Lisette Oropesa, mejor cantante de ópera 2024: “El miedo ha bloqueado muchísimo talento”
Marina Estévez Torreblanca
Madrid, 14 diciembre.- Lissete Oropesa, mejor cantante de ópera del mundo en 2024, es desde este sábado Maria Stuarda en el Teatro Real, donde la estadounidense de origen cubano vuelve a pisar fuerte, inspirada por quienes salen a escena “como un matador”, asegura a EFE, porque “el miedo ha bloqueado muchísimos talentos”.
Nacida en Nueva Orleans de padres cubanos en 1983, Oropesa atesora hitos en su carrera como el de ser la primera cantante femenina en hacer un bis en solitario en el coliseo madrileño durante ‘La Traviata’ de Verdi, representada en 2021 en plena pandemia.
“El Teatro Real siguió adelante con sus funciones y por eso el público se emocionó tanto, no es que yo sea la mejor cantante del mundo”, dice en una entrevista Oropesa, quien, sin embargo, obtuvo exactamente ese reconocimiento el pasado octubre en los Premios Internacionales de la Ópera que se concedieron en Múnich.
Deslumbrante voz de soprano lírica
Además de poseer una deslumbrante voz de soprano lírica de coloratura, por la que abandonó una incipiente carrera de flautista, Oropesa ha aprendido a tener actitud de valentía en su oficio artístico, que le ayuda a mantenerse en lo más alto.
“En este mundo hay muchísima discusión, te van a criticar y no le vas a gustar a todos, ni todo el mundo va a escribir que eres su favorita”, un miedo que en una profesión especialmente sensible “ha parado a muchísimos artistas, ha bloqueado muchísimo talento”, advierte.
Por eso, prefiere fijarse en intérpretes con personalidad y carisma “que salen al escenario y cantan como si fueran un matador”, ejemplifica. “Eso me inspira, yo quiero ser así, no quiero entrar tímida, con vergüenza”, confiesa Oropesa, para quien “aunque tengas que fingirla, tienes que buscar la seguridad en ti y mostrarla”.
“Puedes estudiar todo lo que quieras, pero nunca llegarás a ser una Victoria de los Ángeles, una Montserrat Caballé”, recuerda.
Aunque sí puedes “dar lo mejor de ti”, y esa generosidad como artista es la que un público “exigente” como del Teatro Real agradece. “Sé que me consideran una de las nuestras, y eso me da muchísima felicidad”, dice.
Desde el 14 hasta el 30 de diciembre
Volverá a demostrar esta entrega desde el 14 hasta el 30 de diciembre como la reina católica Maria Stuarda en la ópera homónima con la que Gaetano Donizetti (1797-1848) completó la trilogía de las reinas Tudor (junto a ‘Roberto Devereux’ y ‘Anna Bolena’).
Se trata del estreno mundial de una nueva producción del Teatro Real, junto al Gran Teatre del Liceu, el Donizetti Opera Festival de Bérgamo, La Monnaie de Bruselas y la Ópera Nacional de Finlandia.
También es la primera vez que Oropesa interpreta dicho personaje, para el que ha adaptado su voz al estilo del belcanto -en el que priman la belleza sonora, las florituras y la técnica interpretativa ágil y poco esforzada- pero sin tratar de “imitar a las leyendas del pasado, porque no es posible”, subraya.
El vestuario de época, con grandes y pesadas faldas y corsés, y la escenografía de David McVicar “te hace también entrar en otro cuerpo” y favorece “colores que vienen casi naturalmente”, asegura Oropesa, que mientras canta intenta estar “en el momento presente”.
Pero en esta ópera, la música -interpretada por la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por José Miguel Pérez-Sierra- “es tan bella” que a veces se “pierde un poco en ella”, reconoce, y tiene que recordarse “la importancia de lo que le está pasando a esta reina”.
Condenada por su prima Elisabetta (la mezzosoprano rusa Aigul Akhmetshina, con quien además lucha por el amor del conde de Leicester, el tenor jerezano Ismael Jordi) Maria Stuarda fue ejecutada sabiendo que era una reina legítima y que su muerte cambiaría el futuro del mundo para siempre.
Oropesa introduce todos estos matices con su privilegiada voz en escenas tan complicadas como las que se suceden en el segundo acto, cuando la artista canta tres arias prácticamente seguidas durante una hora, en “una situación dramática que va empeorando hasta que llega a la muerte”, pero en la que también trata de “dar luz, esperanza y fuerza, porque fue una persona muy valiente”, concluye.