Elogios de Marco Rubio a RD: “Ese huevo quiere sal”

Guarionex Rosa

Los elogios a la República Dominicana por parte del designado secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, respondidos sabiamente por el presidente Abinader, podrían recordar a muchos dominicanos que aprendieron a leer al revés el dicho: “ese huevo quiere sal”.

Rubio es “amigo” que tiene su causa, el anticomunismo a muerte y que busca aliados para hoy y para mañana. La República Dominicana podría ser uno de ellos, porque él está a mitad de su carrera como senador de La Florida, pero con la vista puesta sobre la Casa Blanca.

Muy diplomático, el líder Abinader acogió con beneplácito los comentarios de Rubio sobre el papel dominicano ante los desafíos de Haití, la recuperación económica posterior a la epidemia de la COVID y del turismo, que han fortalecido su posición como destino envidiable.

RD tendrá algunas pruebas de esa amistad que profesa el nuevo canciller norteamericano tan pronto comience a funcionar la maquinaria política y diplomática del presidente Trump y su empeño en apoderarse del canal de Panamá por el supuesto dominio de China.

Abinader no tiene nada que ver con la reapertura de las relaciones de RD con China Popular, que se logró a finales del régimen del entonces presidente Medina y que no puede revertir esa decisión histórica como querrían algunos dominicanos favorables a Taiwán.

Contrario a como dijo Rubio ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano que escuchó sus puntos de vista, no fue por el convencimiento de Panamá que RD decidió el restablecimiento de relaciones con China Popular, sino por el interés dominicano.

El senador Rubio nació en mayo de 1971, pocos años antes de que por decisión del entonces presidente Jimmy Carter se iniciaran las negociaciones que concluyeron con la reanudación de las relaciones entre Estados Unidos y China, a lo que siguió una cascada de rupturas con Taiwán.

Al régimen del presidente Trump (2017-2021) no le faltó deseos de revertir la situación y volver a acoger en su seno a Taiwán, pero ese tema ya está suficientemente debatido y China ha crecido tanto que ha desplazado a Rusia de su posición número dos en la política mundial.

La República Dominicana tendrá que resistir todos los impulsos que provendrían del nuevo régimen y de su propuesto canciller para sumarse a las presiones a fin de que el canal de Panamá, reconocido como parte de la soberanía de ese país mediante los tratados Torrijos-Carter, sea arrebatado a los panameños.

Los frentes de Trump

Son muchos los frentes que Trump ha propuesto abrirse cuando llegue el lunes a la Presidencia. Todos son casi insuperables como la expulsión masiva de millones de inmigrantes a sus países, arrebatar a Panamá su canal, convertir a Canadá en el 51 estado de la Unión y echarle manos a Groenlandia.

A RD no le conviene la expulsión de los inmigrantes, ni a Estados Unidos tampoco. Si expulsaran siquiera 10 millones de ellos, solamente una parte, la economía norteamericana sufriría mucho por la falta de mano de obra. Si sacan de Springfield, Ohio a los 15 mil haitianos con residencia temporal, los moradores de allí verán que difícil es quedarse sin sirvientes, lavadores de car wash y mecánicos que trabajan a un menor precio.

Tampoco le convendría a RD que Canadá se convierta en el estado 51, una visión de locura. Canadá ha acogido a tantos dominicanos que las remesas que vienen desde ese país están ayudando a fortalecer la economía dominicana. Despreciados por Estados Unidos, muchos inmigrantes han visto en Canadá un mucho mejor destino, un país multicultural, con altos índices de educación, salud y tecnología.

Detrás del empeño por Panamá, Canadá y Groenlandia estaría la codicia del capitalismo y el trumpismo, y eso que no llega todavía lo que el saliente presidente Biden definió como “la forma de una nueva oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza nuestra democracia”.

Listín Diario

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