La Corrupción y el clientelismo: La cara oculta de la cultura política en República Dominicana

Santo Domingo, 28 de agosto de 2024 – La corrupción en la República Dominicana ha dejado de ser un tema meramente escandaloso para convertirse en un fenómeno preocupantemente normalizado en la sociedad.

Esta es la alarmante conclusión de un reciente estudio encargado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), que revela un incremento en la tolerancia pública hacia las prácticas corruptas, a pesar del cambio de gobierno en 2020 que había renovado la esperanza en el sistema político.

El estudio, basado en la Encuesta de Cultura Democrática (ECD), muestra que la disposición de la ciudadanía a «tolerar cierto grado de corrupción si se resuelven los problemas» ha aumentado del 48.3 % en abril de 2022 al 50.9 % en abril de 2023.

Este incremento, aunque puede parecer marginal, es un reflejo de una tendencia más profunda y preocupante: la corrupción se está volviendo cada vez más aceptada como parte de la vida cotidiana en la República Dominicana.

Factores socioeconómicos y la tolerancia a la corrupción

El análisis del MEPyD subraya que los factores socioeconómicos desempeñan un papel crucial en la tolerancia hacia la corrupción. La encuesta revela que las personas con menor nivel educativo y menores ingresos son más propensas a justificar la corrupción si perciben que sus necesidades básicas están siendo atendidas. Un dato inquietante es que el 52.2 % de quienes solo cursaron estudios primarios estarían dispuestos a aceptar prácticas corruptas, siempre y cuando sus problemas se resuelvan.

Este hallazgo es un reflejo de la desesperación y la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que ven en la corrupción una solución pragmática a sus necesidades inmediatas. Sin embargo, este enfoque plantea serias preocupaciones sobre la integridad democrática y el estado de derecho en el país.

El ministro de Economía, Pável Isa Contreras, al presentar los resultados de la ECD, reconoció la gravedad de la situación, pero también reafirmó el compromiso del gobierno de abordar estos desafíos.

«Estos resultados refuerzan nuestro compromiso de enfrentar los retos que esta encuesta ha revelado en la cultura política dominicana», dijo Contreras, subrayando la necesidad de fortalecer la educación cívica, mejorar la transparencia gubernamental y promover una cultura de integridad en todos los niveles de la sociedad.

Percepción pública de la corrupción en las instituciones

El estudio también muestra un aumento significativo en la percepción pública de la corrupción dentro de las instituciones del Estado. Mientras que en 2022 el 39.5 % de la población consideraba que la corrupción era un problema mayor en los organismos del Estado, en 2023 esta cifra se disparó al 58.4 %. Este incremento refleja una creciente desconfianza en las instituciones públicas y en su capacidad para operar con transparencia y rendición de cuentas.

A pesar de este aumento en la percepción de la corrupción, aproximadamente un tercio de los encuestados (31.7 %) considera que el uso indebido del poder público ha disminuido en algunas entidades. Este aparente contraste sugiere una visión fragmentada de la corrupción, donde algunos sectores ven mejoras, mientras que otros perciben un deterioro en la ética pública.

La Presidencia: Un faro de confianza en un mar de desconfianza

En medio de esta creciente desconfianza hacia las instituciones, la Presidencia de la República se destaca como la institución en la que más confían los dominicanos. Según los resultados de la ECD, más de un tercio de la ciudadanía expresa tener «mucha» o «algo» de confianza en la gestión presidencial, lo que contrasta con la baja confianza en otras instancias democráticas nacionales.

Este hallazgo es significativo, ya que sugiere que, a pesar de la percepción generalizada de corrupción, la figura presidencial aún mantiene un nivel considerable de apoyo público. Sin embargo, esto también plantea preguntas sobre la centralización del poder y la dependencia excesiva en un solo líder para resolver los problemas del país.

El Clientelismo: Un cáncer persistente en la política dominicana

El clientelismo, una práctica arraigada en la cultura política dominicana, sigue siendo un problema creciente, según los datos del Instituto de Democracia de las Américas (V-Dem) y los resultados de la ECD. A pesar de los esfuerzos para erradicar esta práctica, la mayoría de los dominicanos continúa respaldando o normalizando las actividades clientelares.

La encuesta revela que el 66.6 % de los encuestados está de acuerdo con la idea de que si un familiar o amigo cercano gana un cargo político, debería ayudar a conseguir empleo en el gobierno o un contrato público. Además, el 80.4 % favorece que se otorgue un empleo o contrato público a quienes trabajaron en la campaña política del ganador de un cargo de elección popular.

Este apoyo generalizado al clientelismo no solo perpetúa un ciclo vicioso de favores políticos y corrupción, sino que también tiene un impacto significativo en las elecciones.

Casi la mitad de la población (47.8 %) se siente comprometida a votar por un político que le haya brindado una ayuda económica o un favor importante, lo que limita el debate programático y de valores que debería caracterizar a un sistema democrático saludable.

El informe del MEPyD advierte que esta situación genera un círculo vicioso en el que tanto los gobernantes como la ciudadanía están atrapados en un esquema de intercambio de favores, en lugar de trabajar hacia la creación de un estado de derecho sólido y equitativo.

«Es función del gobierno romper este círculo vicioso y convertir los favores en derechos, mejorar la calidad de los empleados públicos y asegurar un acceso igualitario a los servicios del estado independientemente de la adscripción política», señala el informe.

Discriminación y desigualdad: Obstáculos persistentes para la democracia

A pesar de los avances en términos de igualdad, la sociedad dominicana aún enfrenta grandes brechas en diversos sectores. Aunque la mayoría de los dominicanos creen que las mujeres tienen las mismas oportunidades para participar en la política, el 53.7 % de la población sigue prefiriendo a un hombre como su candidato de confianza.

La discriminación también es evidente cuando se examina la aprobación del derecho de las minorías a postularse a cargos públicos. La ECD revela que el 83.8 % de los dominicanos desaprueba que una persona atea se postule para un cargo, mientras que el 59.3 % rechaza a un candidato de ascendencia haitiana y el 52.4 % a un candidato homosexual.

Estas cifras reflejan una resistencia persistente hacia la inclusión de minorías en la vida política del país, lo que representa un obstáculo significativo para la plena realización de una democracia inclusiva y representativa.

La Participación política: Una luz en medio de la oscuridad

A pesar de las preocupaciones sobre la corrupción y la discriminación, la ECD muestra resultados alentadores en términos de participación política y apoyo a la democracia. En contraste con la tendencia global de disminución en la membresía partidaria, el 22.7 % de los dominicanos declara ser miembro de un partido político, y el 57.1 % expresa que la democracia es siempre preferible a otras formas de gobierno.

Sin embargo, es preocupante que el 32.7 % de los encuestados sea indiferente al sistema de gobierno o prefiera una estructura antidemocrática bajo ciertas condiciones. Esto refleja un grado de desencanto con la democracia, que podría poner en riesgo la estabilidad política a largo plazo.

La Confianza interpersonal: Un desafío para la cohesión social

Uno de los indicadores más preocupantes del estudio es el bajo nivel de confianza interpersonal en la sociedad dominicana. Solo tres de cada diez dominicanos confían «algo» o «mucho» en sus conciudadanos, mientras que el 68.9 % considera que la mayoría de las personas son «poco» o «nada» confiables.

El MEPyD advierte que este bajo nivel de confianza interpersonal es un obstáculo significativo para la cohesión social y el desarrollo de normas informales que favorecen la producción de bienes públicos.

«Las sociedades donde la confianza interpersonal es alta alcanzan un mayor grado de compromiso y cohesión social», señala el informe, enfatizando la necesidad de revertir esta tendencia para fortalecer la democracia y la cohesión social en la República Dominicana.

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