Me desespero…no me desespero, me des…

Por Charlie Núñez

Los nombramientos de agosto cuando hay cambio de periodo gubernamental, aunque sea del mismo presidente, es lo que más se parece a los procesos de investigación cuando hay un crimen, las primeras cuarenta y ocho horas son apremiantes.

Los seres humanos somos muy benignos con nosotros mismos al momento de evaluar nuestros aportes a una causa cualquiera, buscamos siempre un punto de vista que nos favorece, por ejemplo, los aliados de Luis Abinader le calcularon que ellos fueron la diferencia para que él ganara en primera vuelta, pero el general Zorrilla destaca sus veinticinco mil votos aportados.

El hecho es que en función de lo que cada quien entiende espera su recompensa que debe ser del tamaño no de lo que piensa el presidente, sino de lo que piensa cada quien con sus propias necesidades.

Siendo sincero, nadie apoyó a Luis porque entendiera que hizo una buena gestión y ahora lo hará mejor, lo hicieron buscando una posición en el futuro gobierno y ahora que el gobernante no les necesita va a jugar de acuerdo a lo que cree cuesta cada quien y sus posibilidades reales para cumplir con ellos.

Es obvio que no habrá ministerios para nadie, por lo visto nombrados y “nombrante” no están en la misma página y es fácil prever dos cosas, que todos quedarán inconformes y que a Luis eso no le importa, no busca reelección y va a jugar su juego para la historia.

Es posible que exista la intención de manera muy inteligente de desaparecer o disminuir a su mínima expresión a los partidos pequeños para acabar con el modus vivendi de algunos de estos.

Lo que sí está claro es que la actitud del presidente tiene a sus aliados en una incertidumbre que les genera ansiedad y nerviosismo, esto arribará en que tengan que aceptar lo que sea o en un “yo cumplí” ustedes fueron los que no aceptaron.

El escenario luce interesante, ya veremos la reacción de los que esperan en la banca ser llamados al juego.

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