Relaciones con Haití están a un paso de normalizarse

Guarionex Rosa

La acredi tación del nuevo embajador haitiano ante el gobierno de Abinader, Fritz Longechamp, es un paso a la normalización de las relaciones entre los dos países tras cerca de tres años sin embajador residente, en medio de una crisis en su país que no tiene señales de solución.

Más bien, Longechamp se acredita en momentos en que se habla en Haití de que el Consejo Provisional que gobierna el país precariamente y asediado por una federación de bandas, tiene un plan “B” en la manga para trasladarse a Cabo Haitiano si la situación amenaza el Palacio Nacional.

Cabo Haitiano, que fuera la capital del país a pocos años de su independencia en 1804, cuando lo gobernaba el rey Christophe, mientras el general Pétion mandaba en el sur y Puerto Príncipe, cuenta con las instalaciones de aeropuerto internacional y puerto para cruceros y mercantes.

La federación de bandas llamada “todos juntos”, que dirige Jimmy Chérizier, conocido como Barbecue, no ha parado en su asedio al régimen haitiano, no obstante, la lucha que lleva a cabo la Policía Nacional de Haití, PNH, con el respaldo de una brigada de la Policía de Kenia y otros refuerzos. El régimen haitiano al parecer ha firmado un acuerdo con el empresario de la guerra Eric Prince, aliado del presidente Trump y jefe de la compañía Blackwater, que ha trabajado en varios países con mercenarios ocupados en asesinar terroristas, que es la calificación de las bandas de Haití.

Los Estados Unidos han evitado involucrarse directamente en una intervención en Haití y han evadido las presiones de la parte dominicana para que se comprometan a solucionar el tema haitiano a través de una coalición de países amigos. Con tantos mercenarios desempleados, Prince encontrará los suyos.

Con las fichas en movimiento, mientras se acreditaba el embajador Longchamp, los Estados Unidos anunció el nombramiento de Henry Wooster, con experiencia en Haití, como encargado de negocios interino, reemplazando como jefe de misión al embajador de carrera Dennis Hankins, quien se jubila.

Ya Prince acordó con el gobierno de Daniel Noboa, quien acaba de asumir un segundo mandato constitucional, un acuerdo para asesorar a las fuerzas armadas y a la Policía ecuatorianas en su lucha contra bandas armadas y narcoterroristas que han sembrado el caos en ese país.

La historia dice que las acciones de algún resultado contra regímenes establecidos en Haití han sido siempre orquestadas con el gobierno dominicano en plaza como en 1963, cuando exiliados haitianos encabezados por el general Cantave complotaron contra el régimen de Francois Duvalier con un éxito solo alarmista que le costó caro al régimen de Juan Bosch.

En 1983 el régimen de Jean Claude Duvalier denunció por los canales diplomáticos que se estaba gestando una invasión al territorio haitiano saliendo del puerto dominicano de Las Salinas y que lo encabezaba Bernard Zanzarick, un mulato haitiano cuya familia había sido diezmada por el régimen de su padre.

Fue un invento malicioso del régimen haitiano que puso nervioso al de Salvador Jorge Blanco y a su estado mayor militar. Tras un enorme despliegue militar que costó muchos millones de pesos se descubrió que todo había sido una charada del joven Duvalier y de su ministro de defensa Roger Lafontant, que alimentaba su paranoia.

Con el tema de Prince en los comentarios en torno a la situación de Haití, podría ser que las autoridades militares actuales y el propio régimen de Abinader se cuiden de emprender una acción de respaldo a la incursión de veteranos haitianos y mercenarios internacionales que al parecer ya están actuando. Y mucho menos, dejar pasar contrabandos de armas.

Recientemente The New York Times publicó un artículo sobre las tratativas de Prince en Haití adonde ya tendría drones en busca de dar un gran golpe como sería localizar y matar al líder de las bandas, Chérizier, Barbecue, responsable del secuestro de un grupo cristiano norteamericano.

En una situación volátil como la de Haití nada se podría descartar, como sería un apoyo indirecto con recursos militares y de logística al equipo de Prince, que es un señor de las armas y quien con la eliminación de las bandas en Haití daría una gran ayuda a su líder Trump sin involucrar soldados norteamericanos.

Listín Diario

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