Día de Nuestra Señora de la Altagracia: Devoción y tradición nacional en República Dominicana

Por La Redacción

Santo Domingo, 21 de enero – Cada año, el 21 de enero, República Dominicana se viste de fervor religioso para conmemorar el día de Nuestra Señora de la Altagracia, protectora espiritual del pueblo dominicano y símbolo de la fe católica en el país. Esta celebración tiene raíces profundas en la historia nacional, marcada por el arraigo de una devoción que ha perdurado a lo largo de los siglos.

La veneración a Nuestra Señora de la Altagracia se remonta a los primeros años de la colonización española en la isla de La Española. Según la tradición, la imagen de la Virgen llegó al país en el siglo XVI, traída desde España por los hermanos Alonso y Antonio Trejo, dos encomenderos residentes en Higüey.

El cuadro representa a la Virgen María en su advocación de madre protectora, con el niño Jesús en brazos, rodeada de elementos simbólicos como la estrella, el sol y la luna.

Uno de los relatos más conocidos sobre el origen de la devoción cuenta que un campesino pidió a su hija traerle “la Virgen de la Altagracia”, sin especificar a cuál se refería. Tras buscar sin éxito, encontró el cuadro en circunstancias milagrosas, interpretado como una señal divina de que la Virgen quería ser venerada en la región de Higüey.

En 1692, se registró el primer milagro atribuido a Nuestra Señora de la Altagracia, lo que consolidó su lugar en el corazón de los dominicanos. En 1979, el Papa Juan Pablo II la coronó oficialmente como “Madre Protectora y Espiritual del Pueblo Dominicano”.

Celebraciones en Higüey: un epicentro de devoción

La ciudad de Higüey, en la provincia La Altagracia, es el corazón de las festividades en honor a la Virgen. La majestuosa Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, que resguarda el histórico cuadro, es el epicentro de la peregrinación anual. Miles de devotos llegan a pie, en bicicletas, o en vehículos desde distintos puntos del país, en muestra de su fe y agradecimiento.

Desde la víspera, los alrededores de la basílica se llenan de actividades religiosas y culturales, como misas, procesiones, y cantos. El día culminante, 21 de enero, comienza con una misa solemne presidida por el Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo o el Obispo de Higüey, en compañía de representantes de la Iglesia Católica.

La celebración cuenta con la participación del Presidente de la República, altos funcionarios del Gobierno, líderes comunitarios y miles de fieles que buscan renovar su compromiso espiritual o expresar su gratitud por favores recibidos. Durante el acto, se ofrecen oraciones especiales por la unidad, la paz y el progreso del país.

La Altagracia, símbolo de unidad nacional

El día de Nuestra Señora de la Altagracia es también una jornada de reflexión sobre la identidad dominicana. Más allá de su dimensión religiosa, la Virgen de la Altagracia simboliza la unidad del pueblo dominicano en torno a sus valores y tradiciones. Desde hace décadas, el 21 de enero es reconocido como día feriado, lo que permite a las familias y comunidades participar plenamente en las celebraciones.

En otros puntos del país, como Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata, las parroquias realizan actos litúrgicos y actividades comunitarias en honor a la Virgen. En las casas, se colocan altares y se realizan reuniones familiares en las que se comparten historias de fe y se agradecen bendiciones recibidas durante el año.

Más allá de la religión: un legado cultural e histórico

Nuestra Señora de la Altagracia no solo es un símbolo religioso, sino también un ícono cultural e histórico. Su influencia trasciende la fe, inspirando a artistas, escritores y músicos que han rendido homenaje a su figura a través de diversas manifestaciones artísticas.

La Basílica de Higüey, además de su importancia religiosa, es un monumento arquitectónico que atrae a visitantes nacionales e internacionales, consolidándose como uno de los principales destinos de turismo religioso del Caribe.

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