¡Trump, again!
Benjamín Morales Meléndez
«The golden age of America begins right now!». «La era dorada de Estados Unidos inicia ahora», fue la primera frase de Donald Trump al ser juramentado por segunda ocasión como presidente estadounidense.
Después de ahí, comenzó con un mensaje repleto de las groseras mentiras y exageraciones que lo llevaron al poder, mientras los tontos que le creen lo vitoreaban, no solo allí en el recinto, sino en todo el país, incluso en otras partes del mundo.
La jura de Trump es la mayor victoria y derrota para la democracia. Victoria, porque el proceso democrático puede ser tan ingenuo que permite a un criminal juzgado y sentenciado asumir el cargo que por muchas décadas fue el más importante del mundo. Ha llegado al tope de la cadena, gracias a la democracia, un individuo que dirigió un intento de golpe de Estado, abusador de mujeres y empresario cuestionado por sus malas prácticas. Eso hay que aplaudirlo, claro que sí, porque la mayoría lo eligió y así es que establece el proceso democrático.
Ahora, esos mismos argumentos representan la mayor derrota para la democracia. Que Trump haya asumido el poder gracias a un respaldo inequívoco de la ultraderecha global y el apoyo descarado de los dueños de las grandes tecnologías manda un mensaje. Ha establecido las nuevas reglas de juego para las campañas políticas, que implican que mentir intencionalmente y ser un delincuente no imposibilitan a nadie de llegar al poder. ¿Qué diferencia hay, entonces, entre un tipejo como él y un narco?
Claro, el responsable de todo este desastre no es Trump, más bien es un amplio sector de la población que compra lo que le venden sin razonar y que se ha convertido en parte de una suerte de secta que ve a este personaje como un nuevo Jesucristo.
¿Y saben qué? Lo peor es que tras el daño que ha hecho, Trump logrará hacer poco de lo que promete. Ya estuvo cuatro años en el poder y consiguió poco. Ha comenzado con el pie izquierdo y se fue por encima de su Tribunal Supremo en el caso de TikTok, haciendo quedar a los jueces como tontos.
Así que me sentaré en una silla, con palomitas y refresco a ver la comedia.
(Trumpistas, espero con ansias sus ataques.)
Diario Libre