La trama para tumbar a Lilís
Miguel Reyes Sánchez
En la historia dominicana encontramos un acontecimiento en el año 1894, que fue denominada por el pueblo dominicano como la revolución de los Bimbines. Si, aludiendo a uno de los apodos que le tenemos al órgano viril masculino.
A inicios de 1894, se preparó una trama para derrocar su gobierno, la cual estuvo encabezada nada menos que por su ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio María González.
Aunque desempeñaba una de las carteras más importante del gobierno, González tenía temor de que fueran descubiertas sus actividades sediciosas, porque sabía que si Lilís se enteraba lo mandaría a fusilar. Pero también muchos de sus conciudadanos ya no aguantaban las cosas de sátrapa, quien tenía un aparato represivo y de espionaje cruento pero eficiente.
El ministro un buen día logró salir hacia Puerto Rico, pero no sin antes recoger valiosos documentos para denunciar las constantes tropelías realizadas por Huereaux.
Entre los papeles divulgados por González se encontraba la propuesta de arrendar la Bahía de Samaná a los Estados Unidos, con la finalidad de recibir una buena cantidad de dólares que le permitiera mitigar el déficit fiscal que tenía el gobierno dominicano en ese momento.
Esta propuesta, contraria a la Constitución, ganó el repudio de los dominicanos y hasta de algunos legisladores norteamericanos, por lo cual no pudo materializarse.
González se trasladó desde Puerto Rico hasta Puerto Príncipe para reunirse con el presidente haitiano Florvil Hyppolite, con el fin de recabar el apoyo para tumbar a Lilís.
El grupo de dominicanos que orquestaba este plan insurrecto estaba formado por el mismo González, Gregorio Luperón, Casimiro De Moya y Generoso de Marchena. Parte de ese grupo se encontraba en Haití, ya que habían salido de la República Dominicana para evitar ser apresados o fusilados.
Lilís se enteró del apoyo del presidente Hyppolite y le mandó una advertencia en la que le expresó que si seguía apoyando los insurrectos dominicanos, entones él iba a respaldar a los opositores haitianos en República Dominicana, dándole armas y municiones para que lo derrocaran.
El 25 de marzo de 1894 un grupo de soldados comandado por Gregorio Luperón y Casimiro De Moya invadieron desde Cabo Haitiano la República Dominicana. Se libró una intensa batalla entre ambos bandos. Las tropas leales al gobierno, que ya esperaba la invasión, eran superiores en número y artillería. Ante la advertencia de Heureaux, en el momento crucial, cuando ya los soldados se disponían a ingresar a la Republica Dominicana, el presidente Hyppolite retiró todo el apoyo prometido, quedando los sublevados a su propia merced y sin el sustento acordado.
Pero lejos de tocar retirada, aunque sabían que su desventaja los disminuía a la mínima posibilidad, dieron el frente y lucharon con valentía, por lo que el morbo popular de esa época llamó este hecho como “la revolución de los Bimbines”, haciendo alusión de que los hombres que comandaron la ofensiva contra Lilís tenían una gran virilidad, pero que en esa ocasión actuaron como niños.
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