La Reserva Federal tiene la última palabra

Ramón Núñez Ramírez

La Reserva Federal de los EE. UU. (FED) en su reunión del 6 de mayo decidió mantener sin cambios su tasa de interés de referencia en el rango 4.25-5.0%.

Con esa decisión se limita la posibilidad del Banco Central de cambiar a una política monetaria flexible que impulse una reducción de las tasas de interés, estimule la demanda agregada y supere la desaceleración económica.

La tasa de política de la FED establece un rango objetivo para la tasa de los fondos federales, que es la tasa a que los bancos se prestan entre sí a muy corto plazo, y por vía de consecuencia los mercados financieros y los bancos ajustan sus tasas en función de la FED.

La FED gestiona el nivel de liquidez con operaciones de mercado abierto para que la tasa de los fondos federales se mantenga dentro de su objetivo.

La Tasa de Política Monetaria (TPM) del BC, igual que la tasa de la FED, es un instrumento para estimular la economía o “enfriarla” para reducir la inflación; sin embargo, al igual que la FED, debe ir acompañado de un aumento o reducción de la liquidez.

¿Por qué si la FED no reduce su tasa de política afecta el grado de libertad de la política monetaria del BC?

En una economía abierta como la RD hay movilidad de capitales y la tasa de interés local debe ser competitiva frente a EE. UU., o de lo contrario se producen fuga de capitales.

Para un extranjero invertir en instrumentos en pesos (la inversión en cartera en 2024 alcanzó US$2,249 millones) o un dominicano con recursos e información, demandaría el rendimiento de los bonos del Tesoro de EU. UU. a 10 años (al 20 de mayo 4.48%) más el riesgo país medido por el EMBI de J. P. Morgan (Emerging Markets Bonds Index) (214 puntos básicos al 20 de mayo) más la depreciación anualizada al 20 de mayo fue de 1.26% y al 31 de marzo 7.0%.

Si ambos inversionistas estiman que la apreciación del mes de abril se mantendrá demandarían como mínimo una tasa de retorno sobre los instrumentos de 7.88%, pero si asumen una depreciación como la de marzo demandarían un retorno de 13.62%, lo más probable es que tomen la depreciación promedio de los últimos años de 3.0%, entonces aceptarían 9.62% como piso.

De hecho la tasa pasiva promedio ponderada de los certificados de depósitos es de 9.70%.

El BC no puede reducir su TPM actual (5.75%) y aplicar una política monetaria flexible pues corre el riesgo de una fuga o menor ingreso de capitales, aumentar el déficit externo y el tipo de cambio.

En un panorama con una desaceleración del crecimiento, la receta sería reducir la TPM e inyectar liquidez, pero el BC está haciendo lo contrario para mantener la apreciación del peso y anclar las expectativas inflacionarias.

En EE.UU. la inflación en abril aumentó 0.2% en relación a marzo, colocándose la anualizada en 2.4% (la meta es 2%) y la FED en su comunicado de mayo señaló que no hay prisa para iniciar los recortes, especialmente debido a la persistencia de la inflación y la incertidumbre económica, de hecho los mercados han ajustado sus expectativas y consideran la reducción de tasas podría iniciar en septiembre en lugar de junio. La FED tiene la última palabra.

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