La cumbre climática se centra en el dinero, entre llamadas a evitar el “camino a la ruina”

BAKU, Azerbaiyán, 11 Nov. — Retórica elevada, súplicas urgentes y promesas de cooperación contrastaban el lunes con un contexto de cambios políticos sísmicos, guerras globales y dificultades económicas en el inicio de las negociaciones climáticas anuales de Naciones Unidas, que abordaron de inmediato la parte más difícil: el dinero.

En Bakú, Azerbaiyán, donde se perforó el primer pozo petrolero del mundo y el olor del combustible era notable al aire libre, la sesión de dos semanas, denominada COP29, se centró de inmediato en el objetivo principal de negociar un nuevo acuerdo sobre cuántos cientos de miles de millones —o incluso billones— de dólares al año fluirán de las naciones ricas a las pobres para intentar mitigar y adaptarse al cambio climático.

El dinero está destinado a ayudar al mundo en desarrollo en la transición de sus sistemas energéticos desde los combustibles fósiles que calientan el planeta hacia la energía limpia, compensar por desastres climáticos mayormente provocados por las emisiones de dióxido carbono de las naciones ricas y adaptarse a futuros climas extremos.

“Estos números pueden parecer grandes, pero no son nada comparados con el coste de la inacción”, dijo el nuevo presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, al asumir el cargo. “La COP29 es un momento de verdad para el Acuerdo de París”, que en 2015 estableció el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) desde tiempos preindustriales.

Este año, el mundo va camino de alcanzar 1,5 grados de calentamiento y se dirige a convertirse en el año más caluroso en la civilización humana, anunció a principios de este mes el servicio climático europeo Copernicus. Pero el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo de París es sobre décadas, no sobre un año de ese nivel de calentamiento, y “no es posible, simplemente no es posible”, abandonar aún el objetivo de 1,5 grados, dijo la secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo.

Abundan los indicios de desastres climáticos

Los efectos del cambio climático en desastres como huracanes, sequías e inundaciones ya están aquí y causando daños, dijo Babayev.

“Estamos en el camino hacia la ruina”, afirmó Babayev. “Tanto si uno los ve como si no, la gente sufre en las sombras. Muere en la oscuridad. Y necesita más que compasión. Más que oraciones y papeleo. Clama por liderazgo y acción. La COP29 es el momento ineludible para trazar un nuevo camino hacia adelante para todos”.

El secretario de Clima de las Naciones Unidas, Simon Stiell, cuya isla natal de Carriacou fue devastada a principios de este año por el huracán Beryl, relató la historia de su vecina, una anciana de 85 años llamada Florence, para ayudar a encontrar “una salida a este desastre”.

Su hogar fue demolido y Florence se concentró en una cosa: “Ser fuerte para su familia y para su comunidad. Hay personas como Florence en cada país del mundo. Derribadas y levantándose de nuevo”.

Eso es lo que el mundo debe hacer con el cambio climático, especialmente con la provisión de dinero, dijo Stiell.

“Descartemos cualquier idea de que la financiación climática es caridad”, dijo Stiell. “Un nuevo objetivo ambicioso de financiación climática va completamente en el interés propio de cada nación, incluidas las más grandes y ricas” porque evitará que el futuro calentamiento alcance los 5 grados Celsius, al que, explicó se dirigía el mundo antes de comenzar a luchar contra el cambio climático.

Un contexto de agitación se cierne sobre las conversaciones.

En el último año, nación tras nación ha registrado agitación política. Los últimos ejemplos se han dado en Estados Unidos —el mayor emisor histórico de dióxido de carbono— y Alemania, una nación líder en clima.

La elección de Donald Trump, quien disputa el cambio climático y su impacto, y el colapso de la coalición de gobierno en Alemania están alterando la dinámica de las negociaciones climáticas en la cumbre, dijeron los expertos.

“El norte global debe ir reduciendo emisiones incluso más rápido y deberían estar disminuyendo ya en un 20, 30, 40%. Pero en cambio, tenemos a Trump, tenemos un gobierno alemán que acaba de desmoronarse porque parte de él quería ser siquiera ligeramente ambicioso”, dijo Friederike Otto, científica climática del Imperial College London. “Así que estamos muy lejos”.

En un principio, los organizadores de Azerbaiyán esperaban que las naciones de todo el mundo dejaran de luchar durante las dos semanas de negociaciones. Eso no ocurrió, y las guerras continuaban en Ucrania, Gaza y otros lugares.

Decenas de activistas climáticos en la conferencia — muchos de ellos con pañuelos tradicionales palestinos — levantaron pancartas pidiendo justicia climática y que las naciones “dejen de alimentar el genocidio”.

“Todas estas luchas son interseccionales”, dijo Lise Masson, una manifestante de Amigos de la Tierra Internacional. “Son los mismos sistemas de opresión y discriminación que ponen a la gente en primera línea del cambio climático y en primera línea del conflicto en Palestina”. La activista criticó a Estados Unidos, Reino Unido y la UE por no gastar más en financiación climática al tiempo que suministran armas a Israel.

Mohammed Ursof, un activista climático de Gaza, llamó a los manifestantes en las conversaciones a “devolver el poder a los indígenas, el poder de vuelta al pueblo”.

Jacob Johns, un organizador comunitario de la comunidad hopi y akimel o’odham, llegó a la conferencia con esperanzas de un mundo mejor.

“A la vista de la destrucción yace la semilla de la creación”, dijo en un panel sobre las esperanzas de los pueblos indígenas para la acción climática. “Tenemos que darnos cuenta de que no somos ciudadanos de una nación, somos la Tierra”.

Esperanzas de un buen resultado

El paquete financiero que se está negociando en las conversaciones de este año es importante porque cada nación tiene hasta principios del próximo año para presentar nuevos —y presumiblemente más fuertes— objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de carbón, petróleo y gas natural. Eso forma parte del acuerdo de París de 2015 para que las naciones intensifiquen los esfuerzos cada cinco años.

Algunos investigadores climáticos del Pacífico dijeron que la cantidad de dinero ofrecida no era el mayor problema para las pequeñas naciones insulares, que son algunas de las más amenazadas por la subida de los mares. “Puede que haya fondos disponibles, pero acceder a estos fondos para nosotros aquí en el Pacífico es bastante complicado”, dijo Hilda Sakiti-Waqa, de la Universidad del Pacífico Sur en Fiyi. “El Pacífico necesita mucha ayuda técnica para poder preparar estas solicitudes”.

La temperatura global promedio a largo plazo ahora está 1,3 grados Celsius (2,3 grados Fahrenheit) por encima de los tiempos preindustriales, apenas a dos décimas de grado del umbral acordado.

Para que el mundo evite superar los 1,5 grados de calentamiento, las emisiones globales de dióxido de carbono deben reducirse en un 42% para 2030, dijo un nuevo informe de las Naciones Unidas.

“No podemos dejar Baku sin un resultado sustancial”, dijo Stiell. “Ahora es el momento de demostrar que la cooperación global no ha sido derrotada. Está poniéndose a la altura del momento”. AP

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