Haití en crisis: enfrentamientos entre pandillas, civiles y policías dejan al menos 28 muertos en Puerto Príncipe
Puerto Príncipe, Haití, 20 de noviembre – La violencia pandillera que ha asolado la capital haitiana, Puerto Príncipe, sufrió un revés significativo cuando, en un operativo coordinado por la Policía Nacional, al menos 28 presuntos pandilleros fueron abatidos.
Entre los fallecidos, algunos fueron asesinados por civiles, quienes no solo los enfrentaron sino que también quemaron sus cuerpos, esparciendo los restos en distintas zonas de la ciudad. La capital permanece en estado de caos, paralizada por los enfrentamientos y bloqueos.
El conflicto, que se intensificó entre la noche del lunes y la mañana del martes, dejó a los habitantes de las áreas afectadas atrapados en un ambiente de terror. En sectores como Nazon, Lalue, Christ Roi y Bois-Verna, los residentes fueron testigos de intensos tiroteos que los obligaron a mantenerse despiertos toda la noche. Civiles armados han decidido tomar justicia por sus propias manos, quemando incluso a algunos pandilleros mientras aún estaban vivos.
Las bandas armadas que protagonizan esta crisis forman parte de una estrategia más amplia de expansión territorial. Según las autoridades, estas pandillas buscaban establecer nuevas bases en áreas de la capital que aún no están bajo su control.
Los enfrentamientos de las últimas horas se producen tras un despliegue de pandilleros en diferentes puntos de la ciudad, quienes se encontraron con la resistencia de la policía y los civiles.
Mientras las autoridades continúan sus registros, no se descarta que el número de víctimas aumente, ya que ciudadanos armados rastrean casas y calles en busca de presuntos pandilleros. La situación ha generado pánico generalizado, paralizando las actividades comerciales y educativas en Puerto Príncipe, donde las principales avenidas permanecen vacías y varios puntos están bloqueados por brigadas civiles de vigilancia.
Una ciudad sitiada por el terror
Los enfrentamientos han convertido a Puerto Príncipe en un escenario de caos, donde las calles lucen desiertas y la sensación de una huelga indefinida impregna el ambiente. La policía ha intensificado sus operativos como respuesta directa a las amenazas realizadas por la coalición pandillera Vivre Ensemble («Vivir Juntos»), liderada por el exagente policial Jimmy Cherizier, alias «Barbecue». Este grupo había prometido días de terror, y los recientes ataques parecen ser parte de su estrategia para sembrar el miedo en la población.
Los episodios de violencia han sido constantes. A principios de la semana pasada, pandilleros dispararon contra dos aviones comerciales estadounidenses, lo que provocó el cierre temporal del aeropuerto internacional Toussaint Louverture y la suspensión de vuelos de varias aerolíneas.
La inseguridad también obligó a la ONU a suspender temporalmente la entrega de ayuda humanitaria, ya que el acceso al puerto y al aeropuerto se ha vuelto inviable debido a los continuos enfrentamientos.
La situación en Haití se ha deteriorado gravemente en los últimos meses. Según datos de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas, al menos 1,223 personas murieron y 522 resultaron heridas entre julio y septiembre de este año como resultado de la violencia y los enfrentamientos con pandillas.
La inseguridad ha llegado a niveles alarmantes, afectando no solo a la población, sino también a las instituciones gubernamentales y a los organismos internacionales que intentan brindar ayuda.
A esto se suma la creciente dificultad para mantener el orden en el país, ya que la Policía Nacional enfrenta limitaciones en personal y recursos, lo que dificulta el cumplimiento de su labor. Mientras tanto, los civiles, cansados de la inacción gubernamental, han optado por armarse y tomar medidas extremas contra las pandillas, lo que ha intensificado el nivel de violencia en la capital.
Debates internacionales y la solicitud de una misión de paz
En este contexto, el Consejo de Seguridad de la ONU discute este miércoles la propuesta del gobierno haitiano para transformar la actual Misión Multinacional de Seguridad (MMS) en una fuerza de paz con «cascos azules». Esta solicitud busca una intervención más robusta para frenar la crisis de inseguridad que azota al país. Sin embargo, la propuesta enfrenta la resistencia de países como Rusia y China, que han mostrado oposición a la iniciativa.
El pasado 21 de octubre, el gobierno de transición haitiano envió una carta al Consejo de Seguridad solicitando formalmente el envío de esta misión «lo antes posible». Argumentaron que la situación requiere una intervención urgente debido a las limitaciones operativas y presupuestarias de la actual misión policial. Hasta ahora, la MMS ha mostrado escasa efectividad para garantizar la seguridad en un país sumido en una crisis política, económica y social de gran magnitud.
El impacto humanitario y la incertidumbre futura
La suspensión de vuelos, la interrupción de la ayuda humanitaria y los continuos enfrentamientos han agravado la situación humanitaria en Haití. Miles de familias están atrapadas en la violencia, enfrentando no solo la inseguridad, sino también la falta de alimentos, medicinas y servicios básicos. La creciente militarización de los barrios y la participación de civiles en los enfrentamientos añaden una capa de complejidad al conflicto, dificultando la posibilidad de una resolución pacífica en el corto plazo.
La situación en Haití pone de manifiesto la urgencia de una intervención efectiva que aborde las raíces del problema, incluidas la debilidad institucional y la pobreza extrema. Sin embargo, las divisiones políticas internas y la falta de consenso internacional dificultan la implementación de soluciones a largo plazo.
Puerto Príncipe, con sus calles vacías y su población aterrorizada, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la supervivencia en medio de una crisis que parece no tener fin.