Jorge Blanco de visita al centro del Poder mundial
Por Manuel Jiménez V
En los casi 29 años que trabajé en el periódico Hoy, 27 los dediqué a la fuente del Palacio Nacional. Una cobertura ininterrumpida que me permitió conocer de cerca los intrincados pasillos del poder, viajar por el mundo y, sobre todo, relatar los eventos que definieron la historia reciente del país.
De esos años, fui testigo del gobierno de cuatro presidentes: Salvador Jorge Blanco, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández en tres cuatrienios e Hipólito Mejía. Esa permanencia, que solo fue superada en tiempo ininterrumpido por dos bien recordados colegas, Danilo Polanco (fallecido) y Héctor Amparo, marcó mi carrera de una forma que nunca imaginé.
Recuerdo perfectamente cómo empezó todo. Era agosto de 1982. Salvador Jorge Blanco acababa de asumir la presidencia, y Virgilio Alcántara, director del periódico en ese entonces, me convocó para encargarme la fuente presidencial.
Fue una sorpresa, debo admitirlo. Yo sustituiría a Juan Manuel García, quien había sido designado director de prensa en el Ministerio de Agricultura. Hasta ese momento, junto a la juventud, mi experiencia en el periodismo era limitada: había trabajado en noticieros como Radio Reloj Nacional, Radio Continental, Radio Cristal y Noti Tiempo, de Radio Comercial, pero cubrir la principal fuente noticiosa del país era un reto que me exigía mucho más, por encima del simple reporterismo.
No quedaba de otra. Acepté la tarea con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo. El periódico Hoy ya se había consolidado como un diario de referencia, con un diseño moderno y un contenido de alta calidad. La responsabilidad era enorme. No se trataba solo de informar, sino de hacerlo con rigor, en un contexto donde las expectativas de los lectores eran altas. A partir de ese momento, mi vida giraría en torno al Palacio Nacional y las historias que nacían allí.
Salvador Jorge Blanco, mi primer presidente en esta fuente, era un político cercano a la prensa. Nos conocía por nombre y apellido y, a menudo, se permitía bromear con los reporteros que lo seguíamos a todas partes.
Una de sus primeras salidas al extranjero fue a Washington, D.C., en una visita de Estado que, para nosotros, los periodistas dominicanos, resultó toda una experiencia. El ceremonial fue impresionante: desde su recibimiento en los jardines de la Casa Blanca hasta su presencia en el Salón Oval con el entonces presidente Ronald Reagan y, al final, una elegante recepción en la sede del poder mundial, donde los protocolos fueron estrictos.
Para asistir, se requería vestimenta formal, lo que nos llevó a recorrer buena parte de Washington en busca de smokings. Fue una verdadera aventura encontrar dónde alquilar esos trajes, pero logramos cumplir con el protocolo.
La noche de la recepción tuvo su anécdota particular. Brooke Shields, una joven actriz que en ese momento era un ícono de Hollywood, fue una de las invitadas. Su llegada desató un alboroto entre los periodistas estadounidenses, quienes la abordaron con preguntas triviales, como qué haría al día siguiente, cuando cumpliría 18 años. Para nosotros, fue un contraste curioso: mientras ellos se enfocaban en la estrella de cine, nosotros intentábamos captar los detalles políticos y diplomáticos del evento.
De aquella visita de Jorge Blanco a Washington surgieron acuerdos de trascedencia. Entre ellos, la compra de una flotilla de ocho aviones de combate que rompían la barrera del sonido. Fue un tema que generó debate en el país, pero en ese momento se presentó como un avance estratégico para las fuerzas armadas.
Otro momento que quedó grabado en mi memoria fue un desayuno que tuvo el presidente con los editores de The Washington Post. Recuerdo haber pensado que aquel encuentro tendría una cobertura destacada en ese influyente diario.
Sin embargo, al día siguiente solo apareció una breve nota acompañada de una foto que se limitaba a informar de aquel encuentro.
Recuerdo mi gran decepción, pues temprano salí a comprar un ejemplar del diario para conocer los resultados de aquel desayuno con los editores de uno de los principales diarios estadounidenses, pero solo encontré una foto y un pie informativo. Más luego, sin embargo, en ocasión de las protestas del 24 de abril de 1984, The Washington Post publicó lo conversado con el presidente dominicano.