El naufragio de Juanillo: el dramático testimonio de una sobreviviente y la continua búsqueda de desaparecidos

Verón, La Altagracia, 12 julio. «¿Será que este es mi final?» fue la frase que retumbó en la mente de María Casilda, una mujer oriunda de Santo Domingo, mientras luchaba por su vida en las oscuras aguas frente a la costa de Playa Juanillo, en Verón-Punta Cana, la madrugada del pasado viernes. Casilda fue una de las sobrevivientes del naufragio de una yola que intentaba llegar clandestinamente a Puerto Rico, y su relato pone rostro y voz a una tragedia que, una vez más, sacude a la República Dominicana.

Visiblemente afectada y aún en estado de conmoción, Casilda describió su experiencia como “una mala decisión” que casi le cuesta la vida. Advirtió a quienes estén considerando emprender una travesía similar que no se dejen engañar por la promesa de un mejor futuro que comienza con un viaje clandestino por mar.

“Eso se ve bonito de lejos, pero en el camino todo se complica”, expresó mientras recibía atención médica en el Hospital de Verón.

La embarcación, según su testimonio, se hundió con rapidez debido al exceso de pasajeros. “Había demasiadas personas. El capitán intentó dar la vuelta y acercarnos a la orilla, pero los motores se apagaron. La gente empezó a tirarse al agua y la yola se fue a pique”, narró con voz entrecortada.

En medio del caos, Casilda se aferró a lo que pudo. “Un compañero me lanzó un pote para flotar, pero tuve que soltarlo porque tenía gasolina y me estaba afectando. Luego vi a un joven con salvavidas, le pedí ayuda y me llevó hasta una boya. Desde ahí hice un esfuerzo hasta llegar a la orilla, donde un señor me ayudó a salir”, recordó.

Fue una de las primeras en ser rescatadas y la primera en alertar a las autoridades, aunque contó que otro sobreviviente se negó a hacerlo por temor a ser arrestado. Su decisión de denunciar y su lucha por sobrevivir estuvieron motivadas por una razón poderosa: su hija menor. “Me dije: mi hija me necesita”, confesó entre lágrimas.

Según explicó, el viaje había sido planeado con más de un mes de antelación, aunque ella se integró a la travesía solo una semana antes. No pagó por adelantado, aseguró, sino que acordó entregar el dinero una vez estuviera en territorio estadounidense. Su madre y su esposo estaban al tanto de sus intenciones.

La directora del Hospital de Verón, doctora Ivette Dip, confirmó que su centro ha atendido a un total de 17 personas rescatadas del naufragio, ocho de nacionalidad haitiana y nueve dominicanos.

Del grupo, cuatro permanecen en observación, dos han sido dados de alta y otros dos están ingresados en sala clínica. Entre ellos, una mujer con diagnóstico de diabetes tipo II y quemaduras en el tórax, y un hombre hipertenso que también presenta quemaduras. Los dados de alta sufrieron quemaduras superficiales leves y continúan su tratamiento de forma ambulatoria.

La gobernadora provincial de La Altagracia, Daysi de Óleo, se trasladó al hospital para supervisar la atención a los sobrevivientes. Durante su visita, conversó con el personal médico, verificó la aplicación de los protocolos de emergencia y se comprometió a canalizar apoyo institucional para las necesidades más urgentes del centro. Posteriormente, acudió también a Playa Juanillo, donde operan los equipos de búsqueda y rescate.

“Estamos aquí para asegurarnos de que estas personas, que vivieron una situación tan traumática, reciban la atención y el cuidado que merecen”, expresó la funcionaria.

Por su parte, el director de la Defensa Civil en la zona, Fernando Castillo, confirmó la recuperación de cuatro cadáveres y el rescate de 17 personas con vida, entre ellas un menor de edad. Las labores de búsqueda continúan intensamente por aire, mar y tierra, con apoyo de buzos, helicópteros, embarcaciones de la Armada Dominicana y otras entidades de socorro.

Según las declaraciones de varios sobrevivientes, la yola transportaba entre 40 y 50 personas. Por ello, la búsqueda se ha concentrado en un amplio perímetro que abarca la zona de Caletón, próxima a Cap Cana, donde se presume que podrían encontrarse otros cuerpos o posibles sobrevivientes.

“Contamos con los recursos necesarios y hemos ampliado el rango de búsqueda para dar con los desaparecidos”, indicó Castillo.

El naufragio de Playa Juanillo se suma a una larga lista de tragedias marítimas vinculadas a los viajes ilegales hacia Puerto Rico, que continúan siendo una vía de escape desesperada para muchas personas que buscan mejorar sus condiciones de vida. En este caso, como en tantos otros, la combinación de embarcaciones precarias, sobrecarga y condiciones climáticas adversas resultó en una tragedia que deja a familias desgarradas y a una nación una vez más enfrentada a su realidad migratoria.

Mientras las autoridades continúan la búsqueda, la historia de María Casilda emerge como un símbolo de supervivencia, pero también como un llamado de alerta ante el drama humano que se esconde tras cada intento fallido de alcanzar la orilla de un sueño.

Fuente: Diario Libre

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