Inflación y las tasas de interés
Frederich Bergés
Una de las funciones de los bancos centrales, y el de la República Dominicana no es una excepción, es contribuir a la reducción de la tasa de inflación. Para ello, con frecuencia, como parte de su accionar los bancos centrales acuden al incremento de su tasa de interés, con fines de reducir la inflación.
Esta estrategia es utilizada como parte del objetivo de perseguir lo que se denomina un aterrizaje suave sin provocar una recesión, que es uno de los grandes peligros de subidas de tipo de interés abruptos.
El aumento de los tipos de interés antes de que se agudice un proceso inflacionario es crítico.
Sin embargo, en muchas ocasiones esto por sí mismo no es suficiente ya que la inflación es también una respuesta a las condiciones del comercio global, las políticas fiscales y circunstancias internacionales imprevisibles como los casos de catástrofes naturales o conflictos bélicos.
La inflación definida como el aumento constante en los niveles de precios, es un componente natural de las economías de mercado pero que pueden constituirse en problemático cuando dichos procesos se aceleran, deteriorando el poder adquisitivo, sobre todo de los grupos más vulnerables. Acciones como el aumento de las tasas de interés pueden efectivamente frenar la inflación, pero si son implementadas sin el cuidado necesario pueden contribuir al desempleo y males peores.
En República Dominicana el Banco Central ha venido esforzándose en reducir las tasas de corto plazo como una respuesta a lo que percibe ha sido un control de la inflación y la conveniencia de estimular la economía.
Pero estas reducciones han chocado de frente con una devaluación más sentida del peso, que según la fuente Bloomberg ha perdido este primer trimestre del año un 3.41 % en relación con el dólar norteamericano.
Esta disyuntiva de devaluación de la moneda combinada con un escenario internacional que habrá de contribuir a una aceleración de la inflación presenta un reto de gran envergadura para nuestras autoridades monetarias.
Confiemos en que las experiencias acumuladas, sumadas la prudencia que deben destilar a las autoridades fiscales, permitan que el resto del presente año sea de un aterrizaje suave.
El Día