Descifrando a Trump

Guillermo Caram

Llueven especulaciones sobre Trump, unas positivas otras catastróficas, sin considerar elementos que matizan su gestión.

A diferencia del 2017, Trump ahora no puede permitirse lujo de perder tiempo por expectativas que forjaron su candidatura, dentro y fuera de EE. UU, frente una débil administración demócrata que degradó la sociedad y el respeto al Estado derrochando recursos y trastornando valores.

Por eso actúa drástica y vehementemente. Vehemencia que se irá moderando con el tiempo y reacciones.

Actúa, además, con estilo propio de su procedencia empresarial, negociadora: “golpea” primero para negociar después.

Sería una ingenuidad ignorar que políticos inescrupulosos, ligados al tráfico de ilegalidades, vienen organizando migraciones aprovechándose de condiciones de pobreza de nuestros pueblos para adentrarse al territorio norteamericano.

Sucede también en Europa.

Boumediene, expresidente argelino, musulmán, en discurso ante la asamblea NNUU1974, confesó esta estrategia: “Un día, millones de hombres abandonarán el… sur para irrumpir el norte… para conquistarlo… poblándolo con sus hijos… con el vientre de nuestras mujeres”.

Una teoría menos radical por estar desprovista de motivaciones religiosas fue enarbolada por George Friedman, fundador de ONG norteamericana tenida como CIA privada, en su libro “Los Próximos Cien Años” (2010).

Pronosticó un México hegemónico demográfica y territorialmente. Migración reciente sumará la población chicana que predomina en 11 Estados norteamericanos emplazados en antiguos territorios mexicanos adquiridos por EE. UU. mediante tratados de Hidalgo y Mesilla durante presidencia de Santa-Anna (1848).

Migración presente, atraída por “sueño americano”, está contaminada por delincuentes, traficantes, políticos inescrupulosos y fracasados. “Marielitos” dejados ir por régimen cubano (1980), le precedieron.

Trump recurre a aranceles para presionar que gobiernos vecinos y dentro su “hinterland” frenen esos flujos migratorios.

Por lo anterior, en lugar de distraernos elucubrando consecuencias nacionales de nuevas políticas norteamericanas, deberíamos concentrarnos en compatibilizar las nuestras; tomando en cuenta drasticidad actual diferente a tolerancia pasada en relaciones gubernamentales como con organismos internacionales influenciados por la administración norteamericana.

Como abordando reformas pendientes, fiscal: recortando gastos e impuestos.

Y cuidando inversión extranjera predominantemente norteamericana, más influyente en nuestra economía que inversión pública, ahora que Trump está ofreciendo incentivos fiscales extraordinarios.

Hoy

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