Sin reforma fiscal no habrá mejoría en calificación crediticia

Ramón Núñez Ramírez

Desde que el país colocó en septiembre de 2001 la primera emisión de Bonos Soberanos por un monto de US$500 millones, somos evaluados por empresas globales calificadoras de riesgo crediticio y el país ha logrado mejorar gradualmente su calificación a punto de que la presente administración tenía la meta de obtener el “Grado de Inversión”, pero sin una reforma fiscal, como esperaban esas agencias, en el mejor de los escenarios en este período se mantendrán las mismas calificaciones.

Desde la primera colocación en 2001 hasta 2012, final de la Administración del doctor Leonel Fernández, el stock de bonos soberanos ascendió a US$2,454.5 millones, en ese momento la composición de la deuda externa era de 78.5% de fuentes bilaterales y multilaterales (tasas de interés más bajas y periodos de gracia en el pago del capital) y la deuda privada representaba el 21.6% y los bonos soberanos 19.2% de la deuda externa total.

A partir de la administración del licenciado Danilo Medina y hasta la presente, se ha incrementado de forma sostenida el endeudamiento en bonos soberanos a punto que al cierre de 2019, antes de la pandemia, 29.3% de la deuda externa era bilateral y multilateral y 70.7% bonos soberanos y en 2023, 24.8% era deuda bilateral y multilateral y 75.2% bonos soberanos(US$29,221.4 millones).

En la actualidad existen tres grandes calificadoras de riesgo crediticio que son Moody´s, Standard & Poor´s (S&P) y Fitch Ratings y estas sirven de guía a los inversionistas, también el banco J.P Morgan and Chase publica el EMBI (Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de los Mercados Emergentes) el cual es un índice de riesgo que es la diferencia entre la tasa de interés que pagan en dólares los bonos emitidos por los mercados emergentes y los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos que se consideran “libres de riesgo”.

Cuando un país tiene la calificación de “Grado de Inversión” significa obtener más bajas tasas de interés y ser parte de un club selecto, a tal punto que en América Latina tienen esa calificación Chile, México, Perú y Uruguay.

La República Dominicana en 2024 tiene la calificación BB de estable a positiva en Fitch (a un escalón nivel inferior de “Grado de Inversión”), en S&P de BB con perspectiva estable y en Moody´s Ba3 positiva (a dos peldaños del “Grado de Inversión”), en cuanto al nivel de riesgo país (EMBI) estamos en (CRT-2) que es bajo e inferior al promedio de América Latina.

En sentido general las tres clasificadoras elogian los avances del país en termino de gobernanza, sólida trayectoria de crecimiento económico y la implementación de políticas que fortalecen el marco macroeconómico, sin embargo, esperaban una reforma fiscal para fortalecer la sostenibilidad de la deuda y la reducción en el pago de los intereses, no es accidental que cuando el presidente Abinader anunció el retiro del Congreso del proyecto de “Modernización Fiscal”, al otro día nuestros bonos soberanos perdieron unos puntos porcentuales en los mercados secundarios.

Con una deuda pública consolidada a septiembre de 2024 ascendente a US$75,916.8 millones, equivalente al 61% del PIB, sin reforma y con déficit fiscal anual rondado el 3.1% del PIB, es muy difícil que las agencias calificadoras mejoren nuestra posición crediticia (incluso para mantenerla demandará de mucha prudencia fiscal) y mucho menos aspirar al “Grado de Inversión”.

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