¿Quieres saber lo que los chinos piensan de Trump? Te vas a sorprender
Por Moira Weigel
The New York Times
Weigel, profesora adjunta de la Universidad de Harvard, está investigando para escribir un libro sobre plataformas de comercio electrónico.
En China, uno de los muchos apodos del presidente Donald Trump es Chuan Jianguo. Se traduce literalmente como “Trump, el constructor de naciones”. Mi mejor traducción es “Camarada Trump”. El chiste es que Trump es un patriótico hijo de China que promueve de manera diligente los intereses chinos desencadenando el caos en Estados Unidos.
Conocí estos memes gracias a los amigos que hice el verano pasado mientras recibía entrenamiento en el área comercial en el centro de contratación oficial de Amazon en Hangzhou y como vendedora de Temu en Shenzhen. Estas empresas forman parte de un enorme ecosistema de comercio electrónico que se ha convertido en un elemento central del comercio minorista mundial y de la economía global. Este ecosistema está profundamente arraigado en China e incluye a fabricantes de bienes, vendedores de bienes en línea y quienes venden software y servicios a ambos grupos. Amazon, la simpática Etsy, la aplicación de compras de gangas Temu, el minorista de moda rápida Shein e incluso Google y Meta, todos dependen de millones de vendedores con sede en China.
En 2023, Temu, proveedor de una enorme gama de productos, desde manoplas a casas móviles, se convirtió en el mayor comprador individual de anuncios en Meta, según informó el año pasado The Wall Street Journal, donde su empresa matriz, PDD Holdings, es una de las mayores compradoras de anuncios en Google. (Temu refuta la cantidad gastada). Los analistas calculan que Shein gastó 200 millones de dólares en anuncios de Facebook e Instagram solo en el tercer trimestre de ese año.
No sería tan exagerado decir que Amazon es una empresa tanto china como estadounidense: más de la mitad de sus principales vendedores están en China, y las tarifas que estos vendedores terceros pagan por utilizar el mercado de Amazon son una de sus mayores fuentes de ingresos.
Esta dinámica explica por qué es improbable que los duros aranceles a China impuestos por Trump consigan su objetivo de devolver los puestos de trabajo en el sector manufacturero a Estados Unidos. En cambio, los aranceles obligarán a los estadounidenses a pagar más por los mismos productos prosaicos que siempre han obtenido de Amazon. También empujarán al ecosistema chino de Amazon a ampliar sus horizontes y, al hacerlo, reforzarán el poder económico de China en todo el mundo.
Hay más de 100.000 vendedores de Amazon en la ciudad de Shenzhen, una bulliciosa metrópolis situada justo al norte de Hong Kong, donde los estuarios del río Perla desembocan en el mar de China Meridional. Muchas empresas más pequeñas venden productos corrientes (botellas de agua de plástico, mangueras de goma, luces de Navidad) bajo marcas desconocidas, o incluso con nombres extraños. Otros fabricantes son Goliat. El fabricante chino de productos electrónicos Anker, fundado en Shenzhen para crear baterías de repuesto para computadoras portátiles, pero rápidamente realineado para fabricar dispositivos de carga para aparatos electrónicos, tiene unos 5000 empleados y unos ingresos anuales de 3000 millones de dólares.
La lealtad de los compradores de Amazon no suele ser hacia ningún vendedor, sino hacia la propia Amazon. Una vez que llegan al sitio web de Amazon, los compradores priorizan abrumadoramente lo que Amazon les muestra primero.
Por ello, es posible que los compradores de Amazon no noten el impacto que los aranceles elevados tendrán en los vendedores más pequeños, que suelen carecer de capital y recursos para absorber tal inestabilidad. Al igual que ocurrió en el verano de 2021, cuando Amazon suspendió abruptamente decenas de miles de tiendas chinas de las que sospechaba que compraban reseñas falsas, las empresas que fracasen serán rápidamente sustituidas y olvidadas.
Es más probable que los compradores estadounidenses noten precios más altos por sus productos. La gran mayoría de los productos de Amazon, por ejemplo, se fabrican en China. Muchos vendedores estadounidenses de Amazon adquieren sus productos allí. Al igual que sus homólogos chinos, acabarán viéndose obligados a subir los precios, ya que sus márgenes de ganancia son muy reducidos.
La mayoría de los economistas descartan la idea de que los aranceles ayuden a traer de vuelta a Estados Unidos puestos de trabajo en el sector manufacturero. Algunos se preguntan si Estados Unidos debería siquiera intentar atraerlos de nuevo. El gobierno chino lleva décadas realizando enormes inversiones en educación, infraestructuras e investigación. Y aunque el costo de la mano de obra china ha subido, sigue siendo significativamente inferior al costo de la mano de obra estadounidense. Las exenciones anunciadas durante el fin de semana para los celulares, computadoras y otros aparatos electrónicos —seguidas rápidamente de advertencias de que bien podrían ser temporales— han provocado más caos y consternación.
A medio y largo plazo, los aranceles estadounidenses podrían beneficiar a China. Hay pruebas de que muchos vendedores chinos evitan los aranceles empleando a terceras empresas que ocultan el valor total de sus mercancías o su lugar de origen. Goldman Sachs calcula que tales prácticas ayudaron a las empresas chinas a evadir entre 110.000 y 130.000 millones de dólares en aranceles del primer gobierno de Trump. Muchos vendedores estadounidenses que importan de China dicen que estos juegos de manos les ponen en desventaja. Y si los aranceles empujan a Estados Unidos a una recesión, los consumidores buscarán ahorrar, un cambio que probablemente beneficie a los numerosos vendedores de Amazon de Shenzhen, quienes se especializan en productos baratos.
Además, los aranceles crean un fuerte incentivo para que los vendedores chinos intenten vender sus productos en otros lugares. Durante los dos últimos años, su gobierno ha estado instando a las empresas a chuhai, o globalizarse, y expandirse a África, América Latina y al centro y sudeste asiático.
Amazon introdujo un tipo distintivo de globalización que hizo posible el ecosistema de Shenzhen. Y a medida que los aranceles impulsen a China a globalizarse en el resto del mundo, este ecosistema, que depende de la plataforma y los datos masivos de Amazon para su supervivencia, puede abrir el camino. Por algo el gobierno chino ha colaborado estrechamente con Amazon durante los últimos 10 años.
El empuje global de los vendedores chinos también se beneficiará muy probablemente de los avances en inteligencia artificial, que permitirán a los fabricantes producir y gestionar más productos, traducir su publicidad a diferentes idiomas e investigar nuevos mercados extranjeros con más eficacia que nunca.
En el pasado, las interrupciones repentinas del sector del comercio electrónico global en China han acelerado la innovación. En Shenzhen, la suspensión masiva de cuentas de Amazon en 2021 sigue pareciendo un trauma activo. Un empresario que me habló de ello cuando le visité el verano pasado casi lloró. Pero también fue una razón clave por la que muchos comerciantes emigraron a Temu cuando empezó a invertir dinero en su expansión en Estados Unidos. Temu se lanzó en septiembre de 2022. A finales de 2024, los analistas calculaban que Temu había vendido más de 50.000 millones de dólares en productos, y Apple confirmó que la aplicación de Temu era la más descargada del año en los iPhone de Estados Unidos; según Similar Web, una plataforma de análisis de datos, en febrero de 2025, el sitio web de Temu en Estados Unidos recibió casi mil millones de visitas.
Luego está la decisión del gobierno de Trump de poner fin a una exención que durante mucho tiempo ha permitido a las empresas de comercio electrónico enviar paquetes por valor inferior a 800 dólares a Estados Unidos libres de impuestos. Aunque el cambio perjudicará a los vendedores en línea como Temu, que se especializan en la venta de productos baratos, la empresa se anticipó al cambio y ya había empezado a animar a los comerciantes a enviar envíos más grandes a almacenes en Estados Unidos, en lugar de vender directamente a los clientes. Esto está impulsando el crecimiento de las empresas chinas de logística de terceros, a menudo propiedad de amigos y parientes en Estados Unidos u operadas en asociación con ellos.
Así que quizá tenga sentido que tantos comerciantes de Shenzhen parezcan admirar a Trump como hombre de negocios, si no como líder. Su afecto, según tengo entendido, es complicado, ya que su admiración se ve ahora matizada por el disgusto ante su nuevo régimen arancelario. Algunos me dicen que la afición por Trump es sobre todo una broma. Pero muchos comparten la sensación de que, por dolorosos que sean a corto plazo, los aranceles acabarán por impulsar a China a asumir el lugar que le corresponde como líder mundial y faro de una nueva fase de la globalización que ya no se centra en Estados Unidos.
En Taobao, una plataforma de comercio electrónico nacional china, puedes comprar unaestatua de cerámica de Trump para atraer la buena suerte a tu negocio. El original se llama Xi Tian Dong Fo Tu Lan Pu: Trump, el Buda omnisciente de Occidente o Cielo Occidental. Ahora hay imitaciones en Amazon por entre45 y 50 dólares de tiendas con nombres como Nagelbag y DFGHJ. Con el camarada Trump a tu lado, o meditando solemnemente en tu salpicadero, el futuro que te espera es brillante.
The New York Times