Atrapados y sin salida
Por Charlie Núñez
Aprovechando su momento de gloria fruto de una acertada estrategia comunicacional y apoyada con todos los recursos económicos del mundo, tenemos un control absoluto de todas las estructuras políticas por parte del Partido Revolucionario Moderno.
Gobierno Central, Senado, Cámara de Diputados, mayoría de ayuntamientos, Liga Municipal, tribunales de la República, organismos de seguridad y las Fuerzas Armadas, un control casi absoluto de los medios de comunicación y para completar, una oposición dividida y sin planes.
Endeudados hasta el cuello, sin nada que justifique el uso del dinero tomado en calidad de préstamo, igualmente ocurre con uso dado al dinero recaudado por pago de impuestos, dinero que según ellos rinde y se administra bien, lo que nos ofrecen ahora es modificación constitucional y reforma fiscal.
Si a eso agregamos las benditas alianzas público-privada en áreas que son buenos negocios y áreas estratégicas de seguridad nacional, estaríamos a la merced de no se sabe quién, como acaba de suceder con el apagón al sistema de semáforos en la ciudad.
Debemos aceptar la realidad, los dominicanos elegimos sin la menor idea de a quiénes estábamos eligiendo, y los elegidos no tienen la menor idea de lo que hay que hacer y decidieron jugar a la improvisación con beneficios particulares para que los bobos lo paguemos.
Son cuatro largos años que nos esperan navegando sin rumbo fijo, sin capitán y metido en la peor tormenta.
Aunque me llamen necio, frente al tema migratorio siempre estaré señalando la actitud que más bien parece un plan malsano acogido por Luis y su combo, para lograr no una fusión, es una entrega de la nación a los haitianos.
Quiero hacer una advertencia a quienes impulsan y ejecutan el plan de lo que ellos llaman fusión, que cuando logren eso no habrán salvado Haití, sino que habrán jodido la República Dominicana.
El panorama luce sombrío, como diría un amigo, “ahora si nos fuñimos cagaos y con el agua lejos”, yo prefiero usar el título de una película que retrata nuestra situación, estamos “atrapados y sin salida”, al menos por cuatro años y si el pueblo quiere.
Este pueblo está “atrapado y sin salida”, al menos por cuatro años, solo cuatro, siempre y cuando admita el error, se arrepienta y lo corrija.