Cangrejos y madrigueras

Carmen Imbert Brugal

La inmunidad parlamentaria establecida en la Constitución de la República permite que las curules se conviertan en refugio. Senadores y diputados están protegidos y solo la infracción flagrante afectaría la condición.

Existen legisladores vitalicios gracias al trabajo intenso en sus demarcaciones que no es filantrópico. Uno de ellos es el senador representante de La Vega. Importante ha sido el intercambio con el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Firme en sus convicciones y prevalido de la popularidad que exhibe y ofrece cada cuatro años, a quien la requiera, aprovechó una reprimenda del ministro para una catarsis que algún tormento debió producir en Palacio. Fascinante y divertida prueba de nuestra precaria institucionalidad. Desenfado validado por votos, astucia y experiencia.

El legislador, que inició su trayectoria en el Congreso como diputado -año 1994-, amante de la cantina y la cuchara, con torso desnudo provocó al ministro cuando mostró al público un apetitoso cangrejo guisado.

La captura del crustáceo está en veda hasta el 30 de junio -Decreto 6-18-. Alguien indujo al funcionario para que semanas después solicitara al senador “un mensaje público promoviendo el respeto a las normas ambientales y resaltando la importancia de preservar nuestras especies en veda”.

La reacción fue una implacable crítica al desempeño del ministro y la declaración de independencia. Pide a sus colegas abandonar la subordinación. Lo mejor ha sido la mención de la madriguera. “Vinimos de la misma madriguera que los que gobiernan el Poder Ejecutivo. No tenemos que postrarnos ante agresiones de esa naturaleza”.

Y así se desvanece la magia de mayo, con sus cábalas y devociones, con sus aguas para evitar males gástricos y garantizar juventud. Otros son los percances y pendientes mientras los efectos de una impertinente vaguada, además de ratificar las acuciantes deudas sociales, devela arrebatos de heroísmo que merecen reconocimiento entre la miseria ética que el imperio de las cloacas digitales impone.

El rescate de una niña, hundida en el fangal de una alcantarilla en Lavapiés-San Cristóbal- consagró como héroes a dos jóvenes que suplieron la irresponsabilidad de los encargados de hacerlo.

La hazaña fue una pausa necesaria para vislumbrar algo diferente a la cotidianidad política con su vaivén de contradicciones e incoherencias. Con esa interminable narrativa de aciertos difusos que atolondran y más cuando la mayoría sigue el decurso de la corriente.

Proyectos inconclusos, las redes dominando y atemorizando a la gobernanza trastabillante que cede cuando suenan los cornetines de las marchas y los presagios de huelgas.

La creatividad de los narcotraficantes continúa su despliegue y compite con la agresividad de las bandas que dominan en el territorio la distribución y venta de las sustancias controladas.

Asoma el fin del mes. Queda la conmemoración del magnicidio y la habitual cantilena regateando espacios en el altar de la patria.

La apuesta por la bandera blanca, para aquietar al consumidor de cangrejo, está en el aire. Sin olvidar que un senador está avalado por votos, un ministro por decreto y consumo es diferente a captura. Parece que los asesores jurídicos están en veda o convencidos de la inutilidad de sus consejos.

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