“Rubby Pérez: Infinito” llena de emoción el Teatro Nacional en un tributo a su legado artístico

Santo Domingo, 12 julio. – La música de Rubby Pérez sigue resonando con fuerza en el corazón del público dominicano, a pesar de su trágica partida el pasado 8 de abril en el accidente del Jet Set.

Este viernes, el Teatro Nacional Eduardo Brito fue escenario de un sentido homenaje titulado “Rubby Pérez: Infinito”, el espectáculo que el propio artista preparaba para celebrar sus 50 años de trayectoria musical, y que, tras su fallecimiento, se convirtió en un acto de amor y memoria colectiva.

La noche estuvo marcada por la emoción, la nostalgia y la música de uno de los grandes exponentes del merengue. Bajo la dirección del maestro Manuel Tejada y con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, un elenco de 27 artistas nacionales e internacionales subió al escenario para interpretar los éxitos que definieron la carrera de Rubby Pérez y que hoy forman parte esencial del cancionero popular dominicano.

El concierto comenzó formalmente a las 8:40 de la noche, ante una sala completamente llena, con un momento impactante: un video generado con inteligencia artificial mostraba a Rubby Pérez interpretando el clásico «O sole mio», seguido de un minuto de aplausos en honor a las víctimas de la tragedia aérea. Esta apertura marcó el tono de una velada en la que la emoción estuvo presente en cada nota, cada verso y cada recuerdo.

Los primeros en tomar el escenario fueron Milly Quezada y Frank Ceara, quienes interpretaron en versión bachata el tema «No voy a llorar», con arreglos especiales de Manuel Tejada. «Vamos a celebrarlo. Rubby, te amo», exclamó Milly, generando una ovación inmediata del público.

A partir de ese momento, se sucedieron diversas interpretaciones de las canciones más emblemáticas de Rubby Pérez, adaptadas a distintos estilos, manteniendo siempre el espíritu original del artista. La energía del merengue se impuso con «Buscando tus besos», seguida por las interpretaciones de Joselito, quien emocionó con versiones de «Cobarde», «Contigo» y «Ave de paso».

Uno de los momentos más vibrantes de la noche llegó con la participación de Alex Bueno, quien interpretó «Pato robao», un clásico de finales de los años 70. Acto seguido, los potentes acordes de trompeta anunciaron «El africano», tema que popularizó Rubby Pérez durante su etapa con la orquesta de Wilfrido Vargas en los años 80.

En ese segmento, Los Hermanos Rosario y Miriam Cruz se unieron para ofrecer una interpretación colectiva de «Para que no me olvides», arrancando vítores y aplausos de una audiencia visiblemente conmovida.

Entre los artistas que formaron parte del homenaje también se encontraban Olga Tañón, Joseph Fonseca, Amaury Gutiérrez y las hijas del artista, Zulinka Pérez y Ana Beatriz Pérez, quienes aportaron una dimensión personal y emotiva al espectáculo. Cada artista, con su estilo y sensibilidad, logró recrear el espíritu de Rubby Pérez, manteniendo viva su esencia sobre el escenario.

Las canciones «Enamorado de ella», «Volveré» y «Sobreviviré» fueron entonadas por los asistentes con una mezcla de alegría y tristeza. Muchos de ellos, con pañuelos en la mano, se dejaron llevar por la intensidad emocional de la velada, que sirvió tanto como celebración de una vida artística excepcional, como acto de duelo colectivo.

“Rubby Pérez: Infinito” no solo honró la memoria del artista, sino que también demostró la permanencia de su legado en la cultura musical dominicana. Lo que estaba concebido como una celebración personal de sus 50 años en la música se transformó, por la fuerza de las circunstancias, en un concierto conmemorativo que quedará grabado en la memoria de los presentes.

El homenaje, organizado con meticuloso cuidado, fue además una muestra del respeto y la admiración que colegas y público sienten por la figura de Rubby Pérez. Su legado, caracterizado por una voz inconfundible, una pasión inagotable y una entrega absoluta a la música, fue elevado a través de cada interpretación de sus temas.

Al cierre del espectáculo, quedó en el ambiente una sensación de gratitud, de pertenencia y de continuidad. Rubby Pérez ya no está físicamente, pero su música, su estilo y su espíritu artístico siguen vivos. El público se despidió entre lágrimas y aplausos prolongados, confirmando que, como lo indica el título del concierto, Rubby es infinito.

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