¡Presos domiciliarios!.

Por Charlie Núñez

En el pasado, era muy recurrente la expresión “nosotros somos pobres pero honrados”, se escuchaba por todos lados, eran tiempos que la leche, el pan y otros productos se dejaban en las puertas de los colmados sin que nadie osara ponerle la mano, y lo que sí podía suceder era que al abrir el colmado alguien fuera y dijera, “yo tomé cinco panes y un litro de leche de ahí, ven cóbrame”, nadie se cogía lo ajeno.

Las casas no estaban encerradas con hierros como si fueran cárceles.

Se protegían los niños y los ancianos como si fueran de nuestra familia y se practicaba la solidaridad y el respeto como personas civilizadas.

¿Que nos ha pasado a los dominicanos?, hemos tenido que encerrarnos todos entre rejas, muros altos, verjas electrificadas, perros guardianes, cámaras de vigilancia y vigilantes privados, algunos con militares custodia y los desarropados con la protección de Dios y las oraciones cuando se sale a las calles, nadie está seguro ni en su propia casa.

Cuando éramos un país, “pobre pero honrado”, cada año era noticia que recibíamos cientos y cientos de haitianos que venían a trabajar en el corte de la caña y regresaban a su país cuando terminaba la zafra azucarera.

Hace unos años, que un medio periodístico atacaba mucho a “ los guagüeros” a los que llamaba “los dueños del país”, a este medio le respondían a ellos, que los dueños del país eran un grupo de empresarios que se habían robado el patrimonio del pueblo.

Sucedió como la transformación del día en noche o de la noche en día, que llega la luz o la oscuridad sin darnos cuenta, pero sucedió, se perdieron los valores, los haitianos ya no van y vienen, se quedaron aquí y como no hay una fuerte industria azucarera, están por donde quiera y haciendo lo que quieran.

Han adquirido derechos como dominicanos y sus deberes son como haitianos, pero nos llenaron el país.

Los guagüeros se fortalecieron y ya son un poder, los empresarios son más fuertes, la delincuencia se apoderó de las calles y se ha infiltrado todas las instancias e instituciones sociales y oficiales, pero ahora se agregan los peligrosos conductores de distintos tipos de vehículos que no sabemos cuáles causan más daño, si los sonata, carritos chiquitos, vehículos pesados, motores o carros de lujo.

Sin que se sepa quién, cómo ni por qué, recientemente en el gran Santo Domingo nos apagaron los semáforos, nada de lo que hemos descrito es muy importante, ruégale a Dios que en el desorden de las calles no se encuentre con alguien que le entre a machetazos, a batazos, tiros o a trompadas y ore para que si eso ocurre no sea delante de sus niños.

El presidente de la República cambió al director de migración de repente como si el problema de los dominicanos con el tema haitiano fuera ese, aunque es una forma de admitir que se le fue de la mano.

Estamos viviendo una situación de locura, no se ha dicho ni resaltado, pero somos muchos los que salimos a las calles, hacemos las diligencias necesarias y volvemos a trancarnos en nuestras casas.

Somos presos domiciliarios sin haber cometido más delito que seguir viviendo en nuestro país, de todos los problemas mencionados hay culpables, tienen nombres y apellidos, eres tú, soy yo, somos nosotros, son ellos. Dominicanos asumamos nuestra responsabilidad y cambiemos, pues lo que estamos viviendo no es vida.

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