Gabriela Gómez Estévez dirige una noche de excelencia sinfónica con Luosha Fang como solista invitada
Santo Domingo, 17 de septiembre de 2025. Esta noche, la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana presentará un programa de alta exigencia técnica y expresiva bajo la batuta de la directora dominicana Gabriela Gómez Estévez, en un concierto que también contará con la participación de la violista y violinista Luosha Fang como solista.
La velada incluirá obras de Antonín Dvořák, Béla Bartók y Piotr Ilich Chaikovski, y se llevará a cabo en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, a partir de las 8:30 de la noche.
Gabriela Gómez Estévez, reconocida por su carrera internacional como intérprete y directora, actualmente se desempeña como profesora adjunta y directora de orquestas en la Universidad de Cornell, en Nueva York.
Su formación incluye un doctorado en Artes Musicales con especialización en Dirección Orquestal y una maestría en Interpretación de Flauta de la Universidad Estatal de Luisiana, así como una licenciatura del Berklee College of Music. Gómez Estévez ha sido una defensora activa de la música nueva y de la inclusión de repertorios diversos en las salas de concierto.
En 2023 recibió el Premio James Conlon de Dirección en el Festival y Escuela de Música de Aspen, donde fue invitada nuevamente para 2024. Ese mismo año debutó con la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana.
Su carrera incluye presentaciones en España, Panamá, Luisiana, Nueva York, San Francisco, Boston y su natal Santo Domingo. Además, ha realizado giras con las orquestas de Cornell, con un cierre destacado en el Jordan Hall del Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston.

Luosha Fang, solista invitada
La solista invitada será Luosha Fang, violista y violinista nacida en China y residente en Estados Unidos. Fang hizo su debut como solista a los ocho años con el Concierto para violín n.º 3 de Mozart y a los dieciséis se trasladó a Estados Unidos con una beca para estudiar en el Conservatorio de Música del Bard College, donde se graduó en violín y estudios rusos.
Posteriormente, asistió al Curtis Institute of Music y en 2016 ingresó a la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid para estudiar viola. Desde 2019 es profesora de violín y viola en el Bard College. Actualmente, interpreta un violín Pietro Guarneri de 1734 y la viola Josefowitz de Andrea Guarneri, fabricada en 1690.
El concierto abrirá con la Obertura Carnaval, Op. 92, del compositor checo Antonín Dvořák, escrita en 1892 como parte de un tríptico titulado «Naturaleza, vida y amor», junto a las oberturas En el reino de la naturaleza y Otelo.
Esta pieza, compuesta justo antes de que Dvořák partiera a Nueva York para dirigir el Conservatorio Nacional de Música, ha sido descrita como una representación sonora de la llegada de un viajero solitario a una ciudad en plena celebración de carnaval.
El ritmo inicial, marcado por un motivo sincopado, crea una atmósfera festiva y ruidosa, que luego da paso a una sección lírica protagonizada por la flauta y el corno inglés, ofreciendo un contraste melancólico antes del regreso al bullicio final.
A continuación, se interpretará el Concierto para viola y orquesta, Sz. 120, de Béla Bartók, compuesto en los últimos meses de su vida mientras enfrentaba una leucemia terminal. La obra fue un encargo del virtuoso escocés William Primrose, quien solicitó un concierto sin restricciones técnicas para la viola.
Al fallecer en 1945, Bartók dejó la obra inconclusa, en forma de bocetos, y fue su amigo y colega Tibor Serly quien se encargó de completarla. El concierto fue estrenado en 1949 y ha llegado a formar parte fundamental del repertorio de viola.
Su estructura, menos convencional, se presenta como una secuencia de movimientos: un primer movimiento en forma de sonata, seguido por un movimiento lento y un final rápido que adopta características de rondó.
La obra representa tanto una expresión del virtuosismo requerido por Primrose como una última manifestación de la voz creativa de Bartók, quien no vivió para ver el reconocimiento que su música alcanzaría décadas después, situándose junto a los nombres de Stravinsky y Schoenberg como una figura esencial de la música moderna.
Tras el intermedio, el programa culminará con la Sinfonía n.º 2 en Do menor, Op. 17, de Piotr Ilich Chaikovski, una obra compuesta en 1872 y revisada en 1879. Esta sinfonía, conocida como la «Pequeña Rusia» por el uso de melodías populares ucranianas, refleja uno de los pocos acercamientos cordiales entre Chaikovski y el grupo de compositores nacionalistas rusos conocido como «Los cinco».
Aunque Chaikovski no compartía plenamente la estética nacionalista de este grupo, en esta sinfonía adoptó elementos que impresionaron incluso a Rimsky-Korsakov. Las melodías utilizadas fueron recopiladas durante una estancia en la casa familiar de Kamenka, donde Chaikovski escuchó a campesinos cantar temas populares ucranianos.
El primer movimiento se abre con un solo de corno basado en la canción «Down by Mother Volga», y el Allegro vivo que le sigue transforma un fragmento del tema en un patrón de acompañamiento. El segundo movimiento, Andante marziale, fue originalmente parte de una ópera inacabada del compositor titulada Undine.
El final de la sinfonía, influido por el modelo del último movimiento de la Primera Sinfonía de Beethoven, desarrolla gradualmente su tema principal hasta alcanzar un clímax orquestal marcado por un golpe de tam-tam y una conclusión enérgica, basada en la melodía popular ucraniana «La Grulla».
Este concierto representa no solo una noche de disfrute estético, sino también un acontecimiento cultural relevante. Gabriela Gómez Estévez, al frente de la Sinfónica Nacional, continúa consolidando una carrera que une excelencia artística con una visión pedagógica y curatorial comprometida con la representación de la música latinoamericana y, particularmente, dominicana.
Su labor investigativa, que incluye la recuperación del legado de compositoras dominicanas como Margarita Luna García, complementa su actividad como intérprete y directora, y la posiciona como una de las figuras emergentes más completas de la dirección orquestal contemporánea.
Por su parte, la participación de Luosha Fang añade a la velada un nivel de virtuosismo que, combinado con la exigencia técnica del concierto de Bartók, permitirá al público presenciar una de las obras más complejas y emocionalmente densas del repertorio moderno.
Fang, con su trayectoria académica e interpretativa en los principales centros musicales de Estados Unidos y Europa, aporta además una lectura personal e intensa de una obra que demanda tanto precisión técnica como profundidad interpretativa.