El sucesor de Pedro
Marisol Vicens Bello
Hay múltiples factores que hacen especial este cónclave que elegirá al sucesor de Pedro, primero que nada el indiscutible carisma del papa Francisco primer papa no solo de Latinoamérica, sino del continente americano, su compromiso con los más pobres y vulnerables, su especial conexión con los jóvenes, su apertura a las minorías que acogió con amor, y su valentía en enfrentar las denuncias de delitos sexuales cometidos por sus obispos, así como los de prevaricación de la curia romana, e imponer las sanciones correspondientes, todo lo cual provocó un repunte del liderazgo papal luego de 8 años de un papado más centrado en reforzar la doctrina de la Iglesia que en el pastoreo de las almas y ensombrecido por escándalos de abusos bajo un manto de impunidad.
Algunos recordarán la elección de Juan Pablo II en el año 1978 luego del súbito fallecimiento de Juan Pablo I poco tiempo después de su elección, otros quizás la de Paulo VI, pero eran noticias puntuales que llegaban de lejos publicadas por los corresponsales en la prensa escrita o difundidas limitadamente por radio y televisión, y aunque la mayoría sí recuerda la del papa Francisco en el año 2013 luego de la inesperada renuncia de Benedicto XVI, primera que se producía luego de más de seis siglos, el recuerdo es más por la sorpresa de su elección, pues las expectativas causadas por el cónclave celebrado fueron significativamente menores, quizás porque nadie imaginaba que el electo no sería ninguno de los cardenales considerados papables, ni un conservador, sino un cardenal argentino y jesuita que vendría a transformar la Iglesia.
El inusitado desarrollo de los medios de comunicación digitales aunado al interés que el pontificado del papa Francisco generó, ha volcado la atención del mundo desde que se anunció su fallecimiento en su legado, en su funeral y las masivas manifestaciones de tristeza por su partida, en las reuniones del Colegio Cardenalicio en preparación del cónclave cuyo inicio se marca pronunciando la orden “extra omnes”, que significa todos fuera. Sin embargo, lo que está sucediendo secretamente al interior de la Capilla Sixtina, aunque los cardenales electores estén bajo riguroso juramento de secreto y aislados del mundo, está siendo más que nunca seguido de cerca por todos los fieles de la Iglesia católica, los medios de comunicación, las redes sociales, y millones de personas en el mundo, católicas o no.
Elegir al sucesor de Pedro es la misión más importante que puede tener un prelado, proceso sometido a una gran rigurosidad y desconocido para los no expertos, y que una reciente película a pesar de ser ficción describió con gran maestría, y aunque entre los 133 cardenales hay división en cuanto a si debe primar la tradición y elegir un papa conservador más apegado a la rigurosidad teológica, o la línea más humanitaria y progresista, todo lo acontecido desde el 21 de abril ha dejado más que demostrado que haría bien la Iglesia en no desacelerar la apertura, la conexión directa, y el liderazgo unificador que encarnó el papa Francisco, capaz de convocar desde los máximos representantes de todas las religiones y países, hasta los más variados personajes de todas las razas y clases sociales.
Como dijera el papa Francisco en una entrevista: “Si Pedro se hubiera olvidado de su origen, hubiera traicionado al plan de Jesús. Hubiera fundado una élite. El pastor tiene que estar con las ovejas. Para eso es pastor”, ojalá que los cardenales al jurar y poner por testigo a Cristo Señor que los juzgará, de que su voto es dado a aquel que, según Dios, cree que debe ser elegido, recuerden las palabras con las que Jesús le pide a Pedro que pastoreara y apacentara a sus ovejas.
En este convulso panorama mundial ávido de un líder inspirador, necesitado de un discurso positivo que promueva el amor y no el odio, la misericordia y no la venganza, la humildad y no el fatuo, la unión y no la discriminación, la paz y no la guerra, que haga primar la justicia y sancionar los desvaríos, más que nunca se espera que el humo blanco que saldrá de la chimenea cuando se anuncie la elección del nuevo papa represente un mensaje de esperanza, de renovación, de reafirmación de la fe en Jesucristo y en su Iglesia, porque se haya elegido a quien realmente sea el más digno de calzar las sandalias de Pedro, y ser su sucesor.
El Caribe