Y solo importa Haití

Carmen Imbert Brugal

La decisión de enfrentar la infamia vertida a través de las cloacas digitales, produjo un efecto similar a la aplicación de ácido muriático para higienizar pozos sépticos. Y las principales voces están aquietadas. Quizás sea fugaz la mesura, pausa para rediseñar la fórmula que atemoriza y produce ganancias.

Sin necesidad de nuevas leyes ni de continuar la discusión sobre la pertinencia de un proyecto “mordaza” o permisivo, la normativa existente permite reconvención.

El avieso método, tan usado en campaña electoral y para mantener vigencia, ha torcido el rumbo. La práctica de financiar bots y alentar la ofensa urdida por especialistas en ciberinjuria, luego premiadas con cargos en las instituciones autónomas, ha tocado arcos prestos para el disparo de flechas envenenadas.

Y entre insultos y querellas, cifras que ratifican la indefensión de la infancia, las escuelas con deserción preocupante, la matrícula de estudiantes haitianos in crescendo, como consta en el “Informe de seguimiento y monitoreo, correspondiente al año 2024” realizado por la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad, el tema Haití retoma primacía conveniente.

El discurso del presidente en la apertura de los trabajos del Consejo Económico y Social-CES- provoca y preocupa. La convocatoria para reactivar a un adormecido CES fue uno de los doce compromisos asumidos en la reunión del presidente con los ex presidentes de la República, celebrada el 17 de mayo.

El exordio fue contundente, una alerta para la defensa, cuasi marcial. Atónitos algunos, convencidos otros, el mandatario habló de tiempos difíciles y de unidad nacional. “En tiempos difíciles, la grandeza de una nación se mide por su capacidad de encontrar unidad entre sus diferencias.” Otra vez el sempiterno empiece para enfrentar y solucionar problemas.

Vuelven al ruedo asuntos de seguridad, comercio binacional. Pierden fuelle las proclamas de blindaje fronterizo con las amenazas del crimen trasnacional, el tráfico de personas, armas, drogas.

Ahora será el debate en el CES que permitirá al gobierno revisión, pausa o implementación de propuestas.

¿Se suspenderá la ejecución de las “15 medidas para hacer frente a la migración irregular de haitianos a territorio nacional?” ¿Quedará en el olvido el Pacto de Nación por la crisis haitiana? ¿Cuál será la función del recién designado embajador de Haití en el país y cuál será su reacción después de la carta enviada al presidente y miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, firmada por el presidente y los expresidentes, con una advertencia atemorizante? “Sin el fortalecimiento urgente y eficaz de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, existe un riesgo real de que Haití sea completamente dominado por grupos terroristas como Viv Ansanm y Gran Grif y se convierta en un hub regional para el narcotráfico, el terrorismo y otros delitos transnacionales, con graves implicaciones para toda la región del Caribe y las Américas”.

Persisten las contradicciones ininteligibles, tan peligrosas como atrevidas. Continúa irrefrenable el trabajo de los traficantes de personas, indiferentes a los alardes de control. Las dudas se multiplican. El mito de Sísifo persigue todo lo concerniente a Haití. Es un continuo volver y un mientras tanto de incertidumbre.

Hoy

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