Desplazamiento masivo en California: Cónsul dominicano evacuado por incendios

Santo Domingo, 8 de enero. – El cineasta y cónsul dominicano en Los Ángeles, Alfonso Rodríguez, fue evacuado de su residencia en Glendale, California, debido a uno de los incendios más devastadores registrados en la zona. Este siniestro ha obligado al desplazamiento de más de 30,000 personas y ha dejado una estela de destrucción que afecta a miles de viviendas y estructuras.

Rodríguez fue alertado por las autoridades locales de la urgencia de abandonar su hogar junto a su familia. Según relató, contaban con un tiempo límite de tres minutos para recoger sus identificaciones personales y trasladarse a uno de los dos hoteles designados por las autoridades.

“Vivimos en una colina. La bajada fue como una escena de película de horror. Mis hijos estaban histéricos; los árboles cayéndose como si fuera un huracán de categoría cuatro, pero sin lluvia, solo vientos, fuego y humo. Es una experiencia horrible, como una película de terror. Nunca había visto algo igual”, expresó el cónsul en una entrevista con Diario Libre.

El cónsul también relató que el incendio ha paralizado la ciudad de Los Ángeles, que recientemente fue declarada en estado de emergencia, especialmente en áreas como Pacific Palisades, una de las más exclusivas y afectadas. Este incendio es el mayor de dos siniestros que asolan la región.

Un desastre fuera de control

En tan solo unas horas, las llamas han pasado de consumir 200 acres a devastar cerca de 3,000. Los esfuerzos del Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD) por contener el incendio han sido insuficientes, y las llamas siguen avanzando de manera implacable. Aproximadamente 10,000 viviendas y 13,000 estructuras están en peligro inminente.

“En nuestra zona, el impacto es menor, pero el daño es mayor porque las casas están separadas por vegetación. Esto facilita que el fuego se propague rápidamente”, explicó Rodríguez. “Ahora estamos en un hotel en el centro de Glendale. Aquí no hay vegetación, lo que significa que el fuego no llega, aunque sí el humo y los vientos, que son horribles”.

Las condiciones meteorológicas han agravado la situación. Los vientos, con ráfagas de hasta 60 millas por hora (más de 90 km/h), combinados con la sequedad del terreno y la falta de lluvias, han generado un ambiente ideal para la propagación del fuego. Se espera que estas condiciones persistan hasta el jueves, complicando los esfuerzos de control.

Sin reportes de dominicanos afectados

El cónsul Rodríguez informó que, hasta el momento, no se han recibido reportes de dominicanos afectados por los incendios. A pesar de la situación, el consulado ha mantenido operativos sus servicios a través de una aplicación que permite responder de forma remota a las necesidades de la comunidad dominicana en Los Ángeles.

“La información oficial es que nadie puede salir de su casa a menos que la policía toque su puerta y le indique hacia dónde debe dirigirse. Esto puede ser a un estadio, un hospital o un hotel. Salir por cuenta propia está prohibido, aunque el fuego se vea cerca”, aclaró Rodríguez.

En cuanto a las instalaciones del consulado dominicano, Rodríguez aseguró que no están en peligro debido a su ubicación.

Impacto en la comunidad

Los incendios han causado estragos en Los Ángeles, una ciudad acostumbrada a enfrentar este tipo de desastres naturales, pero no en la magnitud actual. El aeropuerto internacional de Los Ángeles, uno de los más transitados del mundo, se encuentra cerrado, mientras que más de mil viviendas han sido consumidas por las llamas. La paralización de la ciudad refleja la gravedad de la situación.

Rodríguez también comentó sobre el impacto emocional en su familia y la comunidad en general. “Es un horror indescriptible. Aunque estamos en un lugar seguro, la incertidumbre y el caos que generan estos incendios son devastadores”.

Mientras las autoridades continúan trabajando para controlar las llamas, miles de personas esperan en refugios temporales con la esperanza de regresar a sus hogares o, al menos, salvar lo que queda de ellos. Este desastre recuerda la fragilidad de las comunidades frente a los estragos del cambio climático y la necesidad urgente de implementar medidas preventivas para mitigar futuros eventos de esta naturaleza.