Semiótica de los apagones en tiempos del PRM
Leonel Fernández
En el gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), los apagones han encontrado un nuevo nombre o forma de designación. Ahora algunos les llaman “controles de abastecimiento”; otros, “ajustes temporales”; y no faltan quienes prefieren el de “cortes en circuitos con sistemas ineficientes”.
Obviamente, se trata de un juego del lenguaje que procura ocultar lo que para el pueblo es más que evidente: que las tinieblas que en estos momentos oscurecen todo el territorio nacional solo tienen un nombre de carácter incontrovertible. Se llaman, pura y simplemente, apagones.
Así es. Pero ocurre que la opacidad no está tan solo en la semántica que los designa, sino también en las causas que los motivan. Por un lado, en sectores oficiales se atribuye la causa de los apagones a tres razones fundamentales: primero, a que se ha producido una mayor demanda eléctrica como resultado de la actual ola de calor; segundo, a la salida de plantas que requieren mantenimiento; y tercero, al efecto del sargazo en instalaciones de generación que utilizan agua de mar para su enfriamiento.
En otros ámbitos del actual gobierno del PRM, la causa principal se encuentra en el fraude eléctrico. En virtud de esa acción dolosa, habría 800 mil usuarios conectados en forma ilegal, lo que representa una pérdida de al menos 900 millones de dólares.
Donde ha habido unidad de criterio en los círculos gubernamentales es en la necesidad de suspender el suministro eléctrico (apagones), para garantizar mayor sostenibilidad y eficiencia en el sistema.
En la lógica gubernamental, lo que quiere decirse es que, para tener mayor disponibilidad de energía eléctrica, hay que incrementar los apagones hasta lograr que los malapaga cumplan con su obligación ciudadana.
Las tinieblas que en estos momentos oscurecen todo el territorio nacional solo tienen un nombre de carácter incontrovertible. Se llaman, pura y simplemente, apagones.
Las tinieblas que en estos momentos oscurecen todo el territorio nacional solo tienen un nombre de carácter incontrovertible. Se llaman, pura y simplemente, apagones.ARCHIVO/LD
Aquí habría que hacerle a las autoridades del actual gobierno la siguiente pregunta: ¿qué tiempo se requeriría para hacer efectivo el cobro a los usuarios irregulares?
A decir verdad, no se sabe. Por consiguiente, en ese contexto, habría que suponer que los apagones continuarán por tiempo indefinido.
Contradicciones confusas
Dentro de las propias filas del gobierno hay quienes no creen que la suspensión del abastecimiento de la energía eléctrica, como eufemísticamente les gusta decir, provenga de la falta de cumplimiento en el pago de los usuarios, sino de que las plantas de generación deben ser sometidas periódicamente a mantenimiento.
Pero, después de que durante épocas superadas se atribuían los apagones a chichiguas o capuchines que quedaban empantanados en las redes eléctricas, ahora ha surgido la más original y creativa explicación en los últimos tiempos.
Los apagones se deben a la superabundancia de algas marinas generadas por el cruce de las cuatro corrientes oceánicas del Mar de los Sargazos, por más garciamarquiano que parezca. Las hemos visto en las playas turísticas del país y hemos sabido que se han encontrado formas para controlarlas.
De hecho, se ha informado que las que aparecieron en torno a la Central Termoeléctrica Punta Catalina fueron recolectadas en un operativo llevado a cabo por la empresa SOS Carbón, de origen nacional, en colaboración con la Armada Dominicana.
A diferencia de las playas, donde el sargazo hay que retenerlo a distancia de extensos kilómetros de costa, en el caso de Punta Catalina la solución es más simple, ya que abarca menos espacio y existe la tecnología patentada para convertir embarcaciones locales en recolectores que permiten retirarlo.
¿Cómo es que, teniéndose conocimiento en el gobierno de esa tecnología, no se tomaron medidas preventivas, permitiendo que el sargazo llegara hasta el extremo de afectar el sistema de enfriamiento de Punta Catalina I, poniéndola fuera de servicio?
Solo Dios lo sabe
Ahora bien, por cualquiera de las causas o razones enunciadas como responsables de los apagones, lo que resulta claro es que hogares, empresas, centros educativos y de salud resultan severamente afectados, al tiempo que las facturas se colocan por las nubes.
De igual manera, resulta incomprensible que el sistema eléctrico nacional vaya a transformarse en uno eficiente, confiable y sostenible, sobre la base de tener un programa de “control de abastecimiento, ajustes temporales y cortes en circuitos con mecanismos ineficientes”.
Frente a la multiplicidad de causas esgrimidas, contradictorias entre sí, lo que el pueblo desea es simple y llanamente que el actual gobierno del PRM cumpla con algo básico y esencial: ponerle fin a los apagones.
Futuro luminoso
Luego de aprobarse la Ley 141-97, sobre Reforma de la Empresa Pública, se produjo un incremento sin precedentes en la capacidad de generación eléctrica en nuestro país. Parecía que el imperecedero problema del suministro eléctrico quedaría resuelto.
Lamentablemente, no ha sido así. Ha habido, sobre todo durante los últimos cinco años, falta de planificación y de una visión estratégica para enfrentar los problemas que impiden el debido funcionamiento del suministro eléctrico en la República Dominicana.
En la actualidad, nuestro sistema cuenta con una capacidad instalada de 6,712 megavatios. Eso no significa que toda esa energía esté disponible para ser despachada. Aun así, existe suficiente reserva para suplir la demanda de 4,000 megavatios que se alcanzó en estos tiempos de altas temperaturas y aumento del consumo.
Durante los últimos cinco años, las pérdidas en el sector eléctrico aumentaron del 27.3% en 2019 a más del 40% en mayo de 2025. A eso se le suma un déficit financiero cercano a los 1,500 millones de dólares.
El gobierno no ha carecido de recursos para realizar las inversiones requeridas en la ejecución de un programa de reducción de pérdidas, en la mejora de redes de distribución, en la compra y colocación de medidores y en la adquisición de transformadores.
Durante su gestión de gobierno, el PRM ha logrado la concertación de varios préstamos multimillonarios con el Banco Mundial, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, por más de 700 millones de dólares.
A pesar de todo, los apagones, o como quiera llamárseles, siguen sumiendo en la oscuridad al pueblo dominicano, que no encuentra energía para trabajar, ni sosiego para descansar.
Listín Diario