Cumbre de los BRICS en Río: bloque emergente busca mayor protagonismo global entre tensiones geopolíticas y ausencias clave

Río de Janeiro, Brasil – 6 de julio de 2025 – Con la ambición de reforzar su influencia en el escenario internacional y consolidarse como voz del Sur Global, los líderes de los BRICS se reúnen este domingo y lunes en Río de Janeiro.

El bloque, que nació en 2009 como una alianza de economías emergentes, ha evolucionado en los últimos años hasta convertirse en una plataforma clave para exigir reformas en las instituciones multilaterales y promover una cooperación alternativa al orden liderado por Occidente.

Según informa el diario El País, el grupo fundado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica amplió su membresía en 2023, incorporando a Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia e Irán como miembros plenos, además de sumar a Arabia Saudí en calidad de miembro aún no plenamente activo.

Esta ampliación, impulsada por China, ha incrementado el peso del grupo, que ahora representa casi la mitad de la población mundial y el 40 % del PIB global ajustado por paridad de poder adquisitivo.

A pesar de su peso económico y demográfico, los BRICS enfrentan desafíos internos significativos. El bloque es sumamente heterogéneo en términos políticos, culturales y económicos, y no cuenta con una carta fundacional que establezca una estructura institucional clara. Esto ha dificultado la articulación de objetivos comunes y ha limitado la eficacia de su acción colectiva, según destaca El País.

Una de las principales reivindicaciones de los BRICS es la reforma de las instituciones internacionales creadas tras la Segunda Guerra Mundial, como el Consejo de Seguridad de la ONU, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El grupo exige una representación más equitativa que refleje el peso actual del Sur Global y defiende el multilateralismo frente a un creciente unilateralismo por parte de Estados Unidos.

La cumbre de Río, sin embargo, ha quedado deslucida por varias ausencias significativas. El presidente chino, Xi Jinping, no asiste por primera vez en la historia del bloque y ha delegado en su primer ministro, Li Qiang.

Esta decisión, según analistas citados por El País, responde a una combinación de factores, entre ellos la intención de China de evitar un posicionamiento explícito en el actual contexto de tensiones internacionales, su descontento por la decisión de Brasil de no unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y su incomodidad ante el tratamiento preferencial que el gobierno brasileño ha otorgado a la India durante la cumbre.

Tampoco asisten el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, ni el mandatario egipcio, Abdelfatah al Sisi. En el caso del presidente ruso, Vladímir Putin, participa por videoconferencia desde Moscú, debido a la orden de arresto en su contra emitida por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en Ucrania.

Pese a las ausencias, el primer ministro indio, Narendra Modi, ha confirmado su presencia y sostendrá reuniones bilaterales con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien actúa como anfitrión.

Lula busca aprovechar la cumbre para reafirmar el protagonismo internacional de Brasil, como ya lo hizo al acoger la cumbre del G20 y en preparación para la COP30 sobre cambio climático, que se celebrará en noviembre próximo en la ciudad amazónica de Belém.

La agenda de la cumbre ha sido marcada por la necesidad de proyectar una imagen constructiva. Brasil ha planteado tres prioridades: la cooperación para erradicar enfermedades relacionadas con la pobreza y la desigualdad; la creación de mecanismos financieros para combatir el cambio climático; y el reconocimiento del valor económico de los datos utilizados para entrenar la inteligencia artificial.

“Queremos una agenda positiva que no suene antioccidental”, explicó Marta Fernández, directora ejecutiva del BRICS Policy Center, citada por El País.

Sin embargo, la actualidad internacional ha impactado directamente en el desarrollo de la cumbre. El reciente ataque conjunto de Israel y Estados Unidos contra objetivos iraníes representa la primera vez que uno de los miembros del bloque es víctima directa de una acción militar.

La respuesta oficial del grupo, aún en preparación, pondrá a prueba la capacidad de los BRICS para actuar con cohesión ante situaciones de crisis.

La guerra en Gaza, donde más de 55.000 palestinos han muerto según cifras difundidas por medios internacionales, también ha obligado a los diplomáticos a negociar cuidadosamente el lenguaje del comunicado final. Por otra parte, la inminente escalada arancelaria impulsada por el expresidente Donald Trump, que podría aplicarse en los próximos días, es otro factor que complica el panorama geopolítico.

La reciente expansión del grupo, con la incorporación de nuevos miembros y países asociados como Bolivia, Cuba, Kazajistán, Nigeria, Tailandia y Uzbekistán, ha generado también tensiones internas.

Brasil ha expresado su escepticismo respecto a una ampliación que, en su opinión, otorga excesivo protagonismo a China. Según Fernández, “con la ampliación, vemos más dificultad para alcanzar el consenso”, y destaca que Brasil sigue siendo el único miembro latinoamericano pleno, tras vetar el ingreso de Venezuela por consideraciones democráticas.

El discurso de Vladímir Putin durante la cumbre ha reafirmado el espíritu antiglobalización del bloque. Desde Moscú, el mandatario ruso declaró que “la globalización liberal está obsoleta” y propuso fortalecer la cooperación energética, logística y financiera entre los miembros, además de impulsar el uso de monedas locales en lugar del dólar.

La cumbre de Río refleja así el difícil equilibrio que enfrentan los BRICS: un bloque ambicioso, pero atravesado por contradicciones internas, diferencias estratégicas y un entorno internacional crecientemente polarizado.

La capacidad de sus miembros para articular una agenda común será clave para determinar si el grupo consolida su rol como actor influyente en la gobernanza global o queda limitado a una suma de voces diversas sin dirección compartida.

Con información de El País, Madrid.

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