Cristianos y ladrones

J.C. Malone

Nos enfocamos tanto en Jesús, al centro de los dos ladrones, que pasamos por alto un mensaje terrenal muy importante en toda la historia de la crucifixión. Las tres cruces del Monte Calvario nos traen un poderoso mensaje comprobado desde hace más de 2,000 años.

Matar cristianos y ladrones, no los acaba, los multiplica.

Desde que mataron al primer cristiano, Jesús, junto a dos ladrones, los ladrones y los cristianos se multiplicaron.

La idea de que “mano dura” acabará con la delincuencia tiene más de 2,000 años de fracaso documentado.

La delincuencia sigue tragándose el país y la única solución que se les ocurre a los genios que gobiernan es “mano dura”, es decir, matar delincuentes. La delincuencia es un problema socio-económico, no tiene solución policial.

Como sociedad, debemos llegar a un acuerdo. Si la Policía Nacional decidirá quién es delincuente y merece la pena de muerte, despidamos a todos los jueces y fiscales.

El Poder Judicial constituye un desperdicio de dinero; los jueces, fiscales y abogados no tienen ningún uso práctico, la policía cumple “eficientemente” las funciones de los tribunales.

Si eliminamos el Poder Judicial la plata que nos economizaremos haría innecesaria la ineludible reforma fiscal, en serio.

Aunque debemos reconocer que el ministerio público “independiente” es muy eficiente desacreditando opositores políticos, pero no logra instrumentar expedientes para los juicios de fondo contra los “corruptos”.

Matando delincuentes estamos protegiendo a sus jefes, por eso no se acaba la delincuencia.

En Puerto Plata recién hicieron tres asaltos espectaculares en residencias de personas bien acaudaladas y políticamente conectadas.

La policía mató a dos personas y dijo que eran los asaltantes, caso cerrado.

El presidente Luis Abinader no preside un Estado democrático, preside un estado policial, donde la policía decide quién es delincuente, quién merece vivir y quién debe morir.

El ministerio público “independiente” de Abinader asesina reputaciones, sin juicios, su policía asesina civiles que nunca fueron enjuiciados. Esto no es “coincidencia”. Es una coherente política pública cuidadosamente planificada, rigurosamente ejecutada. La policía es “muy eficiente”.

Listín Diario

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