Criticar con propuestas, responder escuchando
Felipe Ciprián
El presidente Luis Abinader acaba de reclamar a la oposición que, además de criticar sus acciones de gobierno, formule propuestas para mejorar la función pública.
Creo que el jefe del Estado tiene toda la razón. Criticar por criticar es una fórmula perfecta para restar méritos de otros. No obstante, quien no comete errores es un hombre perfecto y por tanto no perfectible.
Según la nota publicada ayer por el Listín, las palabras de Abinader fueron las siguientes: “La función de la oposición es esa, criticar. Me gustaría, como se hace en algunos países que hemos visto que además de criticar, hagan propuestas y desgraciadamente eso no es muy común aquí”.
Aunque Abinader se refiere a la oposición –y yo no soy opositor suyo, sino un oficiante de periodismo comprometido con mi pueblo- cumplo con mi deber de recordarle (con el mayor respeto) algunas cosas que supongo él no ignora.
Para que un gobierno y su presidente reciban críticas con propuestas, la primera circunstancia que tiene que concurrir es que el gobernante y sus funcionarios estén listos para escuchar.
Ese no es el caso del gobierno de Abinader. Se podría hacer una lista muy grande de críticas y sugerencias que el gobierno simplemente no le pone caso y frecuentemente sale a “desmentir” y a “aclarar”.
Solo hay que ver las quejas frecuentes de los periodicos dominicanos porque los funcionarios no hablan con los periodistas, salvo para vanagloriarse de sus portentosos esfuerzos.
Los repletos departamentos de comunicación de los ministerios y otras instituciones, solo hablan mediante “notas de prensa” que más que información contienen propaganda y alabanzas, pero nunca dan información de valor a requerimiento de los medios.
Peor aun, cuando amparados en la Ley de Acceso a la Información Pública los periódicos solicitan una información que los ministerios están obligados a entregar, el retraso en responder se utiliza como táctica para que los medios desistan y lo que se indaga siga oculto.
No escuchar críticas y negar información es la regla de oro de esta administración, con dos excepciones: cuando la crítica se generaliza y se crea un estado de opinión pública que aísla al gobierno o cuando la movilización social va en ascenso.
En esos casos Abinader y el gobierno, reculan. Recuérdese los dos intentos de reforma fiscal, la disposición del Ministerio de Administración Pública de obligar a los empleados públicos a presentar el pago de sus facturas de agua y electricidad y el reciente anuncio de derogación del Decreto 30-25 que dispone el cobro de ITEBIS a servicios de plataformas digitales.
Cualquier hijo de un mal diputado sabe que por decreto no se puede ampliar la base ni el monto de un impuesto que ha sido aprobado por ley y que solo el Congreso puede modificar.
Es hora de cambiar
Tomando la palabra del presidente Abinader, se puede iniciar un cambio importante en el ejercicio del poder y en la práctica opositora.
El gobierno que quiere propuestas tiene que escuchar las críticas porque por más mal intencionadas que aparenten, siempre se apoyan en algo que afecta a la población, pues de lo contrario, la gente no es tonta, todos van a entender que es “un acumulo”.
Desde enero de 2021 vengo haciendo propuestas públicas al presidente Abinader sobre temas de interés nacional, especialmente sobre el sector agropecuario y el sistema carcelario.
Cuando la agropecuaria necesitaba apoyo institucional y financiero importante para garantizar alimentos suficientes con estabilidad de precios y ganancias, sus funcionarios se fueron por la quiebra del sector, el financiamiento oficial a la importación de alimentos, la cancelación de profesionales agropecuarios y el posterior asalto a la Asociación Nacional de Profesionales Agropecuarios (ANPA).
El resultado es que el comercio dominicano está lleno de alimentos importados a precios mucho más caros y con serias dudas sobre la calidad de los granos, grasas, lácteos y carnes.
Hoy la agropecuaria es una difunta agredida por la carencia de técnicos y programas de capacitación y asistencia, la falta de financiamiento oficial y la carestía de semillas e insumos para producir y criar.
Situación penitenciaria
Sobre el sistema carcelario, que a comienzos de 2021 le sugerí por aquí mismo a Abinader que recuperara el programa de construcción de recintos del nuevo modelo que inició el entonces procurador Radhamés Jiménez en 2008, pero que Francisco Domínguez Brito abandonó junto a otras iniciativas de modernización. El gobernante no le dio importancia.
Por años el problema se fue complicando por la combinación del hacinamiento, el festival de órdenes de prisión preventiva solicitadas por fiscales y acogidas cobardemente por los jueces, la corrupción interna obviamente con participación oficial y la mora judicial.
Aunque Abinader creó una comisión para encaminar propuestas y ejecutar programas de solución al drama carcelario, nunca le aportó los recursos ni el respaldo para ejecutar las propuestas concretas formuladas.
Es decir; no solo no escucha a la oposición, sino tampoco a las comisiones que él mismo crea para que lo ayuden.
Por el contrario, recibiendo su gobierno un moderno centro en Las Parras que aportaría una solución parcial al hacinamiento de La Victoria, mantuvo cerrado y “pudriéndose” ese reclusorio por motivos puramente políticos.
El presidente Abinader despertó de su indiferencia ante la crisis carcelaria el 18 de marzo de 2024 cuando un incendio en La Victoria –cuyo origen nadie ha explicado- provocó decenas de muertes y heridos, así como el traslado forzado de miles de reclusos a cárceles tan lejanas como la frontera e Higüey, quedando sus familiares sin información.
Entonces reactivó las iniciativas de afrontar la crisis penitenciaria con comisiones de voluntarios, pero un año después la cárcel de Las Parras no ha acogido ni a un recluso.
La mejor forma de criticar es proponiendo, pero la única forma de mandar bien, es escuchando y frecuentemente obedeciendo.
Listín Diario