La Iglesia Católica aboga por una reforma fiscal justa y equitativa

Santo Domingo, 31 de mayo de 2024 – Ayer, la Iglesia Católica hizo un ferviente llamado para que la reforma fiscal en proceso no perjudique a los más necesitados ni favorezca a los privilegiados, sino que contribuya a una distribución más equitativa de la riqueza.

En la homilía de la solemnidad de Corpus Christi, celebrada por la Arquidiócesis de Santo Domingo y presidida por el arzobispo metropolitano monseñor Francisco Ozoria Acosta, monseñor José Amable Durán Tineo expresó sus esperanzas y oraciones para que la reforma fiscal beneficie a los más pobres.

Durán Tineo, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo y vicario episcopal de la vicaría Santo Domingo Norte, hizo un llamado a la comunidad católica a reflexionar sobre el papel de la Iglesia en la sociedad actual, abogando por una distribución más justa de las riquezas y una mejora sustancial en los salarios y el sistema de seguridad social y de salud.

En su mensaje, monseñor Durán Tineo también abordó temas políticos, destacando que el alto porcentaje de abstención en las últimas elecciones, del 45.68% el pasado 19 de mayo, evidencia el descrédito en la política. Señaló que las razones de esta desconfianza incluyen la histórica corrupción administrativa, la compra de votos, la falta de altos ideales, el transfuguismo, la ambición de poder, la ineficiencia de algunos políticos y la ideología de turno.

Subrayó la necesidad de una asistencia social que trascienda el asistencialismo y promueva una patria con justicia social, ya que solo esta garantiza la paz y el bienestar para todos.

Monseñor Durán Tineo concluyó su homilía con un llamado a la unidad y la fraternidad, exhortando a la comunidad a trabajar por una nación donde reine la igualdad y la libertad, basada en el reconocimiento de nuestra común humanidad. «Queremos una nación donde haya igualdad y libertad, pero no desde el individualismo, sino desde la fraternidad», enfatizó.

La celebración de Corpus Christi, una festividad católica que tiene sus raíces en 1208 cuando la religiosa Juliana de Cornillon promovió la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo, se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección. En este día se venera la institución de la eucaristía por Jesús el Jueves Santo, cuando convirtió el pan y el vino en su cuerpo y sangre e invitó a comulgar de él. La tradición católica establece que durante este día se realizan diferentes procesiones en lugares públicos.

Por otro lado en Santiago, cientos de feligreses celebraron la solemnidad de Corpus Christi con una procesión que partió desde la Catedral Santiago Apóstol hacia el Estadio Cibao, donde se llevó a cabo una misa multitudinaria presidida por monseñor Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano y Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Santiago.

Acompañado por monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio y decenas de sacerdotes de las diferentes zonas pastorales, monseñor Rodríguez destacó la importancia de vivir coherentemente el sacramento del amor y la solidaridad.

En su homilía, monseñor Rodríguez hizo un llamado a la reflexión sobre los abusos que se cometen, incluso dentro de la Iglesia, en la celebración de la eucaristía. «La Iglesia siempre ha protegido con sumo cuidado la celebración de la Eucaristía frente a determinados abusos que cometemos nosotros mismos. Ahora bien, no nos quedemos protegiendo la forma, la manera, el rito; vamos a proteger el fondo, que es Jesús presente en ese sacramento», reflexionó. Señaló que es contradictorio y abusivo comulgar con Cristo ritualmente y no preocuparse durante la semana de comulgar con los hermanos de la familia y los vecinos.

El arzobispo estableció que adorar a Cristo en la eucaristía implica un compromiso total que abarca nuestras actitudes, trabajo, manera de ser y fe. «Es contradictorio y abusivo compartir el pan eucarístico ignorando el hambre de millones de seres humanos privados de pan de justicia y dignidad.

«Este es el sacramento de la solidaridad y, si yo comulgo y me sacio espiritualmente, tengo que preocuparme por aquellos hambrientos de nuestra sociedad», afirmó. Condenó la insensibilidad hacia el sufrimiento humano y la apatía ante las situaciones de injusticia, enfatizando que es un abuso celebrar el sacramento del amor y no hacer nada por suprimir los egoísmos individuales y colectivos, así como la apatía ante la injusticia y el olvido de los más desvalidos.

Monseñor Rodríguez también reflexionó sobre lo contradictorio que es escuchar la Palabra de Dios y no oír los gritos de los más necesitados y sufrientes. «Es una comedia darnos sonrientes la paz y aplaudir las guerras, la violencia, los resentimientos, los odios y las actitudes de exclusión en nuestras familias, en nuestra sociedad, en nuestro mundo», expresó.

La celebración en Santiago contó con la presencia de diversas autoridades locales, como Ulises Rodríguez, alcalde del municipio de Santiago de los Caballeros, y su esposa Rosa Santos, gobernadora provincial, así como Daniel Rivera, senador electo por la provincia, el general Juan Batista Jiménez, director regional de la Policía Nacional, y Andrés Cueto, director general de Edenorte.

El trayecto de la procesión estuvo animado por vehículos con música alusiva a la festividad de Corpus Christi, mientras el Coro Arquidiocesano de Santiago acompañó la celebración eucarística con sus cánticos. La participación entusiasta de la comunidad católica subrayó la importancia de esta festividad en la vida religiosa y social de la República Dominicana.

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