Ramón Emilio Candelario dedica el Colón de mejor actor al pueblo haitiano
Huelva (España), 18 nov (EFE).- El actor dominicano Ramón Emilio Candelario, Colón de Plata a la mejor interpretación en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (España), consideró este viernes “todo un honor” recibirlo por su papel en ‘Perejil’, y lo dedicó al pueblo haitiano y a su compañera de reparto, Cyndie Lundy.
Los dos dan vida a un matrimonio que intenta sobrevivir en la conocida como “la matanza de Perejil”, en la que miles de haitianos fueron asesinados en la frontera de su país con República Dominicana en octubre de 1937.
En declaraciones a EFE, Candelario dijo que todo su país “debe estar disfrutando este premio” y destacó que ahora se pueden hacer producciones como la que protagoniza gracias a la ley dominicana del cine aprobada en 2010. “Nos ha hecho crecer mucho”, apostilló.
Agradeció “el amor del pueblo de Huelva” hacia su película, en el “festival favorito» de los que ha visitado.
Consideró su película muy necesaria “para contar este tipo de historias y que no estemos condenados a repetirla”, aunque “cuando el mundo se deja guiar por estupideces nos pasan estas cosas”.
Ramón Emilio Candelario aprovechó para invitar a quien lo necesite a rodar cine en su país, donde hay “localizaciones bellísimas». Y «esperamos devolver todo el amor que hemos recibido aquí”, añadió.
El jurado, presidido por la productora dominicana Desiree Reyes, la actriz española María Esteve y el periodista chileno Sergio Correa, destacó que su interpretación “impacta, conmueve y convierte en inolvidable todo el dolor de una tragedia histórica”.
La película se ha llevado dos premios más en Huelva: el del Instituto de Enseñanza Pablo Neruda al mejor largometraje de la sección oficial “por las actuaciones de ambos protagonistas, la fotografía, tratamiento de la película, dirección, guión, mensaje e innovación”; y el de Casa de Iberoamérica, que concede la Federación de Asociaciones Iberoamericanas de Huelva a la mejor película.
La cinta, dirigida por José María Cabral, sitúa al espectador en 1937, cerca de la frontera entre República Dominicana y Haití, donde una joven haitiana llamada Marie espera su primer hijo con Frank; a pesar de las crecientes tensiones raciales en la zona, viven una vida pacífica mientras se preparan para la llegada del bebé.
Una noche, unos gritos distantes la despiertan y Frank sale corriendo a investigar, sin saber que se ha ordenado la ejecución inmediata de todos los haitianos en suelo dominicano, en una historia basada en hechos reales que nunca fueron investigados y por los que las familias de las víctimas no fueron indemnizadas. EFE