Aprovechemos el momentum Abinader

Pablo McKinney

La desconfianza de los ciudadanos hacia la política es algo tan creciente como justificado. Como se sabe, históricamente el precio que han pagado nuestros partidos para llegar al gobierno ha sido dejar de serlo, negar sus esencias éticas o ideológicas, PRD 1978, PLD 1996, por ejemplo.

Es esa desconfianza justificada, la que quizás está impidiendo a los ciudadanos apoyar militantemente la propuesta de modificación constitucional del presidente Abinader, dispuesto a blindar la Carta Magna para frenar esa incitación a la corrupción desmadrada que en nuestro país ha sido la práctica de modificar la Constitución con el único objetivo de reelegir al presidente de turno, y en esto no hay inocentes. Podría serlo el PRM, pero su alma mater, el PRD, lo condena. Por eso, aunque la historia reciente justifique nuestra desconfianza, comprendiendo uno que el ladrón juzga por su condición, es tiempo de apoyar una modificación constitucional que, si no blinde, por lo menos dificulte la posibilidad de que un presidente, afectado por el síndrome de Hybris, modifique la constitución para continuar gobernando, lo que en el país, debo insistir, ha sido siempre una incitación a la corrupción.

Entre las otras modificaciones propuestas por Abinader está el llamado Pacto Fiscal que desde 2015 ordena la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo. Hablando de ese pacto, esta semana el mandatario hizo una aclaración que no ha sido debidamente ponderada: anunció que el Pacto por la Fiscalidad será también un Pacto del Gasto Público para hacerlo más eficiente, para que también lo sea el Gobierno. El presidente habló de gastar mejor y más eficientemente. Que Dios le inspire y la Magdalena le ampare.

Abinader ha intentado convencer a los ciudadanos, desconfiados con razón, de que esta vez no habrá engaño, y está ofreciendo todas las seguridades, dando todas las muestras, enviando todas las señales, de que esta vez a nadie se le va a partir el corazón. La Fundación Presidente Abinader debe estar ya casi constituida.

Es hora de aprovechar el momentum. Abinader está comprometido y dispuesto a realizar las reformas mil veces postergadas, (Salud, Educación, Agua, Seguridad Social, Código Laboral). Tomémosle la palabra.

Sería fantástico (y digamos que era hora) que Abinader se atreviera a hacer “lo que nunca se ha hecho”, incluido retornar a la paz de su santo hogar el 16 de agosto de 2028, como a las once. ¡Que así sea!

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