Exenciones fiscales, clave para atraer 20 millones de turistas a la República Dominicana

Santo Domingo, 26 de septiembre – Alcanzar la meta de atraer 20 millones de visitantes a la República Dominicana en los próximos años requiere grandes inversiones en infraestructura, desarrollo de nuevos polos turísticos y modernización de los complejos hoteleros existentes.

Para lograrlo, el sector turístico depende de mantener las exenciones fiscales, especialmente en el contexto de la reforma fiscal en curso, según afirmó la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores).

La República Dominicana ha consolidado su posición como uno de los destinos turísticos más dinámicos a nivel internacional, lo que podría facilitar la atracción de un mayor número de visitantes.

Sin embargo, Asonahores advierte que eliminar los incentivos fiscales que actualmente existen a través del Consejo de Fomento Turístico (Confotur), que gestiona los proyectos de inversión bajo la Ley 158-01 sobre Fomento al Desarrollo Turístico, podría causar una caída del 50 % en la inversión extranjera directa en el sector. Esto se traduciría en una pérdida de 7,000 millones de dólares en ingresos por divisas turísticas.

El presidente de Asonahores, David Llibre, explicó que aunque entienden la necesidad del gobierno de generar mayores ingresos y mejorar los servicios e infraestructura, eliminar las exenciones fiscales aplicadas al turismo sería un error.

«Eliminando la ley de competitividad del sector, le restamos a los ingresos del Estado», aseguró. Según las estimaciones de la entidad, sin estas exenciones, el Estado dejaría de percibir aproximadamente 780 millones de dólares anuales en recaudaciones.

El impacto de reducir las exenciones fiscales sería devastador para la industria hotelera. La disminución de la inversión extranjera llevaría a una reducción en la construcción de nuevas habitaciones, lo que podría provocar una caída del 30 % en la llegada de turistas.

Además, esto afectaría negativamente las recaudaciones fiscales, comprometiendo alrededor de 780 millones de dólares y reduciendo el Producto Interno Bruto (PIB) del sector turístico en aproximadamente 4,000 millones de dólares a largo plazo.

Simón Suárez, expresidente de Asonahores, citó el ejemplo de Puerto Plata como una advertencia sobre lo que puede suceder cuando se eliminan los incentivos fiscales. En 1996, esta provincia recibía el 34 % de los turistas extranjeros que visitaban el país, pero para 2023, ese número cayó al 5 %. Según Suárez, el declive de Puerto Plata como destino turístico fue el resultado directo de la eliminación de exenciones, lo que desaceleró su desarrollo en comparación con otros destinos del país que sí contaban con incentivos fiscales.

«El desmonte del posicionamiento de Puerto Plata fue tan acelerado hacia abajo, que no ha sido posible revertirlo todavía», comentó Suárez, quien subrayó que, aunque actualmente Puerto Plata vuelve a beneficiarse de incentivos fiscales, le tomará tiempo recuperar su protagonismo como polo turístico.

Llibre agregó que para atraer a dos millones adicionales de turistas, se requerirían inversiones extranjeras adicionales de aproximadamente 5,600 millones de dólares. Sin las exenciones fiscales, atraer ese capital sería mucho más complicado.

La inversión inicial para ingresar al mercado dominicano, así como los costos de construcción y operación, ya son más altos que en otros destinos turísticos competidores, lo que coloca a la República Dominicana en una posición desventajosa si se eliminan los incentivos.

Aguie Lendor, vicepresidenta de Asonahores, advirtió que los inversores ya han comenzado a mostrar incertidumbre debido a las reformas en curso. Según Lendor, algunos proyectos hoteleros se han detenido o no han tomado decisiones definitivas sobre si avanzar o no.

Este retraso en nuevas inversiones podría impactar el crecimiento de la industria a mediano y largo plazo, afectando el número de nuevas habitaciones disponibles para turistas.

Lendor también mencionó que, en promedio, un nuevo proyecto hotelero puede tardar hasta cuatro años desde su concepción hasta su entrada en operación, lo que hace aún más crucial la estabilidad de los incentivos fiscales para garantizar el flujo continuo de inversiones.

Los ejecutivos de Asonahores también destacaron que, además de las exenciones fiscales, es necesario un plan de ordenamiento territorial que regule el crecimiento del sector hotelero de manera sostenible.

La Ley 368-22, aprobada en 2022, establece el marco legal para el uso del suelo costero-marino con fines turísticos y regula aspectos como la altura de los hoteles, la gestión de recursos como el agua y la electricidad, la recogida de basura, y la seguridad de las áreas turísticas.

Un plan de ordenamiento territorial adecuado garantizaría que el desarrollo hotelero no comprometa los recursos naturales ni afecte negativamente a las comunidades locales. Lendor destacó que el crecimiento no planificado podría generar problemas ambientales y sociales, como la sobreexplotación de los recursos hídricos y el deterioro de los ecosistemas costeros.

Asonahores también recordó los desafíos recientes que ha enfrentado la industria, incluyendo la crisis reputacional de 2019 y la pandemia de COVID-19 en 2020, que ralentizaron significativamente el crecimiento de nuevos proyectos hoteleros.

En los últimos cinco años, la competencia de otros destinos, como Quintana Roo en México, ha aumentado, y estos competidores han mantenido un crecimiento anual del 5 %, mientras que la República Dominicana ha enfrentado dificultades para recuperar su ritmo de expansión.

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