El legado de Fello Suberví, un líder solidario y visionario
Rafael Díaz Filpo
La partida reciente de Rafael “Fello” Suberví Bonilla deja un vacío profundo en el corazón del pueblo dominicano, especialmente entre quienes lo conocimos y compartimos con él en la esfera pública y privada. Exalcalde de la capital, dirigente político ejemplar y amigo incansable de las bases del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
La casa de Fello Suberví siempre fue conocida como la casa de los perredeístas. Sus puertas permanecían abiertas para todos, desde los líderes más destacados hasta los militantes más humildes. Era el lugar donde se buscaban soluciones, se mediaban conflictos y, sobre todo, se encontraba la calidez humana de quien siempre supo escuchar y apoyar a sus compañeros.
Junto al inolvidable José Francisco Peña Gómez, Fello desempeñó un rol crucial en la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internos del PRD. Fue mediador por naturaleza, impulsado siempre por la convicción de que la unidad y la armonía interna eran esenciales para el bienestar del partido y del país.
Como alcalde del Distrito Nacional, Fello Suberví se destacó por su visión innovadora. Fue él quien inició la construcción del primer elevado urbano en Santo Domingo, desde la intersección de las avenidas Duarte con París hasta el sector del Huacalito, marcando el punto de partida para una transformación progresiva de la movilidad en la capital. Esta obra pionera, realizada con los limitados recursos del cabildo, sentó las bases de un nuevo modelo de infraestructura vial que años más tarde sería ampliado por los gobiernos centrales, especialmente durante la presidencia de Leonel Fernández. A Fello le corresponde el mérito de haber sido el precursor de los elevados en Santo Domingo, en una época donde la inversión municipal era escasa y las soluciones urbanas requerían creatividad, determinación y voluntad política.
Desde el gobierno local, ejecutó obras emblemáticas como el bulevar peatonal de la avenida Winston Churchill con el “Paseo de las Estrellas”, y la fuente musical del Malecón, famosa por su coreografía acuática al ritmo de la música, similar a la de Barcelona. También impulsó la creación y remodelación de numerosos parques en todo el Gran Santo Domingo.
Uno de los aspectos más notables de su gestión fue el establecimiento de escuelas de formación comunitaria en distintos sectores de la ciudad. Esta iniciativa reflejaba su firme creencia en la educación como motor de desarrollo social. Siempre preocupado por mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, Fello trabajó incansablemente por llevar progreso y oportunidades a los barrios más vulnerables.
Fello Suberví fue también un defensor firme de la descentralización y de una justa asignación presupuestaria para los ayuntamientos. Fue uno de los principales impulsores de la lucha por que los gobiernos locales contaran con los recursos necesarios para responder a las necesidades comunitarias. Este legado debe ser honrado por las generaciones presentes y futuras, así como su firme apoyo al fortalecimiento de la democracia a través de los partidos políticos.
Tuvo también un importante paso por el Congreso Nacional, donde fue electo diputado por el Distrito Nacional. Desde esa curul, defendió con energía los intereses de la capital y promovió iniciativas a favor del desarrollo urbano y social. Su formación jurídica y su experiencia como dirigente político le permitieron ser una voz de peso en los debates legislativos de su tiempo.
Durante el gobierno del presidente Hipólito Mejía, Fello Suberví fue designado Ministro de Interior y Policía, donde impulsó políticas de fortalecimiento institucional y respeto a la institucionalidad democrática. Apostó por una mejor coordinación entre las autoridades locales y las instancias policiales, promoviendo programas de seguridad comunitaria y modernización de la gestión municipal.
En su paso posterior por el Ministerio de Turismo, continuó apostando al desarrollo urbano como estrategia de promoción turística. Impulsó la rehabilitación de espacios públicos, la recuperación de zonas emblemáticas del Distrito Nacional y fomentó el turismo cultural en la ciudad, con una visión que integraba tradición, modernidad y sostenibilidad.
En lo personal, tuve el honor de presidir la Sala Capitular del Distrito Nacional durante su gestión como alcalde, entre 1996 y 1998. Juntos recorrimos innumerables barrios de Santo Domingo, escuchando directamente las necesidades de la gente y buscando soluciones concretas. Fello siempre demostró un espíritu conciliador, abierto al diálogo y respetuoso de todas las voces, sin importar diferencias partidarias.
Hoy, recordando su vida y obra, no puedo más que expresar mi profunda gratitud por su amistad, por su sencillez ejemplar y por la generosidad con la que siempre actuó. Rafael “Fello” Suberví Bonilla no solo fue un líder político notable; fue, ante todo, un ser humano excepcional, cuyo legado permanecerá vivo en la memoria colectiva de nuestro pueblo.
Descansa en paz, querido amigo.