¿Fin de la confianza? Alerta sobre la degradación fiscal de EE.UU. y sus impactos

Juan Temístocles Montás

En el contexto de guerra arancelaria, el nivel de endeudamiento de la economía estadounidense es cada día más preocupante ya que plantea riesgos considerables que, de no gestionarse adecuadamente, podría desencadenar una crisis económica profunda con impactos a nivel internacional de dimensiones impredecibles.

La deuda estadounidense supera los 36.2 billones de dólares, equivalente al 120% del PIB, nivel no visto desde la Segunda Guerra Mundial, esperándose que la situación se agrave ya que el déficit fiscal proyectado para este año es superior al 6% del PIB, sin que en lo inmediato se observe decisiones para cambiar el curso de la situación.

Al contrario, la situación está llamada a agravarse ya que se acaba de aprobar un paquete impositivo, promovido por Donald Trump, que reduce la carga fiscal a las grandes fortunas, da más incentivos al capital, y favorece desproporcionadamente al 1% más rico de los Estados Unidos, lo cual podría añadir hasta 3 billones de dólares al déficit fiscal en los próximos 10 años.

Desde los mercados, lo que se percibe es que el paquete impositivo de Trump agudizará las perspectivas de alza del déficit fiscal, que se reflejó de inmediato en un castigo a los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 30 años, cuya rentabilidad llegó a tocar el 5.15%, según Bloomberg, cotizando en el nivel más alto desde 2006. Con tasas de interés elevadas, el costo de refinanciar la deuda estadounidense se multiplica.

En 2025, el pago de intereses sobre la deuda estadounidense será alrededor de 973 mil millones de dólares, equivalente al 18.4% de los ingresos federales y al 3.2% del PIB. En los últimos 20 años el pago de intereses sobre la deuda prácticamente se ha triplicado.

El creciente costo del servicio de la deuda ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal del país. De hecho, varias agencias calificadoras (Standard and Poors, Fitch Rating y Moody’s) han rebajado recientemente la calificación crediticia de Estados Unidos por la preocupaciones sobre la capacidad del pais para gestionar su deuda y mantener la estabilidad fiscal.

La creciente deuda está obligando al gobierno a recortar partidas presupuestarias en educación, salud, infraestructura o a endeudarse aún más. El riesgo de esa situación es que puede conducir a una espiral de deuda-insolvencia, donde una porción creciente del presupuesto se dedica sólo a pagar intereses, generando desconfianza en los mercados.

Si los inversionistas perciben que Estados Unidos no tiene voluntad política de controlar su deuda, conducirá a que exijan mayores rendimientos para seguir financiándola o, peor aún, que dejen de comprar bonos. Eso le abriría la puerta a una crisis de confianza y una posible fuga de capitales, afectando el valor del dólar y aumentando la inflación.

El alto endeudamiento estadounidense no es sólo un problema contable. Es una señal de desajuste político, exceso de gasto sin respaldo productivo y deterioro en la calidad del liderazgo económico. De no cambiar de rumbo, el país podría verse atrapado en una crisis que combine inflación, estancamiento económico y pérdida de influencia internacional.

Una economía puede sostener deuda. Pero ninguna economía, ni siquiera la más poderosa del mundo, puede sobrevivir indefinidamente a la pérdida de confianza.

Una crisis de deuda en Estados Unidos sería un evento sistémico global, con consecuencias directas y severas para economías abiertas, dependientes y pequeñas como la República Dominicana. Prepararse implica diversificar riesgos, fortalecer la disciplina fiscal, y construir mayor autonomía económica.

Cabe tener siempre presente que Estados Unidos representa el 85% de las remesas que recibe la República Dominicana, entre el 40 y 45% del total de turistas que nos visitan, es el principal inversor extranjero y que casi el 60% de nuestras exportaciones va a ese país. Todo eso se vería afectado si se produce una crisis de deuda en Estados Unidos.

Un colapso del dólar o de los bonos del Tesoro, producto de la crisis de la deuda, afectaría la confianza global en el sistema financiero y dispararía la volatilidad. El Banco Central dominicano mantiene reservas en bonos del Tesoro: una caída en su valor afectaría la posición de reservas internacionales, lo que presionaría el tipo de cambio, generaría inflación importada y aumentaría el riesgo país.

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