Agosto, calor y sacrificio

Carmen Imbert Brugal

Comienza agosto con altas temperaturas y la marcha electoral indetenible. Falta poco para que el presidente proclame su disposición de sacrificarse, otra vez, por la patria. El mandatario que quiere ser recordado como “reformador”, fundador de una patria nueva, ha preferido crear la expectativa a la usanza de la “vieja política” que pretende transformar. Es un remedo de “Balaguer no va, su pueblo lo lleva” sin necesidad de modificar la Constitución porque el artículo 124 permite optar por un segundo período consecutivo.

A partir de su proclamación como candidato, cualquier acto que realice será interpretado como proselitista, pero sin consecuencias, porque el jefe de gobierno disfruta de un respaldo mediático inédito. Obra de birlibirloque o de su encanto, pero así es. Altisonantes resultaron las primeras críticas a su gestión, de inmediato rebatidas por columnistas, opinantes y por el ejército de las redes que pelea con armas letales, consciente de su impunidad. Sin embargo, el fragor electoral convierte en costumbre la embestida y por eso el presidente anunció que por cada mentira que diga la oposición responderá con tres verdades.

Nada que haga el mandatario estará al margen del deseo de consolidar su preferencia en el electorado, desde el corte de cinta hasta los “cariñitos” que salen de un mágico sombrero con fondos suficientes para regalos. El primer bono de este año fue “Un cariñito para mamá” consistió en la entrega de 1, 500 pesos para madres con hogares “en condición de vulnerabilidad “. Ahora y con el exordio, como siempre, de “por primera vez en la historia” el presidente anunció “el bono escolar”. Dijo: “el gobierno te va a dar mil pesos por cada niño que vaya a la escuela para que puedas comprar esas herramientas, utensilios que son necesarios para que nuestros niñas y niños empiecen el año escolar de la mejor manera”. Para muchos fue sorprendente el regalo, empero, el silencio encubrió el asombro. Alguien se atrevió a convertir el bono en un combo de campaña.

Después del inicio del año escolar con sus precariedades y pendientes judiciales, “el cariñito” quedará en el olvido y la campaña electoral ocupará espacio y tiempo con escasas novedades. Volvió al ruedo el deseo de realizar debates electorales, propuesta sempiterna de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios -ANJE-. Temporada electoral tras temporada, generación tras generación, su dirección se encarga de ratificar la importancia del careo. En esta ocasión, la propuesta está respaldada por el resultado de una encuesta “telefónica y on line”. Además de registrar las demandas del “votante joven”, el 71.2% de los consultados-1333 jóvenes de 18 a 35 años- “considera necesario realizar debates electorales para conocer cuáles son los planes de los aspirantes a cargos electivos”. El interés está concentrado en los debates, no en los programas de gobierno. Es importante destacar que los requisitos para ser presidente de la República son mínimos. La obligatoriedad del debate no está establecida en ninguna ley, aunque en época de legiferar y de institucionalidad a la medida, todo es posible. Así comienza agosto, con calor, esperando el sacrificio.

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