Un plan fiscal impostergable desde un liderazgo responsable

Pablo McKinney

El Plan de Modernización Fiscal (PMF) que acaba de anunciar el presidente Abinader, es parte de los mandatos de una Ley (END 2012) que ha sido más consensuada que un matrimonio entre ricos.

Tal que, de tanto llamar al diablo para luego huir de sus malos juegos, como ocurría en el pasado, al fin un presidente, Luis Abinader, desde un liderazgo responsable (con cierta vocación suicida) ha comenzado a “hacer lo que nunca se ha hecho” desde aquella lejana reforma de 1992. A grandes males, grandes remedios. Esta nueva reforma que es vieja, hace años que es inevitable.

Piensa uno que la idea del presidente Abinader es “priorizar lo prioritario”, y poner orden en la casa financiera nacional, en el gasto y su calidad para, en 2028, poder decir a su sucesor como dijo Balaguer a Leonel, “te entrego el avión en la pista, listo para alzar vuelo”. Esa feliz navegación solo fue posible luego de las impopulares medidas impositivas y aduanales de 1992 y 1993. Hagan memoria

Durante los próximos 18 meses, correrán tiempo difíciles para el Presidente y su gobierno, pero es que para pescar tilapias uno debe estar dispuesto a mojarse “algo más que la espalda”.

De los mandatos de esta Ley END (2012) han huido todos los gobiernos que gobierno han sido; y todo por el costo político que su aplicación conlleva. Abinader debe estar consciente de los malos juegos de una aristocracia que en la defensa de sus intereses sabe tirar a matar… y tiran. Leonel y Danilo también lo saben, pero hoy son oposición y les conviene olvidarlo. Por todo lo anterior, los dos líderes de los PLD en disputa deberían moderar su alegría, disminuir su indignación por el hecho de que un presidente -Abinader- se haya decidido a hacer lo que hace años le urge al país y que ellos no hicieron por no estar dispuestos a hacer algo que a corto plazo afectaría su popularidad, ya dije, pero que a la larga favorecería ¡y mucho! a la nación, que es lo importante.

Se trata de gobernar con responsabilidad y estar dispuesto a pagar el precio. Sería mezquino evitar que alguien lleve al éxito lo que otros no pudieron conducir ni siquiera al fracaso. Entonces, ¡adelante!, afine la puntería y que Dios le inspire y la María Magdalena le ampare y le acoja en sus poco santos senos. Amén.

Listín Diario

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