Hiroshima y Nagasaki: hace 80 años, el horror nuclear llegó a Japón

Por Hannah Beech

Reportando desde Hiroshima, Japón

The New York Times

Los únicos bombardeos atómicos del mundo fueron realizados por Estados Unidos y devastaron ambas ciudades japonesas.

Las fotos son en blanco y negro, pero por una vez no se trata de una completa distorsión de la realidad. Cuando Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, dos ciudades japonesas quedaron instantáneamente privadas de color y vida. Tras los únicos ataques nucleares del mundo, lo que más quedó fueron tonos de un terrible gris.

Un reloj en una pared marca las 8:10.
Los relojes de Hiroshima se pararon cuando estalló la bomba.Credit…Eiichi Matsumoto/The Asahi Shimbun, vía Getty Images
Un paisaje urbano desolado y carbonizado, con algunas pequeñas estructuras visibles aquí y allá.
Hiroshima, unos días después del bombardeoCredit…Mitsugi Kishida, cortesía del Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
Un grupo grande de personas está reunido en una calle de la ciudad que parece haber sido bombardeada. Varias de ellas están sentadas en el suelo.
Una foto tomada en Hiroshima el día del bombardeo muestra a personas recibiendo primeros auxilios, a poco más de un kilómetro y medio de la zona cero.Credit…Yoshito Matsushige, vía Everett/Shutterstock

Hiroshima y Nagasaki se carbonizaron. Se desintegraron. Las personas y los gorriones y las ratas y las cigarras y los fieles perros —todo lo que estaba vivo un nanosegundo antes de que las nubes en forma de hongo estallaran en el cielo azul— explotaron y luego se evaporaron. Ellos fueron los afortunados.

En Hiroshima, unas 140.000 personas perecieron para finales de año. En Nagasaki, sucumbieron unas 70.000. Decenas de miles de las víctimas eran niños.

Varios niños yacen en la plataforma trasera de un pequeño camión. La cara de uno de ellos está completamente vendada. Alrededor del camión hay varios adultos con gorras militares.
Niños en Hiroshima, cuatro días después del lanzamiento de la bombaCredit…Hajime Miyatake/The Asahi Shimbun, vía Getty Images
Una bandera de la Cruz Roja izada delante de un edificio que parece haber sido bombardeado.
Una escuela primaria se utilizaba como puesto de socorro unos dos meses después del bombardeo.Credit…Shunkichi Kikuchi, cortesía de Harumi Tago
Un hombre con un brazo gravemente quemado está echado de lado en una cama, con la cabeza vendada.
Un hombre en un hospital militar de Hiroshima en octubre de 1945Credit…Shunkichi Kikuchi, cortesía de Harumi Tago

No hay fotos de las consecuencias inmediatas del bombardeo, al menos no a escala humana. Sin embargo, para los sobrevivientes, las imágenes de aquellos momentos nunca se desvanecieron. Formas humanas se tambaleaban con tiras de carne colgando de sus cuerpos. Los globos oculares pendían de las cuencas. En todas partes, la gente gritaba pidiendo agua para enfriar sus gargantas ardientes. En Hiroshima, se arrojaron al río, que se retorció con su tormento hasta que la muerte los liberó.

Quienes sobrevivieron a aquel primer día encontraron poco alivio. Las moscas ponían huevos en las quemaduras, luego los gusanos nacían, una señal perversa de que la vida continuaba. Los familiares utilizaban palillos para eliminar las infestaciones, pero la mayoría de las víctimas murieron. El mayor peligro era la radiación, que no podía percibirse de ninguna forma. Personas que parecían estar bien días después del bombardeo, de repente se desplomaban y morían.

Un hombre de pie en un campo de escombros observa el casco de un edificio abovedado a poca distancia.
Un campo de escombros frente al casco de un edificio en HiroshimaCredit…Stanley Troutman, vía Associated Press
Una mujer sentada con quemaduras graves, vista desde atrás. Tiene quemaduras en la espalda y el brazo.
El calor de la bomba quemó un dibujo de kimono en la piel de esta mujer.Credit…Gonichi Kimura, cortesía del Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
Cuatro personas caminando por un puente de ferrocarril deformado.
Un puente dañadoCredit…Hajime Miyatake/The Asahi Shimbun, vía Getty Images

Sobrevivir a menudo significaba tener quemaduras que formaban queloides insoportables u órganos internos que acababan invadidos por el cáncer. Para muchos de los que sobrevivieron, siguieron décadas de estigma. Ser un hibakusha, como se conoce a los sobrevivientes del bombardeo atómico, era vivir como un ejemplo del horror nuclear. Las perspectivas de matrimonio se marchitaban. A los sobrevivientes les preocupaba transmitir la enfermedad a la siguiente generación.

Nadie comprendía aún el alcance total de lo que significaba destruir e irradiar dos ciudades, para la gente o para la tierra. ¿Qué implicaba vivir envenenado por la radiación? ¿O comer de una planta que crecía en el suelo tóxico? ¿Quién cuidaría de los niños que habían perdido a sus padres? ¿Quién reconstruiría estas ciudades perdidas?

Un grupo grande de personas, en su mayoría niños, reunidas alrededor de un fuego, inclinándose para calentarse las manos.
Personas sin hogar, en su mayoría niños, calentándose las manos en las afueras de Hiroshima tras el final de la guerra.Credit…Alfred Eisenstaedt/The LIFE Picture Collection, vía Shutterstock
Una fruta redonda que cuelga de una rama tiene una mancha de decoloración.
Una naranja quemada por el lado que daba a la explosión nuclearCredit…Shunkichi Kikuchi, cortesía de Harumi Tago
Una vista a gran altitud de la cuadrícula de una ciudad atravesada por un río.
Una vista aérea de la destrucción en Hiroshima. Se cree que el puente en forma de T del centro fue el objetivo del bombardero estadounidense.Credit…George Silk/The LIFE Picture Collection, vía Shutterstock

Mirar las fotografías de Nagasaki e Hiroshima después de los bombardeos, especialmente las tomadas desde el cielo, es un ejercicio de sustracción y abstracción. Casi no hay nada.

Más que la ausencia o el tenue contorno de la humanidad, lo que está grabado a fuego en la conciencia colectiva es el terror que puede provocar un hongo nuclear. Sin contexto, las esponjosas nubes blancas de una bomba atómica, ondeando como ovejas flotantes, podrían parecer inofensivas. Pero ahora sabemos que significan la aniquilación, no por la naturaleza, sino por la humanidad.

Una nube en forma de hongo sobre un puente
El hongo nuclear sobre Nagasaki, Japón, el 9 de agosto de 1945Credit…Hiromichi Matsuda, vía Shutterstock
La silueta de una escalera y una persona en el lateral de una casa
El destello de la bomba dejó la silueta de una escalera y una persona en una casa de Nagasaki.Credit…Eiichi Matsumoto/The Asahi Shimbun, vía Getty Images
Un niño parece gritar de dolor mientras es atendido por personal médico.
Un niño es tratado en Nagasaki.Credit…Yasuo Tomishige/The Asahi Shimbun, vía Getty Images

El bombardeo de Hiroshima a las 8:15 a. m. del 6 de agosto fue descrito por los estadounidenses como un mal necesario para acabar con la agresión bélica de Japón y poner fin a la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más sangriento de la historia. La detonación también anunció a la Unión Soviética que la ciencia estadounidense se había impuesto en la carrera nuclear. Pero es más difícil, dicen algunos, defender el segundo bombardeo de Nagasaki tres días después. Ciudad con una de las mayores poblaciones cristianas de Japón, Nagasaki había atraído durante mucho tiempo a extranjeros a su puerto. Ahora, la ciudad, al igual que Hiroshima, es conocida en el mundo principalmente por haber sido elegida por los estadounidenses para un ataque nuclear.

Hace ochenta años, Hiroshima y Nagasaki ardieron a causa de la bomba. Ardieron por los incendios que provocó la bomba. Y ardieron por las cremaciones masivas que mantuvieron el fuego vivo hasta que se purificaron todos los huesos.

El 15 de agosto, Japón se rindió. La sangrienta marcha del imperio japonés por Asia había terminado. Pero el impacto sobre la población civil perduró, tanto en los países que las Fuerzas Armadas Imperiales Japonesas habían invadido como en casa, donde el apocalipsis nuclear había llegado dos veces.

Escombros bajo un arco en lo que parece ser una iglesia
Las ruinas de una catedral en Nagasaki tras el bombardeoCredit…Yasuo Tomishige/The Asahi Shimbun, vía Getty Images

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Un álbum de fotos entre los escombros
Un álbum de fotos entre los escombros en NagasakiCredit…Bernard Hoffman/The LIFE Picture Collection, vía Shutterstock
Unas personas observan cómo arde una hoguera.
Una cremación en Nagasaki en septiembre de 1945Credit…Eiichi Matsumoto/The Asahi Shimbun, vía Getty Images

Lo que quedó de Nagasaki e Hiroshima no fueron simplemente vastos cementerios de escombros, sino la fuerza de los sobrevivientes, quienes empezaron a reconstruir sus vidas y luego sus ciudades.

Fumiyo Kono, de 56 años, escribió una exitosa serie de manga sobre la guerra, que dio lugar a una película de éxito, un programa de televisión y un musical de teatro. Aunque nació bastante después, incluso pensar en aquel día en que Hiroshima fue bombardeada, dijo, le causaba un malestar físico. No podía soportar los viajes a un museo conmemorativo de las víctimas. No sabía qué hacer.

“Quizá algún día la respuesta salga de tu corazón”, dijo, sobre cómo procesar la devastación de su ciudad natal.

Lo único que pudo hacer fue dibujar: un hongo nuclear, una familia y una historia que se desarrolla a partir de ello.

Un hombre camina por un camino de tierra bordeado de casas de madera total o parcialmente destruidas.
Después del bombardeo de NagasakiCredit…Bernard Hoffman/The LIFE Picture Collection, vía Shutterstock
Una mujer vestida con kimono y con una venda alrededor de la cabeza se encuentra junto a un niño. Cada uno sostiene una bola de arroz.
Una mujer y un niño con bolas de arroz en Nagasaki al día siguiente del bombardeoCredit…Yosuke Yamahata, vía Everett/Shutterstock
Una estrecha carretera serpentea a través de una escena de destrucción total.
Las secuelas en NagasakiCredit…

The New York Times

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