Muerte de un bebé por inhalación de Fentanilo en guardería alarma Nueva York

 Nueva York, 19 de septiembre – El fentanilo, un opioide sintético devastador que supera en potencia a la heroína de manera significativa, ha estado causando estragos en las calles de la Ciudad de Nueva York. La creciente mortalidad por sobredosis y la rápida propagación de esta droga en los vecindarios más vulnerables ya eran preocupantes.

Sin embargo, una tragedia reciente ha revelado que incluso los niños inocentes pueden convertirse en víctimas mortales por la inhalación de esta sustancia letal, simplemente por encontrarse en el lugar equivocado.

El viernes pasado, un trágico incidente en la guardería Divino Niño del Bronx ha conmovido a toda la ciudad. Nicholas Feliz Dominici, un bebé de tan solo 16 meses, murió, según informes iniciales, a causa de una sobredosis de fentanilo. Otros tres niños que se encontraban en la guardería también fueron hospitalizados debido a la inhalación de esta peligrosa sustancia. Afortunadamente, se informa que se encuentran en estado estable.

Esta pesadilla comenzó el viernes a las 2:43 de la tarde cuando se recibió una llamada de emergencia al 911. La llamada alertaba sobre tres niños inconscientes que no respondían en el 2707 de la Avenida Morris en El Bronx. Los tres niños, dos varones y una niña de ocho meses, requerían atención médica urgente. Nicholas Feliz Dominici, el pequeño de 16 meses, no logró sobrevivir.

Este incidente ha conmocionado profundamente a la ciudad y ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de abordar el problema del fentanilo y las drogas peligrosas en general.

La asambleísta dominicana Yudelka Tapia, quien representa precisamente al condado del Bronx, ya había estado advirtiendo sobre el creciente consumo y distribución de opioides ilegales en esta área. En un mes pasado, hizo referencia a esta situación como una «bestia de 100 cabezas», señalando la gravedad del problema. Esta tragedia ha fortalecido su llamado a educar aún más a las comunidades sobre la presencia de estas sustancias mortales en lugares inesperados.

Tapia es la promotora de un anteproyecto de ley que busca prohibir en Nueva York la comercialización de la xilazina, una anestesia de uso veterinario de venta libre que, cuando se combina con fentanilo u heroína, se convierte en una peligrosa mezcla conocida como ‘Tranq’ o droga ‘zombie’. Ella sostiene que la muerte de Nicholas Feliz Dominici, este «ángel inocente», debe servir como un llamado a la acción para tomar medidas más enérgicas en la lucha contra estas drogas mortales.

A pesar de los esfuerzos en curso para abordar la crisis de opioides, Tapia enfatiza que una sola ley o la prohibición de un producto no serán suficientes para detener esta emergencia de salud pública. Ella aboga por una mayor inversión en educación sobre los peligros de estas sustancias, especialmente en las comunidades más afectadas.

Este año, Nueva York recibirá más de $2,000 millones a través de acuerdos de conciliación con fabricantes de opioides, que se utilizarán en programas de prevención, tratamiento, recuperación y educación para hacer frente a la epidemia de opioides. Sin embargo, la naturaleza insidiosa y peligrosa del fentanilo, que puede mezclarse con otras drogas sin ser detectado por los consumidores, plantea desafíos significativos para las autoridades y la comunidad en general.

La madre naturaleza del fentanilo, su acción rápida y su capacidad para mezclarse con otras drogas sin ser detectado por los consumidores, ha llevado a la propagación de esta droga en las calles de Nueva York. Mientras que el fentanilo farmacéutico se receta para el dolor intenso y el cuidado al final de la vida, el fentanilo no farmacéutico se produce ilegalmente y se comercializa mezclándolo con otras drogas como la heroína y la cocaína.

En los vecindarios más afectados, las drogas se venden abiertamente, lo que ha llevado a un aumento en la mezcla de sustancias y al riesgo constante para los residentes, incluidos los niños. La legalización de la marihuana ha contribuido a la proliferación de estas sustancias peligrosas, lo que agrava aún más la situación.

El pequeño Nicholas Feliz Dominici aparentemente inhaló la sustancia letal mientras se procesaba o mezclaba cerca de la guardería en la que estaba siendo cuidado. Aunque aún hay incertidumbre en algunos aspectos del caso, las sospechas de exposición a opioides se basan en los síntomas de los niños y en el descubrimiento de una prensa, comúnmente utilizada para medir.

Fuente: Diario La Prensa, Nueva York

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