Una ciudad latinoamericana entre las posibles zonas de impacto del asteroide 2024 YR4

Bogotá, Colombia, 22 febrero. – Científicos de todo el mundo analizan con preocupación la trayectoria del asteroide 2024 YR4, el cual tiene una probabilidad del 3,1% de impactar la Tierra el 22 de diciembre de 2032, según los últimos informes de la NASA y la Red Internacional de Alerta de Asteroides.

Este porcentaje representa el nivel de riesgo más alto registrado hasta la fecha para un objeto de estas características, lo que ha generado inquietud en la comunidad científica y los gobiernos de las zonas potencialmente afectadas.

El asteroide, con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros, ha sido denominado «asesino de ciudades» debido a su potencial destructivo en caso de impacto. La International Asteroid Warning Network (IAWN) identificó un «pasillo de riesgo» que abarca el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur de Asia.

Sin embargo, informes recientes de The New York Times y The Independent han consultado a especialistas sobre las regiones específicas que podrían verse afectadas, y la trayectoria del 2024 YR4 pasa sobre al menos ocho de las 100 ciudades más pobladas del mundo.

Entre ellas destaca Bogotá, la capital de Colombia, además de otras importantes urbes como Abiyán, Lagos, Jartum, Bombay, Calcuta y Dacca.

Los cálculos sugieren que, si el asteroide impactara en una zona urbana densamente poblada, podría afectar directamente a más de 110 millones de personas. La energía liberada en caso de colisión se estima que sería hasta 500 veces mayor que la explosión de la bomba atómica de Hiroshima, devastando un radio de aproximadamente 50 kilómetros y generando ondas expansivas que podrían causar graves daños en áreas circundantes.

Comparación con el asteroide Apophis

El 2024 YR4 es considerablemente más pequeño que Apophis, otro asteroide que en su momento generó preocupación por su posible impacto en la Tierra. No obstante, su potencial destructivo no debe ser subestimado. Según el físico Mark Boslough, del Laboratorio Nacional de Los Álamos, «la masa del asteroide es una variable clave, ya que de ella depende la energía que liberaría al impactar la superficie terrestre o al explotar en la atmósfera».

Si el 2024 YR4 estuviera compuesto mayormente de hierro, se hundiría más profundamente en la atmósfera antes de fragmentarse, lo que aumentaría su capacidad destructiva.

Sin embargo, los estudios preliminares sugieren que este asteroide es rocoso, lo que podría hacer que se fragmentara en pedazos más pequeños antes de llegar a la superficie. Aun así, si explotara en el aire, la explosión generaría ondas de choque devastadoras, como las observadas en eventos anteriores como el bólido de Cheliábinsk en 2013.

El desafío de predecir su trayectoria

Uno de los principales desafíos en el monitoreo del 2024 YR4 es que actualmente se aleja de la Tierra en línea recta, lo que complica los cálculos precisos de su órbita futura. Los astrónomos advierten que cualquier variación en su trayectoria podría modificar drásticamente la posibilidad de impacto.

Una vez que el asteroide salga del alcance de los telescopios terrestres, el seguimiento quedará en manos del telescopio espacial James Webb, el cual permitirá obtener mediciones más detalladas sobre su tamaño, masa y composición. Esta información será crucial para evaluar con mayor certeza el riesgo real que representa el objeto.

La comunidad científica sigue de cerca la situación, mientras que los gobiernos de los países en la posible trayectoria del asteroide evalúan estrategias de prevención y mitigación. En caso de que los cálculos futuros confirmen una colisión inminente, agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) podrían explorar la posibilidad de desviar la trayectoria del asteroide mediante misiones de impacto cinético, similares a la prueba DART realizada con éxito en 2022.

Disminución del riesgo para la Tierra y aumento para la Luna

En un desarrollo más reciente, la NASA informó que nuevas observaciones realizadas entre el 19 y 20 de febrero han reducido aún más la probabilidad de que el 2024 YR4 impacte la Tierra, bajando la posibilidad de colisión al 0,28%. No obstante, la probabilidad de impacto con la Luna ha aumentado ligeramente hasta el 1%.

«Los datos más recientes seguirán estando disponibles en la página automatizada Sentry del JPL de la NASA, que monitorea objetos cercanos a la Tierra», detalló la agencia en un comunicado. A pesar de la disminución del riesgo, la NASA continuará realizando un seguimiento exhaustivo de la trayectoria del asteroide.

Por otro lado, en la Escala de Turín, utilizada para clasificar el nivel de riesgo de impacto de los asteroides, el 2024 YR4 ha reducido su calificación de 3 a 1, lo que indica que el peligro ha disminuido, aunque aún no puede descartarse por completo. Esta escala, creada en 1995 por Richard P. Binzel del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), permite medir la peligrosidad de los asteroides en una escala del 0 al 10, donde 10 representa un impacto catastrófico seguro y 0 significa que no hay riesgo.

Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) mantiene una estimación de probabilidad de impacto en 2032 entre 1,38% y 1,5%, una cifra superior a la proporcionada por la NASA. Estos valores son comparables a los registrados en 2004 con el asteroide Apophis, que en su momento tuvo un 2,7% de probabilidad de impactar la Tierra en 2029, aunque posteriormente se descartó el riesgo tras observaciones adicionales.

Un asteroide que hizo historia

El 2024 YR4 no solo ha generado alerta por su posible impacto, sino que también se ha convertido en el primer objeto en activar los protocolos de defensa planetaria establecidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2018. Estos protocolos buscan coordinar una respuesta internacional ante amenazas de impacto de asteroides y establecer estrategias de mitigación.

Desde su detección el 27 de diciembre de 2023 por el Observatorio El Sauce en Chile, el asteroide ha sido objeto de un intenso monitoreo por parte de las principales agencias espaciales. Aunque el riesgo de impacto se ha reducido para la Tierra, la incertidumbre sobre su trayectoria futura sigue generando inquietud en la comunidad científica.

A medida que los telescopios y observatorios espaciales continúan recopilando datos, se espera que en los próximos meses se logren proyecciones más precisas sobre la ruta del 2024 YR4 y su impacto potencial. Por el momento, la humanidad observa con atención el recorrido de este «asesino de ciudades», que sigue siendo un recordatorio de la importancia de la vigilancia y la preparación ante posibles amenazas cósmicas.

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias