad en tránsito».

«No solo la gente se muda a o de Nueva York, sino que la gente se muda de apartamento todo el tiempo y constantemente se deshace de cosas que no encajan en su nuevo espacio», anota el instagramer.

Además, el creador de esta cuenta indica que cuando la gente se muda a Nueva York, una de las ciudades más caras en las que vivir, no suele disponer de mucho presupuesto para amueblar sus primeros apartamentos.

«Las personas no solo se alegran de obtener un mueble con una historia interesante que contar y gratis, sino que también la persona que lo puso en la calle también está súper feliz», indica.

Es el caso de un vecino del barrio neoyorquino del Upper West Side, que estaba publicitando un cambiador de bebé del que se quería deshacer. Otro usuario recuerda que usó otro cambiador igual a modo de cómoda, en otro ejercicio de «stooping».

LA OBSESIÓN POR LA GRAN MANZANA

El curador de la cuenta indica que más del 50 % de sus seguidores no viven en Nueva York.

«Eso se debe a que Nueva York tiene mucha personalidad. La gente ve nuestra cuenta como una ventana para ver cómo vive la gente de aquí. Recibimos muchos mensajes en español o mensajes que dicen cosas como: Voy en camino desde Italia», apunta el hombre.

Y es que en esta cuenta no solo se comparten los muebles sino también los «Stooping success» o éxitos que muchas veces son divertidos videos de neoyorquinos transportando sofás en el metro. (https://www.instagram.com/reel/Ce2JhUNlmWz/?igshid=YmMyMTA2M2Y=)

TRASH WALKS O CAMINATAS DE BASURA

Anna Sacks ha ido un paso más allá, y su propósito es dar una segunda vida a los objetos que la gente tira a su basura.

Al igual que el caso anterior, utiliza sus redes sociales (The trash walker) para compartir lo que encuentra en sus particulares caminatas (https://www.instagram.com/reel/ChaNupQjQKE/?igshid=YmMyMTA2M2Y=)

Tras un par de horas revisando las basuras de Upper West Side, en el carrito de Sacks hay un set de legos que irá a su sobrino, un conjunto de mantas, un juego de contenedores transparentes, libros sobre el compostaje y un montón de pastelitos que se hicieron ese mismo día en una pastelería y que aún tienen la etiqueta de 12 dólares en el reverso.

Sacks señala que por el constante movimiento de la ciudad es común que la gente termine tirando lo que ya no necesita, ya sea por una mudanza o porque su vida cambió.

«No tiene por qué ser así. Animo a las personas a unirse a un grupo local de «Buy Nothing» (no compres nada) en Facebook y que publique algo así como: Oye, me mudo, ven entre estas horas y agarra lo que quieras», anota, y cuenta que muchas de las cosas que ella encuentra las termina también compartiendo en ese tipo de grupos.

Sarah Yáñez-Richards

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