La encrucijada: pacto fiscal o disminución del crecimiento
Carlos Salcedo
Para Jáuregui (La democracia en la encrucijada) la expansión y consolidación de los sistemas democráticos en numerosas partes del mundo permitía (1994) afirmar que la democracia empezaba a ser asumida como una idea de validez universal.
Pero, era palpable un acelerado proceso de degradación en el funcionamiento de la mayor parte de los sistemas democráticos ya consolidados, lo que conlleva una pérdida de confianza en las virtudes de la democracia.
La causa principal de dicha atonía obedece a que los actuales sistemas democráticos han renunciado a la búsqueda de la utopía democrática, pues la democracia no es un simple procedimiento de resolución de disputas, sino una realidad viva resultante de la tensión dialéctica entre sus hechos y valores.
Un valor esencial de la democracia es el diálogo permanente con el mandante.
¿Qué pasó con el consenso anunciado para emprender la reforma fiscal? El mismo presidente Abinader, cuando anunció el retiro del proyecto de modernización fiscal, adujo que lo hacía “porque no recibió el apoyo ciudadano”.
¿Pudo evitarse dicha oposición? No bastaban las explicaciones de que la reforma no sería tributaria, sino fiscal. Eran necesarios los alcances, así como el contenido y los consensos sociales.
Si el propio presidente llamó antes al consenso ¿qué pasó, más cuando está consciente de lo imprescindible de la reforma? Faltaron la difusión, el conocimiento, la concientización y el consentimiento de la gente. Igualmente, demostraciones de mejor gestión de recaudación impositiva, para disminuir la evasión fiscal y la mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos.
El paradigma democrático evoluciona. Antes éramos súbditos o presa de dictadores. De una democracia electoral estamos pasando a una democracia más participativa.
No basta la depuración técnica, es necesario también el consenso político y social para la reforma. Sin esto, las consecuencias, pudieran ser catastróficas para la armonía social y la gobernabilidad. Es tiempo de enmendar errores y hacer ahora la tarea.
No hay alternativa, hay que cumplir el mandato legal. Necesitamos la reforma fiscal para no detener el sostenido crecimiento económico que experimentamos.
Pero, el Gobierno debe seguir demostrando que se aprieta bien los cinturones en el gasto y que recauda y cobra eficientemente los impuestos, sin privilegios.
La democracia se vive con los funcionarios diseñando y elaborando planes y con la gente participando activamente en las reformas. Solo así para serán defendidas y sostenibles.
El Día