Reservas de crudo caen en EE.UU. y la OPEP advierte sobre la demanda mundial

El mercado energético global sigue navegando en aguas turbulentas. Las fluctuaciones en las reservas de crudo en Estados Unidos, la caída de las exportaciones de gas ruso a Europa, y los crecientes esfuerzos por adoptar energías renovables marcan el compás de un sector en constante transformación.

Con precios que oscilan según el contexto geopolítico y las sanciones, las naciones productoras y consumidoras de energía buscan nuevas formas de asegurar su suministro en un mundo cada vez más complejo y condicionado por la transición hacia una economía más verde.

Según el Reporte Energético Global, editado por Martín y Víctor Bronstein, la caída en los precios del petróleo ha llevado a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a reducir sus previsiones de crecimiento de la demanda mundial para 2024 y 2025. La nueva estimación para este año sitúa el crecimiento en 2,03 millones de barriles diarios,

mientras que para el próximo año se espera un incremento de 1,74 millones de barriles diarios, lo que representa una leve revisión a la baja. Este ajuste refleja las preocupaciones sobre un posible exceso de oferta, en un contexto donde las economías globales muestran signos de desaceleración y la transición energética gana protagonismo.

En paralelo, las emisiones globales de CO₂ equivalente crecieron un 2,1% en 2023, alcanzando un récord de 40.000 millones de toneladas métricas.

Esta cifra abarca las emisiones de dióxido de carbono provenientes de la energía, la quema de combustibles y las emisiones de metano. En contraste, Estados Unidos y la Unión Europea han logrado disminuir sus emisiones de CO₂ en un 2,7% y un 6,6%, respectivamente. Sin embargo, la región de Asia-Pacífico ha visto un aumento del 4,9% en sus emisiones, triplicando la reducción combinada de las emisiones en Estados Unidos y Europa, lo que pone de manifiesto las dificultades para reducir globalmente la huella de carbono.

La transición con obstáculos

Europa ha mostrado avances en la generación de energía renovable. La producción de energía solar fotovoltaica creció un 23% en lo que va del año, y la energía eólica subió un 9%, mientras que la generación a partir de combustibles fósiles ha caído al 22%, en comparación con el 34% en 2019.

Estos datos revelan un cambio hacia energías más limpias, pero la dependencia de combustibles fósiles sigue siendo significativa, especialmente en regiones donde la transición es más lenta.

Un ejemplo de esto es India, que en los próximos tres años agregará una demanda de electricidad equivalente al consumo actual del Reino Unido. Aunque casi la mitad de este crecimiento será cubierto por energías renovables, un tercio aún dependerá de la generación de electricidad a partir del carbón, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Esto plantea desafíos para el cumplimiento de los compromisos climáticos globales y resalta la dificultad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles en algunas economías emergentes.

Menos inversión

Tanto Exxon Mobil como la OPEP han advertido que la inversión insuficiente en la búsqueda y desarrollo de nuevas reservas de petróleo podría desencadenar una futura crisis de suministro. Exxon estima que sin nuevas inversiones, los suministros mundiales de petróleo podrían caer en más de 15 millones de barriles por día en el primer año.

Este déficit afectaría gravemente la oferta y elevaría los precios del crudo de forma significativa, con un impacto devastador en la economía mundial.

A largo plazo, la producción mundial de petróleo podría enfrentar una caída natural del 15% anual debido al agotamiento acelerado de los recursos, especialmente en el petróleo no convencional como el shale.

El último informe Global Outlook de Exxon también predice que tanto el petróleo como el gas seguirán siendo componentes clave de la matriz energética mundial hasta 2050. Incluso si todos los vehículos nuevos vendidos en 2035 fueran eléctricos, la demanda de petróleo en 2050 seguiría siendo de 85 millones de barriles diarios, un consumo comparable al de 2010. Esto contradice la visión de muchos analistas que pronostican una caída drástica en la demanda de petróleo con el aumento de los vehículos eléctricos.

Narrativa climática

A pesar de las advertencias sobre la posible escasez de petróleo, los mercados petroleros han estado dominados por una narrativa que anticipa una menor demanda y precios a la baja en los próximos años.

Los precios del crudo han estado fluctuando en torno a los 70 dólares por barril, con una actitud mayoritariamente bajista por parte de los operadores y analistas. No obstante, los recientes conflictos en Medio Oriente, especialmente el avance de Israel sobre el Líbano y la respuesta de Irán, han reavivado las preocupaciones sobre los riesgos geopolíticos y su impacto en el suministro de petróleo, lo que ha impulsado una ligera recuperación del precio del Brent.

Un factor clave que contribuye a esta confusión es la influencia de los lobbies ambientales y la narrativa climática, que han promovido una rápida transición hacia energías renovables, afectando la inversión en proyectos de petróleo y gas.

Exxon y la OPEP coinciden en que, si se continúa frenando la inversión en nuevas fuentes de suministro, la escasez de petróleo será inevitable y los precios podrían dispararse, llegando incluso a niveles nunca antes vistos. Este escenario no solo afectaría a la industria, sino que también tendría repercusiones en la estabilidad política y social a nivel global.

En 2009, Estados Unidos enfrentó una situación similar, con advertencias de una inminente crisis de suministro.

En respuesta, se promovió el desarrollo del shale mediante incentivos fiscales y avances tecnológicos, lo que ayudó a evitar un colapso energético.

Hoy, la falta de inversión en petróleo y gas no responde a la escasez de recursos, sino a la influencia de una narrativa centrada en el cambio climático, que ha frenado la exploración y desarrollo de nuevos proyectos.

Negocios en la transición

La creciente influencia de las grandes corporaciones, bancos y organizaciones no gubernamentales en la promoción de políticas climáticas y prácticas ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza) ha transformado el activismo climático en un negocio lucrativo.

Según investigaciones recientes, los ingresos de las 25 principales organizaciones sin fines de lucro relacionadas con el clima ascendieron a 4.700 millones de dólares el año pasado, lo que ha generado un sesgo en la percepción del sector energético y sus mercados.

A pesar de este panorama, los analistas del Standard Chartered Bank y JP Morgan han señalado que los fundamentos del mercado del petróleo indican una oferta ajustada, lo que podría llevar a una recuperación de los precios en el corto plazo.

Los inventarios mundiales de crudo se encuentran en sus niveles más bajos desde 2017, y los inventarios en Cushing, un importante punto de almacenamiento en EE.UU., están por debajo de los estándares de los últimos 15 años.

Caída de reservas en EE.UU.

En un giro inesperado para el mercado energético, las reservas comerciales de crudo en Estados Unidos se desplomaron en 6,9 millones de barriles durante la última semana de agosto, muy por encima de la disminución de 300.000 barriles que los analistas habían pronosticado.

Según datos publicados por la Administración de Información Energética (EIA), esta significativa caída está directamente relacionada con la reducción en las importaciones, que fueron 5 millones de barriles menores a las de la semana anterior, mientras que las exportaciones crecieron levemente en un 2%.

A pesar de este ajuste en las reservas, la actividad de refinación en EE.UU. se mantuvo estable en un 93,3%, mientras que los volúmenes de productos refinados entregados, un indicador clave de la demanda, mostraron una disminución del 4,9%.

Esta combinación de factores llevó a un aumento en los precios del crudo, con el West Texas Intermediate (WTI) subiendo un 1,32%, alcanzando los 70,12 dólares por barril para las entregas de octubre.

California y el hidrógeno

Mientras tanto, en el ámbito del transporte y la energía limpia, California sigue marcando el ritmo hacia un futuro más sostenible. La ciudad de San Bernardino presentó el primer tren de pasajeros propulsado por hidrógeno en Estados Unidos.

Este tren, bautizado como Zemu (unidad múltiple de cero emisiones), representa un avance importante en los esfuerzos del estado por alcanzar la neutralidad de carbono para 2045.

El tren, con un costo de 20 millones de dólares, utiliza una combinación de pilas de combustible de hidrógeno y baterías para transportar hasta 108 pasajeros a lo largo de una línea de 9 millas.

San Bernardino, conocida por su mala calidad del aire debido a su alta concentración de autopistas y centros industriales, busca mejorar su huella ecológica con este innovador sistema de transporte.

Europa: cae el gas ruso

En Europa, las importaciones de gas ruso por gasoducto disminuyeron un 2% en agosto, comparado con el mismo mes del año pasado y con julio de este año.

Las cifras proporcionadas por el grupo europeo de transmisión de gas Entsog y los informes de Gazprom revelan que los envíos diarios promedio cayeron a 89,6 millones de metros cúbicos.

A pesar de los conflictos en Ucrania, el flujo de gas desde Rusia hacia Europa a través de Ucrania se mantuvo estable, aunque las exportaciones de Gazprom han caído considerablemente desde el inicio de la guerra, siendo Noruega quien ha reemplazado a Rusia como el principal proveedor de gas para Europa.

Noruega explora

En el norte de Europa, Noruega sigue expandiendo sus operaciones en el sector de hidrocarburos.

El Ministerio de Energía del país anunció que 21 compañías de petróleo y gas han presentado ofertas para nuevas áreas de exploración en la plataforma continental noruega, específicamente en las zonas maduras ya conocidas por su potencial.

Esta ronda anual de licencias permite a las compañías acceder a áreas predefinidas para continuar con las exploraciones que llevan más de 50 años en la región.

Rusia desafía

Rusia, por su parte, afirma que ha cumplido con sus compromisos de reducción de la producción de petróleo en el marco del acuerdo de la OPEP+, tras haber superado su cuota en julio.

Sin embargo, el país sigue enfrentando dificultades para exportar su gas natural licuado (GNL) desde el proyecto Arctic LNG 2 debido a las sanciones occidentales, que han disuadido a los compradores.

Ante esto, Rusia ha recurrido a una flota de petroleros clandestinos para almacenar y transportar su GNL, una táctica que ya implementó para eludir las sanciones en la exportación de crudo tras la invasión a Ucrania.

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